9906066v2 [physics.ed-ph] 4 Jul 1999

MECANICA DE SISTEMAS CONTINUOS ... 120. Estudiantes colaboradores: Eri Mena (1) Julio Lo´pez (2,3) Alberto Ju´arez (4) Mario Ranfer´ı Guti´errez (5-8)...

31 downloads 452 Views 705KB Size
arXiv:physics/9906066v2 [physics.ed-ph] 4 Jul 1999

Los Alamos Electronic Archives: physics/9906066

IFUG La verdad os har´a libres ´ ´ CURSO: MECANICA CLASICA EDITOR: HARET C. ROSU [email protected]

a

a

p

dp dt

(r) V

curso de maestr´ıa (graduate course)

c 1999 H.C. Rosu Copyright Le´on, Guanajuato, M´exico v1: Junio de 1999. 1

INDICE DE CONTENIDO

1. LOS PRINCIPIOS DE MINIMO ... 3. 2. MOVIMIENTO BAJO FUERZAS CENTRALES ... 20. 3. CUERPO RIGIDO ... 34. ˜ 4. OSCILACIONES PEQUENAS ... 55. 5. TRANSFORMACIONES CANONICAS ... 73. 6. PARENTESIS DE POISSON ... 83. 7. LAS ECUACIONES DE HAMILTON-JACOBI ... 86. 8. VARIABLES ACCION-ANGULO ... 94. 9. TEORIA CANONICA DE PERTURBACIONES ... 101. 10. INVARIANTES ADIABATICOS ... 116. 11. MECANICA DE SISTEMAS CONTINUOS ... 120. Estudiantes colaboradores: Eri Mena (1) Julio L´ opez (2,3) Alberto Ju´arez (4) Mario Ranfer´ı Guti´errez (5-8) Zaida Urrutia (9,10) M´onica Beltr´ an (11) Gran parte de la responsabilidad del idioma pertenece a los estudiantes. 2

1. LOS PRINCIPIOS DE MINIMO Pr´ ologo: La historia de los principios de “m´ınimo” en la f´ısica es larga e interesante. La investigaci´ on de tales principios se argumenta sobre la idea de que la Naturaleza act´ ua siempre de tal forma que determinadas cantidades de importancia resultan ser siempre minimizadas cuando tiene lugar un proceso f´ısico. La base matematica de estos principios es el calculo variacional. CONTENIDO: 1. Introducci´ on 2. Principio de m´ınima acci´on 3. Principio de D’Alembert 4. Espacio f´asico 5. Espacio de configuraciones 6. Ligaduras 7. Ecuaciones de movimiento de Hamilton 8. Leyes de conservaci´ on 9. Aplicaciones del principio de acci´on

3

1. Introducci´ on La experiencia ha demostrado que, cuando sea posible despreciar los efectos relativistas, el movimiento de una part´ıcula dentro de un sistema de referencia inercial queda correctamente descrito mediante la ecuaci´ on de Newton F~ = d~ p/dt. Cuando suceda que la part´ıcula no haya de ejecutar un movimiento complicado y se utilicen coordenadas rectangulares para describirlo, generalmente las ecuaciones de movimiento ser´an relativamente sencillas; ahora bien si no se verifica ninguna de estas condiciones, las ecuaciones pueden hacerse bastante complicadas y dif´ıciles de manejar. Cuando una part´ıcula est´ a limitada a moverse sobre una superficie dada, deben existir ciertas fuerzas (llamadas fuerzas de ligadura) que mantengan a la part´ıcula en contacto con dicha superficie. Con el fin de facilitar algunos problemas de ´ındole pr´ actico que aparecen al aplicar las f´ormulas de Newton a ciertos problemas, pueden desarrollarse otros procedimientos. Esencialmente, todos estos procedimientos de abordar los problemas son a posteriori, puesto que sabemos de antemano que hemos de obtener resultados equivalentes a las f´ormulas de Newton. Entonces, no es necesario formular una nueva teor´ıa de la mec´ anica –la teor´ıa de Newton es suficientemente correcta- para efectuar una simplificaci´on, sino que basta con idear otro m´etodo que nos permita abordar problemas complicados de forma general. El principio de Hamilton contiene un m´etodo de este car´ acter y las ecuaciones de movimiento que resultan de la aplicaci´ on del mismo se llaman ecuaciones de Lagrange. Si las ecuaciones de Lagrange han de constituir una descripci´on adecuada de la din´ amica de las part´ıculas, deber´ an ser equivalentes a las ecuaciones que resulten de las f´ormulas de Newton. Por otra parte, el principio de Hamilton es de aplicaci´ on a una amplia gama de fen´omenos f´ısicos (en especial los relativos a campos) con los que generalmente no se relacionan las ecs. de Newton. Es seguro que cada una de las consecuencias que pueden extraerse del principio de Hamilton fue deducida primero, al igual que las ecs. de Newton, relacionando entre s´ı hechos experimentales. El principio de Hamilton no nos proporciona teor´ıa f´ısica nueva alguna, pero nos ha permitido unificar satisfactoriamente muchas teor´ıas separadas, partiendo de un postulado fundamental sencillo. Ello no constituye un ejercicio de habilidad, puesto que el objetivo de la f´ısica no es u ´nicamente dar una formulaci´ on matem´ atica precisa para los fen´omenos observados, sino tambi´en describir sus efectos con ahorro de postulados fundamentales y de la manera m´ as unificada posible. 4

El primero de los principios de m´ınimo se desarrollo en el campo de la ´optica por Her´on de Alejandr´ıa hace casi dos mil a˜ nos. Encontr´ o que la ley que rige la reflexi´ on de la luz puede obtenerse admitiendo que un rayo luminoso, que viaje de un punto a otro reflej´andose en un espejo plano, recorre siempre el camino m´ as corto. No obstante, el principio del camino m´ as corto de Her´on no puede proporcionar una expresi´ on correcta de la ley de la refracci´on. En 1657, Fermat formul´ o nuevamente el principio postulando que los rayos luminosos viajan siempre de un punto a otro de un medio siguiendo el camino que requiera el menor tiempo. Este principio del tiempo m´ınimo de Fermat conduce inmediatamente, no s´ olo a la ley correcta de la reflexi´on, sino tambi´en a la ley de la refracci´on de Snell. Los estudios acerca de los principios de m´ınimo continuaron y, en la u ´ltima parte del siglo XVII, Newton, Leibniz y los hermanos Bernoulli iniciaron el desarrollo del c´ alculo variacional. En a˜ nos posteriores este principio recibi´ o de Lagrange una base matem´ atica s´ olida (1760). En 1828, Gauss desarrollo un m´etodo para estudiar la mec´ anica mediante su principio de ligadura m´ınima. En sendos trabajos, publicados en 1834 y 1835, Hamilton expuso el principio din´ amico de la m´ınima acci´on sobre el cu´ al es posible formular toda la mec´ anica y a decir verdad, la mayor parte de la f´ısica. Acci´on es una magnitud de dimensiones longitud por ´ımpetu o bien energ´ıa por tiempo. 2. Principio de m´ınima acci´ on La formulaci´ on m´ as general de la ley del movimiento de los sistemas mec´ anicos es el principio de m´ınima acci´ on (o de Hamilton). Seg´ un este principio, todo sistema mec´ anico est´ a caracterizado por una funci´on definida: 

·

·

·



L q1 , q2 , ..., qs , q1 , q2 , qs , t , 

·



o m´ as brevemente L q, q , t , y el movimiento del sistema satisface la siguiente condici´ on: Supongamos que en los instantes t = t1 y t = t2 el sistema ocupa posiciones dadas, caracterizadas por los dos conjuntos de valores de las coordenadas q (1) y q (2) ; el sistema se mueve entre estas posiciones de manera que la integral S=

Z

t2

t1



·



L q, q , t dt

(1)

tome el menor valor posible. La funci´on L se llama Lagrangiana del sistema, y la integral (1) la acci´ on. La funci´on de Lagrange no contiene m´ as que q 5

·

y q, y no las derivadas superiores, eso es debido al hecho que el estado mec´ anico de un sistema est´ a completamente definido por sus coordenadas y sus velocidades. Establezcamos ahora las ecuaciones diferenciales que determinan el m´ınimo de la integral (1). Por simplicidad empecemos suponiendo que el sistema no tiene m´ as que un s´ olo grado de libertad, de manera que hace falta determinar una sola funci´ on q (t). Sea precisamente q = q (t) la funci´on para la cual S es un m´ınimo. Esto significa que S crece cuando se sustituye q (t) por una funci´ on cualquiera q (t) + δq (t) ,

(2)

donde δq (t) es una funci´ on que es peque˜ na en todo el intervalo de t1 a t2 [se le llama variaci´ on de la funci´on q (t)]. Puesto que para t = t1 y t = t2 todas las funciones (2) deben tomar los mismos valores q (1) y q (2) , se tiene: δq (t1 ) = δq (t2 ) = 0.

(3)

Lo que var´ıa S cuando se reemplaza q por q + δq est´ a dado por: Z

t2 t1



·

·



L q + δq, q +δ q , t dt −

Z

t2



·



L q, q , t dt.

t1

·

El desarrollo en serie de esta diferencia en potencias de δq y δ q comienza por t´erminos de primer orden. La condici´ on necesaria de m´ınimo (en general extremal) de S es que el conjunto de estos t´erminos se anule; As´ı el principio de m´ınima acci´ on puede escribirse: δS = δ

Z

t2



·



L q, q , t dt = 0,

t1

(4)

o, efectuando la variaci´ on: Z

!

t1

∂L · ∂L δq + · δ q dt = 0 . ∂q ∂q

t2 ·

Teniendo en cuenta que δ q = d/dt (δq), integramos el sugundo t´ermino por partes y se obtiene: δS =

"

∂L ·

∂q

δq

#t2 t1

+

Z

t1

t2

d ∂L ∂L − ∂q dt ∂ q· 6

!

δqdt = 0 .

(5)

En virtud de las condiciones (3), el primer t´ermino de esta expresi´ on desaparece. Queda una integral, la cual debe anularse para todo valor de δq. Esto es solamente posible si el integrando es id´enticamente nulo, y consecuentemente se obtiene la ecuaci´ on: d ∂L ∂L − =0. ∂q dt ∂ q· Si hay varios grados de libertad, las s funciones diferentes qi (t) deben variar independientemente. Es evidente que entonces obtenemos s ecuaciones de la forma: d dt

∂L ∂

· qi

!



∂L =0 ∂qi

(i = 1, 2, ..., s)

(6)

Estas son las ecuaciones diferenciales buscadas; en Mec´anica se les llama ecuaciones de Lagrange. Si se conoce la lagrangiana de un sistema mec´ anico dado, entonces las ecuaciones (6) establecen la relacion entre las aceleraciones, las velocidades y las coordenadas, es decir, son las ecuaciones del movimiento del sistema. Desde un punto de vista matem´ atico, las ecuaciones (6) forman un sistema de s ecuaciones diferenciales de segundo orden con s funciones desconocidas qi (t). La soluci´ on general del sistema contiene 2s constantes arbitrarias. Para determinarlas y, por lo tanto, para definir completamente el movimiento del sistema mec´ anico, es necesario conocer las condiciones iniciales que caractericen el estado del sistema en un instante dado, por ejemplo los valores iniciales de las coordenadas y de las velocidades. 3. Principio de D’Alembert Desplazamiento virtual (infinitesimal) de un sistema es el cambio de configuraci´on de ´este a consecuencia de una variaci´ on infinitesiamal arbitraria de las coordenadas δri ,compatible con las fuerzas y ligaduras impuestas al sistema en el instante dado t. Se llama virtual al desplazamiento para distinguirlo del desplazamiento real del sistema que tiene lugar en un intervalo de tiempo dt, durante el cual puede variar las fuerzas y ligaduras. Las ligaduras (o restricciones) introducen 2 tipos de dificultades en la soluci´ on de problemas mec´ anicos: (1) No todas las coordenadas son independientes. (2) Las fuerzas de ligadura por lo general no se conocen a priori, son parte de las inc´ ognitas del problema y han de obtenerse a partir de la soluci´ on buscada. 7

En el caso de ligaduras holon´ omicas la dificultad (1) se salva introduciendo coordenadas independientes (q1, q2,...,qm , donde m es el numero de grados de libertad). Esto es, si hay m ecuaciones de ligadura y 3N coordenadas (x1 , ..., x3N ), podemos eliminar esas n ecs. introduciendo las variables independientes (q1 , q2 , .., , qn ) mediante una transformaci´on de la forma x1 = f1 (q1 , ..., qm , t) .. . x3N = f3N (q1 , ..., qn , t) , donde n = 3N − m. Para librarnos del problema (2) necesitamos formular la mec´ anica de modo que las fuerzas de ligadura NO APAREZCAN en la soluci´ on de problemas. Esta labor constituye la esencia de lo que llamaremos “El Principio de Trabajos Virtuales”. Trabajo Virtual: Supongamos que un sistema de N part´ıculas se describe por 3N coordenadas (x1 , x2 , ..., x3N ) y sean F1, F2,..., F3N las componentes de las fuerzas que act´ uan sobre cada uno. Si las part´ıculas del sistema experimentan desplazamientos infinit´esimales e instant´aneos δx1 , δx2 , ..., δx3N debido a dichas fuerzas, entonces el trabajo realizado es: δW =

3N X

Fj δxj .

(7)

j=1

Dichos desplazamientos se llaman desplazamientos virtuales y δW se llama trabajo virtual; (7) tambien puede escribirse como: δW =

N X

α=1

Fα · δr .

(8) (e)

Fuerzas de ligadura o de restricci´ on: adem´ as las fuerzas externas Fα las part´ıculas pueden estar sujetas a fuerzas de ligadura Fα . Principio de trabajo virtual: Sea Fα la fuerza que act´ ua sobre la α(e) ´esima part´ıcula, si separamos Fα en la contribuci´on de origen externo Fα y la ligadura Rα Fα = F(e) α + Rα . 8

(9)

Si el sistema est´ a en equilibrio entonces Fα = F(e) α + Rα = 0 .

(10)

As´ı que el trabajo virtual debido a todas las posibles fuerzas Fα es: W =

N X

α=1

Fα · δrα =

N  X

α=1



F(e) α + Rα · δrα = 0 .

(11)

Si el sistema es tal que sus fuerzas de ligadura no producen trabajo virtual entonces de (11) concluimos que: N X

α=1

F(e) α · δrα = 0 .

(12)

Ya hechan las definiciones anteriores podemos llegar a lo que es el principio de D’Alembert. La ecuaci´ on del movimiento es seg´ un Newton: ·

Fα =pα y puede escribirse de la forma ·

Fα − pα = 0 , que dice que las part´ıculas del sistema estar´ an en equilibrio bajo una fuerza · igual a la real m´ as una fuerza invertida − pi . En vez de (12) podemos escribir inmediatamente N  X

·



Fα − pα · δrα = 0

α=1

(13)

y haciendo la misma descomposici´ on en fuerzas aplicadas y fuerzas de ligadura (fα ), resulta: N  X

α=1

·



F(e) α − pα · δrα +

N X

α=1

fα · δrα = 0 .

Limit´emonos de nuevo a sistemas para los cuales el trabajo virtual de las fuerzas de ligadura sea nulo y obtendremos N  X

α=1

· F(e) α − pα

9



· δrα = 0 ,

(14)

que constituye el principio de D’Alembert. Ahora esta ecuaci´ on anterior a´ un no tiene forma u ´til para proporcionar las ecuaciones de movimiento del sistema, por lo que debemos transfomar el principio en una expresi´ on que contenga desplazamientos virtuales de las coordenadas generalizadas, las cuales son entonces independientes entre si esto implica que se podran hacer cero los coeficientes de δqα y la velocidad en t´ermino de las coordenadas generalizadas es: vα =

∂rα drα X ∂rα · qk + = dt ∂qk ∂t k

donde

rα = rα (q1 , q2 , ..., qn , t) .

An´alogamente, el desplazamiento virtual arbitrario δrα se puede relacionar con los desplazamientos virtuales δqj mediante δrα =

X ∂rα

∂qj

j

δqj .

Entonces en funci´ on de las coordenadas generalizadas, el trabajo virtual de las Fα ser´ a: N X

α=1

Fα · δrα =

X j,α

X ∂rα δqj = Qj δqj , ∂qj j

Fα ·

(15)

donde las Qj son las llamadas componentes de la fuerza generalizada, las cuales se definen en la forma Qj =

X α

Fα ·

∂rα . ∂qj

Ahora si vemos a la ec. (14) como: X α

·

p ·δrα =

X α

··

mα rα ·δrα

(16)

y sustituyendo en esta ultima ec. los resultados anteriores podemos ver que (16):

X α

(

d dt

mα vα ·

∂vα ·

∂ qj

!

∂vα − mα vα · ∂qj

)

10

=

X j

"(

d dt

∂T ·

∂ qj

!

∂T − ∂qj

)

#

− Qj δqj = 0 . (17)

Las variables qj pueden ser un sistema cualquiera de coordenadas para describir el movimiento del sistema. Sin embargo, si las ligaduras son holonomas, ser´ a posible encontrar sistemas de coordenadas qj independientes que contengan impl´ıcitamente las condiciones de ligadura en las ecuaciones de transformaci´on xi = fi es que se anulen por separado los coeficientes: d dt

∂T ·

∂q

!



∂T = Qj . ∂qα

(18)

En total hay m ecuaciones. Las ecuaciones (18) suelen llam´ arseles ecuaciones de Lagrange, si bien esta designaci´on se reserva frecuentemente para la forma que toman estas ecuaciones, cuando las fuerzas se derivan de un potencial escalar V Fα = −∇i V. Entonces Qj puede escribirse como: Qj = −

∂V . ∂qj

Las ecuaciones (18) pueden escribirse tambi´en en la forma: d dt

∂T ∂

· qj

!



∂(T − V ) =0 ∂qj

(19)

y definiendo la funci´ on Lagrangiana L, en la forma L = T − V se obtiene d dt

∂L ∂

· qj

!



∂L =0. ∂qj

(20)

Estas son las Ecuaciones de Lagrange. 4. - Espacio F´ asico En la interpretaci´on geom´etrica de los fen´omenos mec´ anicos se hace frecuentemente uso del concepto de espacio f´ asico, es un espacio de 2s dimensiones cuyos ejes coordenados corresponden a los s coordenadas generalizadas y a los s ´ımpetus del sistema mec´ anico considerado. Cada punto en este espacio corresponde a un estado definido del sistema. Cuando el sistema se mueve, el punto representativo en el espacio f´asico describe una l´ınea denominada trayectoria f´ asica. 11

5. - Espacio de Configuraci´ ones El estado de un sistema compuesto de n part´ıculas y sometido a m ligaduras que relacionen entre s´ı a algunas de las 3n coordenadas rectangulares queda especificado por completo mediante s = 3n − m coordenadas generalizadas. Es posible, pues, representar el estado de tal sistema por un punto de un espacio de s dimensiones que llamamos espacio de configuraciones, correspondiendo cada una de las diemensiones de este espacio a una de las qj . La historia, o evoluci´ on a trav´es del tiempo, del sistema, estar´ a representada por una curva del espacio de confuguraciones, cada uno de cuyos puntos represaentar´ a la configuraci´on del sistema en un instante determinado. 6. - Ligaduras Es necesario tener en cuenta las ligaduras que limitan el movimiento del sistema. Las ligaduras pueden clasificarse de divesas maneras. En el caso general en que la ecuaciones de ligadura puedan expresarse como: X

·

cαi qi = 0 ,

i

donde las cαi son funciones de las coordenadas solamente (el ´ındice α numera las ecuaciones de ligadura). Si los primeros miembros de estas ecuaciones no son derivadas totales con respecto al tiempo de funciones de las coordenadas, estas ecuaciones no pueden ser integradas. En otras palabras, no pueden reducirse a relaciones entre las coordenadas solamente, que podr´ıan utilizarse para expresar la posici´ on e los cuerpos por un n´ umero menor de coordenadas, correspondiente al n´ umero real de grados de libertad. Tales ligaduras se llaman no holon´ omicas (en oposici´ on a las ligaduras anteriores son las llamadas holon´ omicas que relacionan solamente las coordenadas del sistema). 7. Ecuaciones de movimiento de Hamilton La formulaci´ on de las leyes de la Mec´anica con la ayuda de la Lagrangiana, presupone que el estado mec´ anico del sistema est´ a determinado dando sus coordenadas y velocidades generalizadas. Sin embargo, ´este no es el u ´nico m´etodo posible; la descripci´on del estado de un sistema en funci´on de sus coordenadas e ´ımpetus generalizados presenta un cierto n´ umero de ventajas. El paso de un conjuto de variables independientes a otro puede realizarse mediante lo que se llama en matem´ aticas tranformaci´ on de Legendre. En este caso la transformaci´on toma la siguinte forma, donde la diferencial total de la Lagrangiana como funci´on de las coordenadas y de las velocidades es: X ∂L · X ∂L q dqi + dL = · d i , ∂q i ∂ q i i i 12

la cual puede escribirse como: dL =

·

X

pi dqi +

i

·

X

pi d q i ,

(21)

i

·

donde ya sabemos que las derivadas ∂L/∂ qi , son por definici´on, los ´ımpetus · generalizados y ∂L / ∂qi =pi por las ecuaciones de Lagrange. El segundo t´ermino de la ec. (21) puede escribirse en la forma X

·

pi d q i = d

i

Llevando la diferencial total d los signos, se obtiene de (21): d

X

X



P

·

pi q i



·



·

pi q i −

pi q i −L = −



X

·

qi dqi .

al primer miembro, y cambiando

·

X

X

pi dqi +

X

pi qi −L .

·

pi q i .

(22)

La cantidad bajo el signo de la diferencial es la energ´ıa del sistema expresada en funci´ on de las coordenadas y de los ´ımpetus y se llama funci´ on de Hamilton o Hamiltoniana del sistema: H (p, q, t) =

i

·

(23)

Entonces de la ec. (22) dH = −

X

·

pi dqi +

X

·

pi q i

en lo cual las variables independientes son las coordenadas y los ´ımpetus, se obtienen las ecuaciones ·

qi=

∂H ∂pi

·

pi = −

∂H . ∂qi

(24)

Estas son las ecuaciones de movimiento en las variables q y p y se llaman ecuaciones de Hamilton. 8. Leyes de conservaci´ on 8.1 Energ´ıa Consideremos primero el teorema de conservaci´on que resulta de la homogeneidad del tiempo. En virtud de esta homogeneidad, la Lagrangiana de un sistema cerrado no depende expl´ıcitamente del tiempo. Entonces la derivada 13

total respecto al tiempo de la Lagrangiana (no dependiente expl´ıcitamente del tiempo) puede escribirse como: X ∂L ·· dL X ∂L · qi + qi = · dt ∂q i q i ∂ i i

y de acuerdo a las ecs. de Lagrange podemos reescribir la ec. anterior como: dL X · d qi = dt dt i

∂L ·

∂ qi

!

+

X ∂L

·· qi =

∂L

!

·

∂ qi

i

X d i

dt

·

qi

∂L ·

∂ qi

!

,

´o X d i

·

qi

dt

·

∂ qi

−L

=0.

De donde se deduce que la magnitud E≡

X

·

qi

∂L

(25) · −L ∂ qi permanece constante durante el movimiento de un sistema cerrado, es decir es una integral del movimiento. A esta magnitud se le llama energ´ıa E del sistema. 8.2 Impetu De la homogeneidad del espacio se deduce otro teorema de conservaci´on. En virtud de dicha homogeneidad, las propiedades mec´ anicas de un sistema cerrado no var´ıan por un desplazamiento paralelo de todo el sistema en el espacio. Consideremos un desplazamiento infinitesimal ǫ (i.e., los vectores de posici´ on rα se convierten en ra + ǫ) y busquemos la condici´ on para que la lagrangiana no var´ıe. La variaci´ on de la funci´on L, consecuencia de un cambio infinitesimal en las coordenadas (permaneciendo constantes las velocidades de las part´ıculas), est´ a dado por: δL =

i

X ∂L a

∂ra

· δra = ǫ ·

X ∂L a

∂ra

,

extendiendo la suma a todas las part´ıculas del sistema. Como ǫ es arbitrario, la condici´ on δL = 0 es equivalente a X ∂L a

∂ra 14

=0

(26)

y en virtud de las ecs. de Lagrange ya mencionadas X d  ∂L  a

dt

∂va

=

d X ∂L =0. dt a ∂va

Llegamos as´ı a la conclusi´on de que en un sistema mec´ anico cerrado, la magnitud vectorial (llamada ´ımpetu) P≡

X ∂L a

∂va

permanece constante durante el movimiento. 8.3 Momento angular ´ o cin´ etico Estudiemos ahora el teorema de conservaci´on que infiere de la isotrop´ıa del espacio. Consideremos una rotaci´ on infinitesimal del sistema, y busquemos la condici´ on para que la Lagrangiana no var´ıe. Llamaremos vector de rotaci´ on infinitesimal δφ al vector cuyo m´ odulo es igual al ´ angulo de rotaci´ on δφ y cuya direcci´ on coincide con el eje de rotaci´ on. Consideremos primero el incremento en el vector de posici´ on correspondiente a una part´ıcula del sistema, tomando un origen de coordenadas situado en el eje de rotaci´ on. El desplazamiento lineal extremo del vector de posici´ on en funci´ on de ´ angulo es |δr| = r sin θδφ , (ver fig.). La direcci´ on del vector δr es perpendicular al plano definido por r y δφ, y por tanto, δr =δφ × r .

δφ

δr

θ O

15

r

(27)

La rotaci´ on del sistema no solamente modifica la direcci´ on de los vectores de posici´ on sino tambi´en las velocidades de las part´ıculas, transform´andose en todos los vectores seg´ un la misma ley. El incremento de velocidad con respecto a un sistema fijo de coordenadas ser´ a; δv = δφ × v . Llevemos estas expresiones a la condici´ on de que la Lagrangiana no var´ıa por la rotaci´ on: δL =

X  ∂L a

∂L · δra + · δva ∂ra ∂va



=0

y sustituyendo, por definici´on las derivadas ∂L/∂va por pa y las derivadas · ∂L/∂ra de acuerdo con las ecs. de Lagrange, por pa ; obtenemos X· a



pa ·δφ × ra + pa · δφ × va = 0 ,

o permutando circularmente los factores y sacando δφ fuera del signo suma: δφ

X a



·

ra × pa +va ×pa = δφ ·

d X ra ×pa = 0 , dt a

puesto que δφ es arbitrario, resulta d X ra ×pa = 0 dt a y se concluye que en el movimiento de un sistema cerrado se conserva la magnitud vectorial (llamada momento angular o ´ momento cin´etico) M≡

X a

ra ×pa .

9.- Aplicaciones del principio de Acci´ on a) Ecuaciones de movimiento Hallar las ecuaciones del movimiento para una masa pendular suspendida de un resorte, por aplicaci´ on directa del principio de Hamilton

16

θ k g

m

Para el p´endulo de la figura la Lagrangiana es de la forma ·2 1 1 ·2 L = m(r +r 2 θ ) + mgr cos θ − k(r − ro )2 , 2 2

por lo tanto Z

t2

δLdt =

t1

Z

t2

t1

 ·



·2

·

·

·



·



m r δ r +r θ +r 2 θ δ θ + mgδr cos θ − mgrδθ sin θ − k(r − ro )δr dt ·

·



·

··



m r δ r dt = m r d(δr) = d m r δr − mδr r dt . Igualmente ·



·





·



mr 2 θ 2 δ θ dt = d mr 2 θ δ θ − δθ 

·

·

··



·

d mr 2 θ dt ··





dt

= d mr 2 θ δ θ − δθ mr 2 θ +2mr rθ dt . Por tanto la integral anterior se escribe como 17

Z

t2

t1



·2

··





··

2 2 ·



··





m r −mr θ −mg cos θ + k (r − ro ) + mr 2 θ +2mr r θ +mgr sin θ δθ dt −

Z

t2

 

·





d m r δr + d mr θ θ δθ

t1

=0.

Suponiendo que δr y δθ son ambas iguales a cero en t1 y t2 la segunda integral es evidentemente nula. Como δr y δθ son completamente independientes, la primera integral puede ser cero solamente si ·2

··

m r −mr θ −mg cos θ + k(r − ro ) = 0 y ··

··

mr 2 θ +2mr r θ +mgr sin θ = 0 , pero estas son las ecuaciones de movimiento del sistema. b) Ejemplo de c´ alculo de minimo Se trata de demostrar que la l´ınea m´ as corta entre dos puntos cualesquiera p1 y C sobre un cilindro es una h´elice. La longitud S de una l´ınea cualquiera sobre un cilindro entre p1 y p2 est´ a dada por S=

Z

p2

p1

"

1+r

2



dθ dz

2 #1/2

dz ,

donde r, θ y z son las coordenadas cil´ındricas usuales con r = cte. Puede determinarse una relaci´ on entre θ y z que le d´e a esta integral un valor extremo, por medio de 

∂φ ∂θ ′



y θ′ =

dθ dz ,

pero como ∂φ/∂θ = 0,

d dz donde φ = 1 + r 2 θ ′2 

1/2



∂φ =0, ∂θ

 −1/2 ∂φ 2 ′2 = 1 + r θ r 2 θ ′ = c1 = cte. , ∂θ ′

por esto rθ ′ = c2 . Y as´ı, rθ = c2 z + c3 que es la ecuaci´ on de una h´elice. Supongamos que en p1 se tiene θ = 0 y z = 0, entonces c3 = 0. En p2 , h´ agase θ = θ2 y z = z2 por tanto c2 = rθ2 /z2 , y rθ = (rθ2 /z2 ) z es la ecuaci´ on final. 18

Bibliografia L. D. Landau y E. M Lifshitz, Mec´ anica, F´ısica Te´orica, vol I, editorial Revert´e, S.A. (1969) H. Goldstein, Mec´ anica Cl´ asica, editorial Revert´e, S.A. (1992)

19

2. MOVIMIENTO BAJO FUERZAS CENTRALES Pr´ ologo: Por motivos astronomicos este fue el movimiento m´ as estudiado del punto de vista experimental en los primeros dos siglos de f´ısica moderna y representa un ejemplo principal para cualquier tipo de formalismo matematico. En su variante relativista, el problema de Kepler sigue siendo de gran interes. CONTENIDO: 2.1 Problema de dos cuerpos: reducci´on al problema de un cuerpo. 2.2 Ecuaciones de movimiento. 2.3 Ecuaci´on diferencial de la ´orbita. 2.4 Problema de Kepler. 2.5 Dispersion por un centro de fuerzas (con ejemplo).

20

2.1 Problema de 2 cuerpos: Reducci´ on al problema de un cuerpo. Consideremos un sistema mon´ ogeno de dos puntos materiales de masas m1 y m2 , en el cual las unicas fuerzas son las debidas a un potencial de interaccion V . Supondremos que V es funci´on de cualquier vector entre m1 y m2 , · · r2 − r1 , o de sus velocidades relativas r2 − r1 , o de derivadas superiores de r2 − r1 . Este sistema tiene 6 grados de libertad y por lo tanto 6 coordenadas generalizadas independientes. Consideremos que estas son las coordenadas del vector de posici´ on del centro de masa, R, mas las tres componentes del vector diferencia r = r2 − r1 . La Lagrangiana del sistema tendra entonces la forma: ˙ r˙ ) − V (r, r˙ , ¨ L = T (R, r, .....).

(1)

La energ´ıa cin´etica T es la suma de la energ´ıa cin´etica del movimiento del centro de masa mas la energ´ıa cin´etica del movimiento en torno al centro de masa, T´: 1 ˙ 2 + T´, T = (m1 + m2 )R 2 siendo 1 1 T´= m1 r˙ 21´+ m2 r˙ 22´. 2 2 Aqu´ı r1´ y r2´ son los vectores de posici´ on de las dos part´ıculas relativas al centro de masa y estan relacionadas con r a travez de m2 m1 r1´= − r, r2´= r, (2) m1 + m2 m1 + m2 entonces T´toma la forma T´=

1 m1 m2 2 r˙ 2 m1 + m2

y la Lagrangiana total dada por la ecuaci´ on (1) es: 1 ˙ 2 + 1 m1 m2 r˙ 2 − V (r, r˙ , ¨ L = (m1 + m2 )R r, .....) , 2 2 m1 + m2 de donde definimos la masa reducida como 1 1 1 m1 m2 o´ = + . µ= m1 + m2 µ m1 m2 Entonces nuestra ecuacion (3) se puede escribir como L=

1 ˙ 2 + 1 µ˙r2 − V (r, r˙ , ¨ (m1 + m2 )R r, .....). 2 2 21

(3)

˙ son c´ıclicas por lo que el De esta ecuaci´ on vemos que las coordenadas de R centro de masa estara fijo o se movera uniformemente. Ahora, ninguna de las ecuaciones de movimiento para r contendra t´erminos ˙ este t´ermino de la ecuaci´ donde aparesca R o R, on es exactamente lo que tendriamos si tuvieramos un centro de fuerzas fijo (en el centro de masa) con una part´ıcula a una distancia r de ´el con masa µ (masa reducida). As´ı pues, el movimiento de dos cuerpos en torno a su centro de masa debido a una fuerza central se puede reducir siempre a un problema equivalente de un cuerpo. 2.2 Ecuaciones de movimiento. Ahora nos limitaremos a fuerzas centrales conservativas, en donde el potencial es funci´ on solo de r, V (r), por lo que la fuerza solo estara dirijida a lo largo de r. Ya vimos que para resolver el problema solo necesitamos considerar el problema de una part´ıcula de masa m que se mueva en torno a un centro de fuerzas fijo, el cual sera el origen del sistema de coordenadas. Como el potencial solo depende de r, el problema tiene simetr´ıa esf´erica, es decir, cualquier rotaci´ on, en torno a cualquier eje fijo, puede no tener efecto sobre la soluci´ on. Por tanto, una coordenada angular que represente rotaci´ on alrededor de un eje fijo debe de ser c´ıclica, lo cual da una simplificaci´ on considerable al problema. Debido a la simetr´ıa esf´erica el vector de momento angular total L=r×p se conserva. Se deduce, por tanto, que r es perpendicular a la direcci´ on fija de L. Ahora si L = 0 el movimiento debe ser a lo largo de una recta que pase por el centro de fuerzas, ya que para L = 0 r y r˙ son paralelas, cosa que solo se cumple en el movimiento rectilineo, por tanto el movimiento bajo fuerza central es siempre un movimiento plano. Ahora bien, tomando el eje z en direcci´ on de L, el movimiento tendra simpre lugar en un plano normal al eje z. La coordenada esf´erica φ tendra entonces el valor constante π/2 y podemos prescindir de ella en el estudio que sigue. La conservaci´ on del momento cin´etico proporciona 3 constantes de movimiento independientes. De hecho, dos de ellas, que expresan la direcci´ on constante del momento cin´etico, se han utilizado para reducir el problema de 3 grados de libertad a dos. La tercera corresponde a la conservaci´ on del modulo de L. En coordenadas polares la Lagrangiana es L=

1 m(r˙ 2 + r 2 θ˙2 ) − V (r) . 2 22

(4)

como vimos θ es coordenada c´ıclica cuya cantidad de momento canonico es el momento cin´etico ∂L pθ = = mr 2 θ˙ , ˙ ∂θ entonces una de las dos ecuaciones de movimiento sera p˙ θ = lo que nos conduce a

d ˙ =0, (mr 2 θ) dt

mr 2 θ˙ = l = cte ,

(5)

(6)

donde l es la magnitud constante del momento cin´etico. De la ecuaci´ on (5) se deduce tambien que ! d r 2 θ˙ = 0. (7) dt 2 ˙ Se introduce el termino 1/2 por la raz´ on de que (r 2 θ)/2 es la velocidad areolar (´ area barrida por el vector de posici´ on por unidad de tiempo). La conservaci´ on del momento cin´etico es equivalente a decir que la velocidad areolar es constante. Tenemos aqui la demostraci´on de la segunda ley de Kepler del movimiento planetario: el radio vector barre areas iguales en tiempos iguales. Sin embargo debemos recalcar que la constancia de la velocidad areolar es una propiedad de movimiento debido a una fuerza central y no esta limitada a una ley de fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. La ecuaci´ on de Lagrange restante, para la coordenada r es ∂V d (mr) ˙ − mr θ˙ 2 + =0. dt ∂r

(8)

Designando por f (r) el valor de la fuerza, podemos escribir la ecuaci´ on en la forma m¨ r − mr θ˙ 2 = f (r) . (9) Utilizando la ecuaci´ on (6), esta ecuaci´ on se puede reescribir como m¨ r−

l2 = f (r). mr 3

(10)

Basandonos en el teorema de la conservaci´on de la energ´ıa E =T +V =

1 m(r˙ 2 + r 2 θ˙ 2 ) + V (r) . 2 23

(11)

E es una constante de movimiento. Esto lo podemos deducir de las ecuaci´ ones de movimiento. La ecuaci´ on (10) la podemos escribir en la forma "

d 1 l2 m¨ r=− V (r) + dr 2 mr 2

#

.

(12)

Ahora multipliquemos por r˙ ambos lados de la ecuaci´ on "

d 1 d 1 l2 m¨ r r˙ = ( mr) ˙ =− V (r) + dt 2 dt 2 mr 2 o bien

#

,

#

"

d 1 2 1 l2 mr˙ + V (r) + =0. dt 2 2 mr 2

Por lo tanto

1 2 1 l2 mr˙ + V (r) + = cte (13) 2 2 mr 2 ˙ y ya que (l2 /2mr 2 ) = (mr 2 θ/2), la ecuaci´ on (13) se reduce a (11). Ahora resolvamos las ecuaciones de movimiento para r y θ. Despejando r˙ de la ecuaci´ on (13), tenemos r˙ =

s 2

l2 2 (E − V − ), m 2mr 2

o bien dt = q 2

dr 2 m (E

−V −

l2 2mr 2 )

(14)

.

(15)

Sea r0 el valor de r al timepo t = 0. La integral de los 2 miembros de la ecuaci´ on toma la forma t=

Z

r

r0

dr q 2

2 m (E

−V −

l2 2mr 2 )

.

(16)

Esta ecuaci´ on nos da t en funci´on de r y de las constantes de integraci´ on E, l y r0 . No obstante se puede invertir, al menos formalmente, para dar r en funci´ on de t y de las constantes. Una vez hallada r, se deduce inmediatamente θ a partir de la ecuaci´ on (6), que se puede escribir dθ =

ldt . mr 2

24

(17)

Si θ0 es el valor inicial de θ, entonces (17) sera θ=l

Z

0

t

dt + θ0 . mr 2 (t)

(18)

Asi pues hemos ya obtenido las ecuaciones de movimiento para las variables r y θ. 2.3 Ecuaci´ on diferencial de la ´ orbita. Al tratar detalles concretos de problemas de fuerzas centrales reales conviene efectuar un cambio en la orientaci´on de nuestro tratamiento. Hasta ahora, resolver el problema significa hallar r y θ en funci´on del tiempo siendo E, l, etc. constantes de integraci´ on. Pero muy a menudo, lo que realmente buscamos es la ecuaci´ on de la ´orbita, es decir, la dependencia entre r y θ, eliminando el par´ ametro t. En el caso de problemas de fuerzas centrales, esta eliminaci´ on es particularmente sencilla ya que t solo figura en las ecuaciones de movimiento en forma de variable respecto a la cual se deriva. En verdad, una ecuaci´ on de movimiento, (6), no hace sino darnos la una relaci´ on definida entre una variaci´ on infinitesimal dt y la variaci´ on dθ correspondiente ldt = mr 2 dθ.

(19)

La relaci´ on correspondiente entre sus derivadas respecto a t y θ es l d d = . dt mr 2 dθ

(20)

Estas relaciones se pueden usar para convertir la ecuaci´ on (10) en una ecuaci´ on diferente para la ´ orbita. Tambien se pueden solucionar las ecuaciones de movimiento formalmente y llegar a la ecuaci´ on de la ´orbita. De momento continuemos con la primera p´ osibilidad. A partir de la ecuaci´ on (20) podemos escribir la segunda derivada con respecto a t   d2 d l d l = dt2 dθ mr 2 dθ mr 2 y la ecuaci´ on de Lagrange para r, (10), queda en la forma l d r 2 dθ Pero



l dr mr 2 dθ





l = f (r) . mr 3

1 dr d(1/r) =− . 2 r dθ dθ 25

(21)

Haciendo el cambio de variable u = 1/r, tenemos l2 u2 m

d2 u +u dθ 2

!

= −f

1 u

 

.

(22)

Como

d dr d 1 d = =− 2 , du dθ dr u dr la ecuaci´ on (22) puede escribirse en la forma d2 u m d V +u=− 2 dθ 2 l du

1 . u

 

(23)

Cualquiera de las dos ecuaciones (22) o (23) es la ecuacion diferencial de la ´orbita si se conoce la fuerza f o el potencial V . Inversamente si conocemos la ecuaci´ on de la ´ orbita podemos seguir los pasos inversos y obtener f o V . Para una ley de fuerza particular cualquiera, la ecuaci´ on de la ´orbita debe obtenerse integrando la ecuaci´ on (22) en una u otra forma. Puesto que ya se ha realizado la mayor parte del trabajo al resolver la ecuaci´ on (10), solo queda eliminar t de la soluci´ on (15) por medio de (19), ldr

dθ = ·

r 2

2 m

r2 ·

q

2mE l2

mr 2 o θ=

Z

h

E − V (r) −

r

r0

dr 2



2mU l2



i ,

(24)

+ θ0 .

(25)

,

(26)

l2 2mr 2

1 r2

Haciendo el cambio de variable u = 1/r, θ = θ0 −

Z

u

u0

du q 2

2mE l2



2mU l2

− u2

lo que es la soluci´ on formal para la ecuaci´ on de la ´orbita. 2.4 Problema de Kepler: Fuerza inversamente proporcional al cuadrado de la distancia La ley inversamente proporcional al cuadrado de la distancia es la mas importante de todas las leyes de fuerzas centrales por lo que le daremos un tratamiento detallado. En este caso la fuerza y el potencial son: f =−

k r2

y 26

V =−

k . r

(27)

Para integrar la ecuaci´ on de la ´orbita sustituyamos (23) en (22), d2 u mf (1/u) mk +u = − 2 2 = 2 . dθ 2 l u l

(28)

Hacemos el cambio de variable y = u − mk , para que la ecuaci´ on diferencial l2 quede en la forma d2 y +y = 0 , dθ 2 cuya soluci´ on es y = B cos(θ − θ´, ) siendo B y θ´ las correspondientes constantes de integraci´ on. La solucin en fuenci´ on de r es mk 1 = 2 [1 + e cos(θ − θ´)] , (29) r l donde l2 e=B . mk Podemos obtener la ecuaci´ on de la ´orbita a partir de la soluci´ on formal (26). A pesar de que este procedimiento es mas largo que resolver la ecuaci´ on (28), resulta ilustrativo hacerlo ya que la constante de integraci´ on e se evalua automaticamente en funci´ on de E y l. Escribamos (26) en la forma θ = θ´−

Z

du q 2

2mE l2



2mU l2

− u2

,

(30)

donde ahora se trata de una integral indefinida. La cantidad θ´que aparece en (30) es una constante de integraci´ on determinada por las condiciones iniciales y no tiene por que ser el angulo inicial θ0 al tiempo t = 0. La soluci´ on a este tipo de integrales es Z

donde

"

1 β + 2γx dx p = √ arccos − √ 2 2 2 q 2 −γ α + βx + γx

#

,

q = β 2 − 4αγ. Para aplicar este tipo de soluciones a la ecuaci´ on (30) debemos hacer α=

2mE , l2

β=

2mk , l2

27

γ = −1,

(31)

y el discriminante q sera por lo tanto q=



2mk l2

2

2El2 1+ mk2

!

.

Con estas sustitucion (30) queda en la forma θ = θ´− arccos



l2 u  qmk 2

−1

1+

2El2 mk 2



 .

Despejando u ≡ 1/r, la ecuaci´ on de la ´orbita resulta ser 

mk 1 = 2 1 + r l



s 2

2El2 cos(θ − θ´) . 1+ mk2

(32)

Comparando (32) con la ecuaci´ on (29) observamos que el valor de e es: e=

s 2

1+

2El2 . mk2

(33)

La naturaleza de la ´ orbita depende del valor de e seg´ un el esquema siguiente: e > 1, e = 1, e < 1, e=0

E E E E

>0: =0: <0: 2 = − mk 2l2 :

hip´erbola, par´ abola, elipse, circunferencia.

2.5 Dispersi´ on por un centro de fuerzas. Desde un punto de vista hist´ orico, el inter´es acerca de las fuerzas centrales surgio en los problemas astron´omicos del movimiento planetario. Sin embargo, no hay raz´ on alguna para que s´ olo las consideremos en este tipo de problemas. Otra cuesti´ on que podemos estudiar mediante la Mec´anica Cl´ asica es la dispersi´ on de part´ıculas por campos de fuerzas centrales. Desde luego, si el tama˜ no de las part´ıculas es del orden at´omico, debemos esperar que los resultados espec´ıficos de un tratamiento cl´asico sean a menudo incorrectos desde un punto de vista f´ısico, ya en que tales regiones suelen ser importantes los efectos cu´ anticos. A pesar de todo hay predicciones cl´asicas que siguen siendo v´alidas con buena aproximaci´on. M´as importante a´ un, los 28

procedimientos de descripci´ on de los fen´omenos de dispersi´ on son los mismos en la Mec´anica cl´ asica que en la cu´ antica; podemos aprender a hablar el lenguaje igualmente bien bas´ andonos en la Mec´anica cl´ asica. En su formulaci´ on para un cuerpo, el problema de la dispersi´ on se ocupa de la desviaci´ on de part´ıculas por un centro de fuerzas. Consideremos un haz uniforme de part´ıculas -da igual que sean electrones, protones o planetas- todas de igual masa y energ´ıa que inciden sobre un centro de fuerzas. Podemos suponer que la fuerza disminuye tendiendo a cero a grandes distancias. El haz incidente se caracteriza especificando su intensidad I (tambi´en llamada densidad de flujo), la cual da el n´ umero de part´ıculas que atraviesan en unidad de tiempo la unidad de superficie colocada normalmente al haz. Al acercarse una part´ıcula al centro de fuerzas ser´ a atra´ıda o repelida y su ´orbita se desviar´ a de la trayectoria rectil´ınea incidente. Despu´es de haber pasado el centro de fuerzas, la fuerza que se ejerce sobre la part´ıcula ir´ a disminuyendo de manera que la ´ orbita tender´a de nuevo a tener forma rectil´ınea. En general, la direcci´ on final del movimiento no coincide con la incidente y diremos que la part´ıcula se ha desviado o dispersado. Por definici´on la secci´ on eficaz, σ(Ω), de dispersi´ on en una direcci´ on dada es σ(Ω)dΩ =

dN , I

(34)

donde dN es el n´ umero de part´ıculas dispersadas por unidad de tiempo en un elemento de ´ angulo s´ olido dΩ en la direcci´ on Ω. A menudo, a σ(Ω) se le llama tambi´en secci´ on eficaz diferencial de dispersi´ on. En el caso de fuerzas centrales debe haber una simetr´ıa total en torno al eje del haz incidente, por lo que el elemento de ´ angulo s´ olido podr´ a escribirse en la forma dΩ = 2π sin ΘdΘ,

(35)

donde Θ es el ´ angulo que forman las direcciones desviadas e incidentes, al cual se le da el nombre de a ´ngulo de dispersi´ on. Para una part´ıcula dada cualquiera, las constantes de la ´orbita y por lo tanto la magnitud de la dispersi´ on, est´ an determinadas por su energ´ıa y su momento cin´etico. Conviene expresar el momento cin´etico en funci´on de la energ´ıa y de una cantidad s llamada par´ ametro de impacto que es, por definici´on, la distancia del centro de fuerzas a la recta soporte de la velocidad incidente. Si u0 es la velocidad incidente de la part´ıcula, tendremos √ 2 (36) l = mu0 s = s · 2mE. 29

Una vez fijadas E y s, queda determinado un´ıvocamente el ´angulo de dispersi´ on Θ. De momento supondremos que valores diferentes de s no pueden llevar un mismo ´ angulo de dispersi´ on. Por tanto, el n´ umero de part´ıculas dispersadas por un ´ angulo s´ olido dΩ comprendido entre Θ y Θ + dΘ deber´ a ser igual al n´ umero de part´ıculas incidentes cuyo par´ ametro de impacto est´e comprendido entre los valores correspondientes s y s + ds: 2πIs |ds| = 2πσ(Θ)I sin Θ |dΘ| .

(37)

En la ecuaci´ on (37) se han introducido los valores absolutos por que los n´ umeros de part´ıculas tiene que ser siempre positivos, mientras que s y Θ var´ıan a menudo en sentidos opuestos. Si consideramos s funci´on de la energ´ıa y del ´ angulo de dispersi´ on correspondiente, s = s(Θ, E), la dependencia entre la secci´ on eficaz diferencial y Θ vendr´a dada por s ds . σ(Θ) = sin Θ dΘ



(38)

A partir de la ecuaci´ on de la ´orbita (25) se puede obtener directamente una expresi´ on formal del ´ angulo de dispersi´ on. Tambi´en ahora, para mayor sencillez, consideraremos el caso de una dispersi´ on puramente repulsiva. Como la ´ orbita debe ser sim´etrica respecto a la direcci´ on del peri´ apside, el ´angulo de dispersi´ on vendr´a dado por Θ = π − 2Ψ ,

(39)

donde Ψ es el ´ angulo que forma la direcci´ on de la as´ıntota incidente con la direcci´ on del peri´ apside. A su vez, Ψ puede obtenerse de la ecuaci´ on (25) haciendo r0 = ∞ cuando θ0 = π (direcci´ on incidente), por consiguiente θ = π − Ψ cuando r = rm , distancia de mayor acercamiento. F´acilmente se llega a Z ∞ dr q . (40) Ψ= rm r 2 · 2 2mE − 2mV − 1 2 2 2 l l r Expresando l en funci´ on del par´ ametro de impacto s (ec. (36)), resulta Θ=π−2

Z

∞ rm

sdr r·

r 2

r2

30

h

1−

V (r) E

i

, −

s2

(41)

o bien Θ=π−2

Z

um 0

sdu q 2

1−

v(u) E

.

(42)

− s2 u2

Las ecuaciones (41) y (42) rara vez se utilizan, a no ser en el c´alculo num´erico directo del ´ angulo de dispersi´ on. No obstante, cuando se disponga de una expresi´ on anal´ıtica para las ´orbitas, se puede a menudo obtener una relaci´ on entre Θ y s casi por simple inspecci´on. EJEMPLO: Este ejemplo es hist´ oricamente muy importante. Se trata de la dispersi´ on repulsiva de part´ıculas cargadas por causa de un campo coulombiano. El campo de fuerzas dispersor es el creado por una carga fija −Ze al ejercerse sobre part´ıculas incidentes que tienen carga −Z´e; por tanto, la fuerza se puede escribir en la forma ZZ´e2 , f= r2 es decir, se trata de una fuerza repulsiva inversamente proporcional al cuadrado de la distancia. Escribamos la constante k = −ZZ´e2 .

(43)

La energ´ıa E es mayor que cero y la ´orbita ser´ a una hip´erbola de excentricidad dada por ǫ=

s 2

2El2 1+ = m(ZZ´e2 )2

s 2

1+



2Es ZZ´e2

2

,

(44)

donde hemos tenido en cuenta la ecuaci´ on (36). Si se toma igual a π el ´angulo θ´ de la ecuaci´ on (29), el peri´ apside corresponder´a a θ = 0 y la ecuaci´ on de la ´ orbita queda en la forma mZZ´e2 1 = [ǫ cos θ − 1] . r l2

(45)

La direcci´ on Ψ de la as´ıntota de incidencia queda entonces determinada por la condici´ on r → ∞: 1 cos Ψ = , ǫ o sea, seg´ un la ecuaci´ on (39), sin

1 Θ = . 2 ǫ 31

Luego cot2

Θ = ǫ2 − 1, 2

y utilizando la ecuaci´ on (44) cot

2Es Θ = . 2 ZZ´e2

La relaci´ on funcional buscada entre el par´ ametro de impacto y el ´angulo de dispersi´ on ser´ a p´ ues, ZZ´e2 Θ s= cot , (46) 2E 2 de manera que efectuando la transformaci´on que exige la ecuaci´ on (38), encontramos que σ(Θ) viene dada por 1 σ(Θ) = 4

ZZ´e2 2E

!2

csc4

Θ . 2

(47)

La ecuaci´ on (47) da la famosa secci´ on eficaz de dispersi´ on de Rutherford, quien la dedujo para la dispersi´ on de part´ıculas α por los n´ ucleos at´omicos. La mec´ anica cu´ antica da, en el limite no relativista, una secci´ on eficaz coincidente con este resultado cl´asico. En f´ısica at´ omica tiene mucha importancia el concepto de secci´ on eficaz total de dispersi´ on σT cuya definic´on es σT =

Z

σ(Ω)dΩ = 2π



Z

π

σ(Θ)dΘ .

0

No obstante, si intentamos calcular la secci´ on eficaz total para dispersi´ on coulombiana sustituyendo la ecuaci´ on (47) en esta definici´on obtenemos un resultado infinito. La raz´ on f´ısica de esto es f´acil de ver. Seg´ un su definici´on, la secci´ on eficaz total es el n´ umero de part´ıculas que, por unidad de intensidad incidente, se dispersan en todas direcciones. Ahora bien, el campo coulombiano constituye un ejemplo de fuerza de ≪largo alcance≫; sus efectos se extienden hasta el infinito. Las desviaciones muy peque˜ nas solo tienen lugar en el caso de part´ıculas de par´ ametro de impacto muy grande. Por tanto, todas las part´ıculas de un haz incidente de extensi´ on lateral infinita se desviar´ıan m´ as o menos y deben de incluirse en la secci´ on eficaz total de dispersi´ on. Queda claro, pues, que el valor infinito de σT no es peculiar del campo coulombiano, tiene lugar en Mec´anica cl´asica siempre que el campo 32

dispersor sea diferente de cero a todas las distancias independientemente de lo grande que sean.

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA L.S. Brown, Forces giving no orbit precession, Am. J. Phys. 46, 930 (1978) H. Goldstein, More on the prehistory of the Laplace-Runge-Lenz vector, Am. J. Phys. 44, 1123 (1976)

33

3. CUERPO R´IGIDO Pr´ ologo: Por las particularidades de su movimiento, el estudio del cuerpo r´ıgido ha generado nuevas tecnicas y procedimientos matematicos interesantes. CONTENIDO: 3.1 Definici´ on. 3.2 Grados de libertad. 3.3 Tensor de inercia (con ejemplo). 3.4 Momento angular. 3.5 Ejes principales de inercia (con ejemplo). 3.6 El teorema de los ejes paraleles (con 2 ejemplos). 3.7 Dinamica del cuerpo r´ıgido (con ejemplo). 3.8 Trompo sim´etrico libre de torcas. 3.9 Angulos de Euler. 3.10 Trompo sim´etrico con un punto fijo.

34

3.1 Definici´ on. Un cuerpo r´ıgido se define como un sistema de part´ıculas cuyas distancias relativas est´ an obligadas a permanecer absolutamente fijas. 3.2 Grados de libertad. Para describir el movimiento general de un s´ olido r´ıgido en el espacio tridimensional s´ olo requerimos de 6 cantidades, por ejemplo: las 3 coordenadas del centro de masa medidas desde un sistema inercial y 3 ´angulos para especificar la orientaci´ on del s´ olido (o de un sistema fijo en el s´ olido con origen en el centro de masa) decimos que un cuerpo r´ıgido en el espacio tiene 6 grados de libertad. El n´ umero de grados de libertad puede ser menor en los casos en que el s´ olido est´ a sujeto a restricciones, por ejemplo: • Si el s´ olido s´ olo gira alrededor de un eje m´ ovil es de un grado de libertad (basta con un angulo). • Si el s´ olido se mueve en el plano, su movimiento es mas general requiere de 5 cantidades (2 grados de libertad traslacional y 3 grados de libertad rotacional). 3.3 Tensor de inercia. Consideremos que el cuerpo constituido por N part´ıculas de masas mα , α = 1, 2, 3..., N . Si el cuerpo rota con velocidad angular ω alrededor de un punto fijo del cuerpo, y este punto a su vez se mueve a velocidad v respecto al sistema fijo (inercial), entonces la velocidad de la α -´esima part´ıcula respecto al sistema inercial est´ a dada por vα = v + ω × rα .

(1)

La energ´ıa cin´etica de la α -´esima part´ıcula es 1 Tα = mα vα2 , 2

(2)

vα2 = vα · vα = (v + ω × rα ) · (v + ω × rα )

(3)

donde = v · v + 2v · (ω × rα ) + (ω × rα ) · (ω × rα ) = v2 + 2v(ω × rα ) + (ω × rα )2 . 35

(4)

Entonces la energ´ıa total es T T

=

P

α Tα

P 1 2 α 2 mα v + α mα [v· (ω × rα )] + 1P + 2 α mα (ω × rα )2 ; P P v· [ω× α mα rα ] + 12 α mα (ω × rα )2 . P

=

= 12 M v2 +

Si el origen esta fijo al s´ olido lo elegimos en el centro de masas, entonces R= por lo que T =

P

α mα rα

M

= 0,

1X 1 mα (ω × rα )2 M v2 + 2 2 α

(5)

T = Ttrans + Trot

donde Ttrans = Trot =

(6)

1 1X mα v 2 = M v 2 2 α 2

(7)

1X mα (ω × rα )2 . 2 α

(8)

Ahora usaremos en la ecuaci´ on (8) la identidad vectorial (A × B)2 = A2 B2 − (A · B)2

(9)

entonces la ecuaci´ on nos queda en la forma Trot =

h i 1X mα ω 2 r2 − (ω · rα )2 2 α

que en t´erminos de las componentes de ω y r ω = (ω1 , ω2 , ω3 ) y rα = (xα1 , xα2 , xα3 ) Trot

1X = mα 2 α

Ahora introducimos

( P i

ωi2



P k

ωi = Trot =

x2αk P j







P i

ωi xαi



P j

ωj xαj

36

.

δij ωj

P 2 1 XX xαk − ωi ωj xαi xαj mα ωi ωj δij 2 α ij k 

!)







(10)

Trot =

X P 1X mα δij x2αk − xαi xαj . ωi ωj 2 ij k α 



(11)

Podemos escribir Trot como

Trot = donde Iij =

X



1X Iij ωi ωj 2 ij

mα δij

α

P k

x2αk

(12)



− xαi xαj .

(13)

Las 9 cantidades de Iij constituyen las componentes de de una nueva cantidad matem´ atica que denotamos por {Iij } y se llama Tensor de Inercia, {Iij } se puede escribir convenientemente mediante un arreglo matricial de (3 × 3)   I11 I12 I13   {Iij } =  I21 I22 I23  I31 I32 I33  P



− α mα xα1 xα3 + x2α3 ) − α mα xα1 xα2 P P   2 + x2 ) − m (x =  − α mα xα2 xα1 α α1 α mα xα2 xα3  . α3 α P P P 2 2 − α mα xα3 xα2 − α mα xα3 xα1 α mα (xα1 + xα2 ) (14) Podemos notar que Iij = Iji por lo tanto {Iij } es un tensor sim´etrico, por lo tanto solo hay 6 t´erminos independientes. Los elementos diagonales de {Iij } se llaman momentos de inercia con respecto a los ejes de coordenadas, los negativos de los elementos no diagonales se llaman productos de inercia. Para una distribuci´ on continua de masa de densidad ρ(r), {Iij } se escribe en lugar de (13) como mα (x2α2 αP

P

P

Iij =

Z

V



ρ(r) δij

P k

x2k



− xi xj dV.

(15)

EJEMPLO: Calcular los elementos Iij del tensor de inercia {Iij } para un cubo uniforme de lado b, masa M , una esquina esta en el origen. I11 =

Z

V

ρ

h

x21

+

x22

+

x23

i

− x1 x1 dx1 dx2 dx3 = ρ 37

Zb Zb Zb 0 0 0

(x22 + x23 )dx1 dx2 dx3 .

El resultado de la integral tres dimencional es I11 = 23 (ρb3 )2 = 23 M b2 . I12 =

Z

V

ρ(−x1 x2 )dV = −ρ

Zb Zb Zb 0 0 0

1 1 (x1 x2 )dx1 dx2 dx3 = − ρb5 = − M b2 . 4 4

Vemos que las demas integrales son las mismas por lo que 2 I11 = I22 = I33 = M b2 3 1 Iij = − M b2 , 4 i6=j entonces la matriz queda de la forma 

{Iij } =  

2 2 3Mb 1 − 4 M b2 − 41 M b2

− 41 M b2 − 14 M b2  2 2 − 14 M b2  . 3Mb − 14 M b2 23 M b2 

3.4 Momento angular. El momento angular para el s´ olido r´ıgido constituido por N part´ıculas mα esta dado por X L= rα × pα , (16) α

donde

pα = mα vα = mα (ω × rα ) .

(17)

Sustituyendo (17) en la ecuaci´ on (16), tenemos que L=

X α

mα rα × (ω × rα ) .

Utilizando la identidad vectorial A × (B × A) = (A · A)B − (A · B)A = A2 B − (A · B)A , tenemos L=

X α

mα (r2α ω − rα (ω · rα ).

Tomando la i-´esima componente del vector L Li =

X α



mα ω i

P k

x2αk



38

−xαi

P j

xαj ωj

!

,

introduciendo la ecuaci´ on ωi =

P

j δij ωj

P

j

obtenemos Li =

P

α mα

=

=

P

P

P

α mα

P

j

ωj

j

P

ωj δij ,

ωj δij

α mα

δij

Comparando con la ecuaci´ on (13) Li =

X



x2αk −

k

P

P

P

j

xαj xαj ωj

x2αk −xαi xαj

k

2 k xαk −xαi xαj





.

Iij ωj .



(18) (19) (20)

(21)

j

Esta ecuaci´ on tambein se puede escribir en la forma L = {Iij } ω , o









(22) 

ω1 I11 I12 I13 L1      I I I = L  2   21 22 23   ω2  . ω3 I31 I32 I33 L3

(23)

La energ´ıa cin´etica rotacional, Trot , se puede relacionar con el momento angular de la siguiente manera: multipliquemos la ecuaci´ on ( 21) por 21 ωi 1 1 X ω i Li = ω i Iij ωj , 2 2 j

(24)

sumando sobre todas las i da X1 i

2

Li ω i =

1X Iij ωi ωj . 2 ij

Al comparar esta ecuaci´ on con (12), vemos que el segundo t´ermino no es mas que Trot , por lo tanto Trot =

X1 I

2

Li ω i =

1 L·ω . 2

(25)

Ahora, sustituimos (22) en la ecuaci´ on (25), obtenemos una relaci´ on entre la Trot y el tensor de inercia Trot =

1 ω· {Iij } ·ω. 2 39

(26)

3.5 Ejes principales de inercia. Consideremos que el tensor de inercia {Iij } es diagonal, es decir Iij = Ii δij , la energ´ıa cin´etica rotacional y el momento angular quedarian expresadas en la siguiente forma 1X Trot = Iij ωi ωj 2 ij =

1X δij Ii ωi ωj 2 ij

Trot =

1X Ii ωi2 2 i

(27)

y el momento angular Li =

X

Iij ωj

j

=

X

δij Ii ωj = Ii ωi

j

L = Iω.

(28)

Encontrar una expresi´ on diagonal para {Iij } equivale a encontrar un nuevo sistema de 3 ejes, en los cuales la energ´ıa cin´etica y el momento angular se reducen a las expresiones (27) y (28), tales ejes se les llama Ejes Principales de Inercia, es decir dado un cierto sistema inicial de coordenadas en el cuerpo, podemos pasar de ´el a los ejes principales mediante una transformaci´ on ortogonal particular que, en consecuencia, se llama transformaci´ on a los ejes principales. Igualando las componentes de (22) y (28), tenemos L1

= Iω1 = I11 ω1 + I12 ω2 + I13 ω3

(29)

L2

= Iω2 = I21 ω1 + I22 ω2 + I23 ω3

(30)

L3 = Iω3 = I31 ω1 + I32 ω2 + I33 ω3 ,

(31)

las cuales son un conjunto de ecuaciones que se pueden reescribir (I11 − I)ω1 + I12 ω2 + I13 ω3 I21 ω1 + (I22 − I)ω2 + I23 ω3

=0 =0

I31 ω1 + I32 ω2 + (I33 − I)ω3 = 0 .

40

(32)

Para obtener la soluci´ on, el determinante del sistema debe ser cero (I − I)ω 1 11 I21 ω1 I31 ω1

I12 ω2 I13 ω3 (I22 − I)ω2 I23 ω3 I32 ω2 (I33 − I)ω3

=0.

(33)

El desarrollo de este determinante es un polinomio de grado 3 en I, llamado polinomio caracter´ıstico y la ecuaci´ on (33) se llama ecuaci´ on secular o ecuaci´ on caracter´ıstica. En la pr´ actica, los momentos principales de inercia, por ser los valores propios de I, se hallan buscando las ra´ıces de la ecuaci´ on secular. EJEMPLO: Determinar los ejes principales de inercia para el cubo del ejemplo anterior. Al sustituir los valores obtenidos en el ejemplo anterior en la ecuaci´ on (33) obtenemos:   ( 2 β − I) − 14 β − 41 β 3   ( 23 β − I) − 41 β  = 0 ,  − 41 β − 41 β − 14 β ( 32 β − I)

donde β = M b2 , de donde obtenemos la caracter´ıstica, 

11 β−I 12



11 β−I 12



1 β−I 6



=0,

entonces los eigenvalores o momentos principales de inercia son: 1 I1 = β, 6

11 β, 12

I2 = I3 =

cuyos correspondientes eigenvalores son: 



1 1 1   1 , I= β↔ √  2 6 3 1

     −1  −1   11 1     0 1 . , I2 , I3 = β ↔ √     2  12 2   1 0

Entonces la matriz que diagonaliza a {Iij } es: 

r  2 1  λ=  1 3

1

q

q

−2

0

q

3 q 2 2 3 2

1 −2

41

0

2

3 2

3 2



   . 

{Iij } diagonalizado es: 1 6β





0 11 12 β 0

{Iij }diag = (λ)∗ {Iij } λ =  0 0 

0  0 . 11 12 β

3.6 El teorema de los ejes paralelos. Supongamos que el sistema x1 , x2 , x3 tiene su origen en el centro de masas del cuerpo r´ıgido. Un segundo sistema X1 , X2 , X3 , tiene su origen en otra posici´ on diferente al sistema anterior. la unica condici´ on es que sean paralelos, definamos los vectores r = (x1 , x2 , x3 ), R = (X1 , X2 , X3 ) y a = (a1 , a2 , a3 ), de tal manera que R = r + a o en t´erminos de sus componentes Xi = xi + ai .

(34)

Sean Jij las componentes del tensor de inercia respecto al sistema X1 X2 X3 , Jij =

X



mα δij

α

P k

2 Xαk

− Xαi Xαj



.

(35)

Sustituimos (34) en (35), Jij =

X



mα δij

α

=

P

+[

α mα

P

k

δij

2ak δij (

P

P k



(xαk + ak )2 − (xαi + ai )(xαj + aj )

2 k (xαk )

− xαi xαj

α mα xαk )

P

− aj (



P

+

α mα

P

α mα xαj )

δij

− ai (

Pero la coordenada del centro de masa se define como x ¯=

P

P

k

a2k − ai aj

α mα xαi )]



(36)

.

α mα xα

P

M

y como habiamos dicho antes, el origen esta en el centro de masa (¯ x1 , x ¯2 , x ¯3 ) = (0, 0, 0) . Ahora si tambien comparamos primer t´ermino de (36) con la ecuaci´ on (13), tendremos: Jij = Iij + M (a2 δij − ai aj ) (37) 42

y entonces los elementos del tensor de inercia Iij para el sistema del centro de masa estar´ an dadas por: Iij = Jij − M (δij a2 − ai aj ) .

(38)

Este es el Teorema de los Ejes Paralelos. EJEMPLO: Calcular Iij para el cubo anterior respecto a un sistema paralelo al primer ejemplo y con origen en el centro de masa. Ya sabemos del ejemplo anterior que: 

{Jij } =  

− 14 β − 41 β  2 − 14 β  . 3β − 41 β 32 β

2 3β − 41 β − 41 β



Ahora el vector a = ( 2b , 2b , 2b ) y a2 = 43 b2 , entonces usando la ecuaci´ on (38) 2 y el hecho que β = M b tenemos, I11 = J11 − M (a2 − a21 ) = 61 M b2 I22 = J22 − M (a2 − a22 ) = I33 = J33 − I12

I12

M (a2



a23 )

=

(39)

1 2 6Mb 1 2 6Mb

(40) (41)

= J12 − M (−a1 a2 ) = 0

(42)

= I13 = I23 = 0 ,

(43)

por lo tanto 

{I} =  

1 2 6Mb



0 1 M b2 6 0

0 0

0  0 . 1 2 6Mb

EJEMPLO: Consideremos el caso en el que el vector a = (0, 2b , 2b ) y a2 = nuestro nuevo tensor de inercia seria: I11

= J11 − M (a2 − a21 ) =

I22 = J22 − M (a2 − a22 ) = I33 = J33 − M (a2 − a23 ) = I12







2 2 3Mb

2 2 3Mb

2 2 3Mb





 

−M

−M −M 



 

b2 2

b2 2 b2 2

b2 2,

entonces

− 0 = 16 M b2

(44)



 2



b 4



b 4

 2

=

5 2 12 M b

(45)

=

5 2 12 M b

(46)

= J12 − M (−a1 a2 ) = − 41 M b2 − M (0) = − 41 M b2 43

(47)

I13 I23





= J13 − M (−a1 a3 ) = − 41 M b2 − M (0) = − 41 M b2

(48)

= J23 − M (−a2 a3 ) = − 14 M b2 − M ( 14 M b2 ) = 0 ,

(49)





entonces {Iij } es igual a: 

{Iij } =  

1 2 6Mb 1 − 4 M b2 − 41 M b2

− 41 M b2 − 14 M b2  5 2 0  . 12 M b 5 2 0 12 M b 

3.7 Din´ amica del cuerpo r´ıgido. La raz´ on de cambio respecto al tiempo del momento angular L esta dado por:   dL = N(e) . (50) dt inercial Para la descripci´ on desde el sistema fijo al s´ olido debemos usar la identidad operadora ! ! d d = +ω× . (51) dt inercial dt cuerpo Aplicando este operador a la ecuaci´ on (50) dL dt

!

=

inercial

dL dt

!

cuerpo

+ ω × L.

(52)

Entonces, en lugar de la ecuaci´ on (50) tendremos dL dt

!

cuerpo

+ ω × L = N.

(53)

Ahora proyectamos la ecuaci´ on (53) sobre los ejes principales de inercia, supongamos que estos son (x1 , x2 , x3 ), Trot y L se simplifican con tal elecci´on, por ejemplo: Li = Ii ωi (54) la componente i-´esima de (53) es dLi + ǫijk ωj Lk = Ni . dt

44

(55)

Ahora proyectando sobre los ejes principales de inercia y utilizando la ecuaci´ on (54), la ecuaci´ on (55) toma la forma: Ii

dωi + ǫijk ωj ωk Ik = Ni dt

(56)

ya que los elementos principales de inercia son independiantes del tiempo. Entonces, asi obtenemos un sistema de ecuaciones I1 ω˙ 1 + ω2 ω3 (I2 − I3 )

I2 ω˙ 2 + ω3 ω1 (I3 − I1 )

= N1

(57)

= N2

I3 ω˙ 3 + ω1 ω2 (I1 − I2 ) = N3 . Estas son las llamadas Ecuaciones de Euler. EJEMPLO: Rodamiento y deslizamiento de una bola de billar. Demostrar que despues de un golpe horizontal la bola de desplaza resbalando una distancia 12u20 , 49µg

x1 =

para despues empezar a rodar sin resbalar al tiempo t1 =

2u0 . 7µg

Al cesar la fuerza impulsiva las condiciones iniciales son: x0 = 0,

x˙ 0 = u0 φ˙ = 0 .

φ = 0, La fuerza de fricci´on es

Ff = −µgˆ e1 , entonces la ecuaci´ on de movimiento es

La ecuaci´ on para L es

x ¨ = −µgM.

(58)

dL3 = I3 φ¨ = N3 dt

(59)

45

donde I3 es I3 = y

Z

h i 2 ρ(r) x21 − x22 dx1 dx2 dx3 = M a2 5

N3 = Ff a = µM ga . Sustituyendo en la ecuaci´ on (59), tenemos aφ¨ =

5 µg. 2

(60)

Ahora integrando las ecuaciones (58) y (60) una sola vez x˙ = −µgt + C1

(61)

5 (62) aφ˙ = µgt + C2 2 y aplicandoles las condiciones iniciales, tales ecuaciones quedan en la forma x(t) ˙ = −µgt + u0 ˙ = 5 µgt. aφ(t) 2 Para que haya rodamiento puro, sin fricci´on se necesita que ˙ x(t) ˙ = aφ(t).

(63) (64)

(65)

De la ecuaci´ on (64) y (65) evaluadas en t1 5 µgt1 = −µgt1 + u0 2 ⇒ t1 =

2u0 . 7µg

(66)

Ahora integrando de nuevo la ecuaci´ on (63) y aplicando las condiciones iniciales tenemos que t2 (67) x(t) = −µg + u0 t . 2 Evaluando la ecuaci´ on (67) y (63) en el tiempo t1 x=

12u2 49µg

46

5 x˙ = u0 . 7 3.8 Trompo sim´ etrico libre de torcas. Un trompo sim´etrico es cualquier s´ olido de revoluci´ on. Si los momentos de inercia son I1 = I2 = I3 trompo esfe´rico I1 = I2 6= I3 I1 6= I2 6= I3

trompo sime´trico trompo asime´trico.

Tomemos el caso del trompo sim´etrico I1 = I2 6= I3 , en este caso el eje X3 es el eje de sim´etria. Las ecuaciones de Euler proyectadas sobre los ejes principales de inercia son: I1 ω˙ 1 + ω2 ω3 (I2 − I3 ) = N1

(68)

I2 ω˙ 2 + ω3 ω1 (I3 − I1 ) = N2

(69)

I3 ω˙ 3 + ω1 ω2 (I1 − I2 ) = N3 .

(70)

Como el sistema que estamos considerando esta libre de torcas N1 = N2 = N3 = 0 ,

(71)

utilizando el hecho que I1 = I2 en la ecuaci´ on (71), obtenemos I1 ω˙ 1 + ω2 ω3 (I2 − I3 ) = 0

(72)

I2 ω˙ 2 + ω3 ω1 (I3 − I1 ) = 0

(73)

I3 ω˙ 3 = 0.

(74)

La ecuaci´ on (74) implica que ω3 = cte. Las ecuaciones (72) y (73) las reescribimos como: ω˙ 1 = −Ωω2

donde Ω = ω3 ω˙ 2 = −Ωω1 . 47



I3 − I1 I1



(75) (76)

Multiplicando la ecuaci´ on (76) por i y sumandola a la ecuaci´ on (75), tenemos (ω˙ 1 + iω˙ 2 ) = −Ω(ω2 − iω1 ) (ω˙ 1 + iω˙ 2 ) = iΩ(ω1 + iω2 ).

Sea η(t) = ω˙ 1 (t) + iω˙ 2 (t) entonces η(t) ˙ − iΩη(t) = 0 , cuya soluci´ on es η(t) = A exp(iΩt) . Esto implica que (ω1 + iω2 ) = A cos(Ωt) + i sin(Ωt) , entonces ω1 = A cos(Ωt)

(77)

ω2 = A sin(Ωt).

(78)

La magnitud del vector ω es ω = ||ω|| =

√ 2

ω1 + ω2 + ω3 =

q 2

A2 + ω32 = cte ,

esto significa que la magnitud de ω no cambia en el tiempo. Este vector realiza un movimiento de precesi´on y la frecuencia de precesi´on esta dada por   I3 − I1 Ω = ω3 , I1 adem´ as notamos que Ω es constante. Si le llamamos λ al ´ angulo entre ω y X3 las ecuaciones (77) y (78) toman la forma ω1 = ω sin λ cos(Ωt) ω2 = ω sin λ sin(Ωt) ω1 = ω cos λ , donde A = ω sin λ. Para un s´ olido de revoluci´ on achatado I1 = I2 = I12 y I3 > I1 . Para el caso de la tierra   ω3 I3 − I12 L . ≃ Ω = ω3 I12 305 48

Las observaciones indican un valor promedio de 14 meses ≃ 450 d´ıas. (Esto se debe a que no es un solido estrictamente, su estructura interna es l´ıquida). 3.9 Angulos de Euler. Como sabemos una rotaci´ on se puede representar por una matriz de rotaci´ on λ a trav´es de la ecuaci´ on x = λx´. (79) x representa el conjunto de ejes del sistema rotado con respecto al sistema cuyos ejes representamos por x´. La rotaci´ on λ puede llevarse a cabo por una sucesi´on de rotaciones “parciales” λ = λ1 λ2 ...λn . Existen muchas posibilidaddes para elegir estas λ´s. Una de ellas es el conjunto de ´angulos φ, θ y ϕ llamados a ´ngulos de Euler, los cuales se generan a trav´es de la siguiente serie de rotaciones: • Una rotaci´ on alrededor del eje X´3 en un ´angulo ϕ (en sentido positivo). La matriz asociada a ´esta rotaci´ on es: 



cos ϕ sin ϕ 0   λϕ =  − sin ϕ cos ϕ 0  . 0 0 1 • Una rotaci´ on un angulo θ alrededor del eje X´´1 (sentido positivo). La matriz asociada es: 



1 0 0   λθ =  0 cos θ sin θ  . 0 − sin θ cos θ • Una rotaci´ on en un angulo φ alrededor del eje X´´3 (sentido positivo), la matriz asociada a esta rotaci´ on es: 



cos φ sin φ 0   λφ =  − sin φ cos φ 0  . 0 0 1 La transformaci´on completa del sistema de ejes {X´1 , X´2 , X´3 } al sistema con ejes {X1 , X2 , X3 } est´ a dada por (79), donde λ = λφ λθ λϕ . 49

Haciendo el producto de matrices λ11 = cos ϕ cos φ − cos θ sin φ sin ϕ λ21 = − sin ϕ cos φ − cos θ sin φ cos ϕ λ31 = sin θ sin φ λ12 = cos ϕ sin φ + cos θ cos φ sin ϕ λ22 = − sin ϕ sin φ + cos θ cos φ sin ϕ λ32 = − sin ϕ cos φ λ13 = sin ϕ cos φ λ21 = cos ϕ sin θ λ33 = cos θ donde





λ11 λ12 λ13   λ =  λ21 λ22 λ23  . λ31 λ32 λ33

Ahora, consideremos el hecho de que:

• φ˙ est´ a dirigida a lo largo del eje X´3 (fijo). • θ˙ est´ a dirigido a lo largo de la linea de nodo. • ϕ˙ est´ a dirigido a lo largo del eje X3 (cuerpo). Podemos escribir 3 componentes de cada uno de los 3 vectores en el sistema {X1 , X2 , X3 } como: φ˙ 1 = φ˙ sin θ sin ϕ, θ˙1 = θ˙ cos ϕ ϕ˙ 1 = 0 φ˙ 2 = φ˙ sin θ cos ϕ, θ˙2 = −θ˙ sin ϕ ϕ˙ 2 = 0 φ˙ 1 = φ˙ cos θ, θ˙3 = 0 ϕ˙ 3 = ϕ˙ , entonces ω = φ˙ + θ˙ + ϕ˙ i     h = φ˙ 1 + θ˙1 + ϕ˙ 1 , φ˙ 2 + θ˙2 + ϕ˙ 2 , φ˙ 3 + θ˙3 + ϕ˙ 3 . 50

Entonces las componentes de ω son: ω1 = φ˙ sin θ sin ϕ + θ˙ cos ϕ ω2 = φ˙ sin θ cos ϕ − θ˙ sin ϕ

ω3 = φ˙ cos θ + ϕ. ˙

3.10 Trompo sim´ etrico con un punto fijo. Como ejemplo mas complicado de la aplicaci´ on de los m´etodos de la din´ amica del cuerpo r´ıgido, vamos a considerar el movimiento de un cuerpo sim´etrico en un campo gravitacional uniforme cuando un punto del eje de sim´etria est´e fijo en el espacio. El eje de sim´etria es, desde luego, uno de los ejes principales y lo tomaremos como el eje z del sistema de coordenadas solidario al cuerpo. Como hay un punto fijo, la configuraci´on del trompo quedar´ a determinada por los tres ´angulos de Euler: θ da la inclinaci´ on del eje z respecto a la vertical, φ mide el acimut del trompo respecto a la vertical, mientras que ϕ es el ´angulo de rotaci´ on del trompo respecto a su propio eje z. La distancia del centro de gravedad al punto fijo ser´ a representada por l. para obtener una soluci´ on del movimiento del trompo vamos a utilizar el m´etodo de Lagrange en vez de las ecuaciones de Euler. La energ´ıa cin´etica es: T =

1 1 I1 (ω12 + ω22 ) + I3 ω32 , 2 2

o bien, en funci´ on de los ´ angulos de Euler 1 1 T = I1 (φ˙ 2 sin2 θ + θ˙2 ) + I3 (φ˙ cos θ + ϕ) ˙ 2, 2 2 donde han desaparecido los t´erminos en los que figuraban ω12 y ω22 . Conocemos un teorema elemental seg´ un el cual en un campo gravitatorio constante la energ´ıa potencial es la misma que se tendr´ıa si el cuerpo estuviera concentrado en su centro de masa, pero vamos a dar una demostraci´on formal del mismo. La energ´ıa potencial del cuerpo es la suma extendida de todas sus part´ıculas: V = −mi ri · g , (80) donde g es el vector constante que representa la aceleraci´ on de la gravedad, seg´ un como se define el centro de masa, esto es equivalente a V = −M Ri · g, 51

(81)

lo que demuestra el teorema. La energ´ıa potencial en funci´ on de los a´ngulos de Euler es: V = M gl cos θ, (82) con lo que la Lagrangiana ser´ a 1 1 L = I1 (φ˙ 2 sin2 θ + θ˙ 2 ) + I3 (φ˙ cos θ + ϕ) ˙ 2 − M gl cos θ. 2 2

(83)

Notamos que φ y ϕ son coordenadas c´ıclicas, por lo tanto pφ y pϕ son constantes del movimiento. ∂L = I3 (ϕ˙ + φ˙ cos θ) = cte ∂ ϕ˙

(84)

∂L = I1 φ˙ sin2 θ + I3 (φ˙ cos2 θ + ϕ˙ cos θ) = cte. ∂ φ˙

(85)

pϕ = y pφ =

De la ecuaci´ on (84) despejamos ϕ˙ ϕ˙ =

pϕ − I3 φ˙ cos θ , I3

(86)

sustituimos en la ecuaci´ on (85) pϕ − I3 φ˙ cos θ ∂L cos θ) = cte = I1 φ˙ sin2 θ + I3 (φ˙ cos2 θ + I3 ∂ φ˙ = I1 φ˙ sin2 θ + pϕ cos θ ,

pφ = pφ

de donde obtenemos

pφ − pϕ cos θ φ˙ = . I1 sin2 θ

(87)

pϕ pφ − pϕ cos θ − cos θ. I3 I1 sin2 θ

(88)

Sustituyendo en (86) ϕ˙ =

Ahora, como el sistema es conservativo, otra constante de movimiento es la energ´ıa. 1 1 ˙ 2 + M gl cos θ. E = T + V = I1 (φ˙ 2 sin2 θ + θ˙ 2 ) + I3 (φ˙ cos θ + ϕ) 2 2 52

La cantidad I3 ω3 = pϕ es una constante de moviento, multiplicando esta constante por pϕ ω3 se obtiene I3 pϕ ω32 = p2ϕ ω3 I32 ω33 = p2ϕ ω3 1 p2ϕ . 2 I3

1 I3 ω32 = 2

La cantidad 12 I3 ω32 es una constante, entonces podemos definir la cantidad 1 E´ = E − I3 ω32 = cte 2 1 ˙2 1 ˙ 2 2 = I1 θ + I1 φ sin θ + M gl cos θ , 2 2 de donde identificamos V (θ) = V (θ) =

1 ˙2 2 φ sin θ + M gl cos θ 2

pφ − pϕ cos θ 1 I1 2 I1 sin2 θ 

2

sin2 θ + M gl cos θ.

(89)

Entonces E´es:

1 E´= I1 θ˙ 2 + V (θ) . 2 De esta ecuaci´ on despejamos θ˙ e integramos para obtener θ˙ =



2

2 (E´− V (θ)) I1

=

dθ , dt

de donde obtenemos t(θ) =

Z

dθ r 2

2 I1



.

(90)

(E´− V (θ))

Al realizar la integral de la ecuaci´ on (90) se obtiene t = f (θ), de donde en principio podemos despejar y obtener θ(t). Entonces θ(t) se sustituye en las ecuaciones para φ˙ y ϕ˙ (ecs. (87) y (88)) y al integrarlas obtenemos la soluci´ on completa a nuestro problema.

53

Bibliogr´ afia.

• H. Goldstein, Mec´ anica Cl´ asica, (Revert´e, 1992). • L. D. Landau y E. M. Lifshitz, Mec´ anica, (Revert´e, 1969). • J. B. Marion, Din´ amica Cl´ asica de las Part´ıculas y Sistemas, (Revert´e, 1995). • W. Wrigley & W.M. Hollister, The Gyroscope: Theory and application, Science 149, 713 (Aug. 13, 1965).

54

˜ 4. OSCILACIONES PEQUENAS. Pr´ ologo: Una forma muy com´ un de movimienteo en los sistemas mec´ anicos, son las peque˜ nas oscilaciones. Estas las encontramos en sistemas tales como vibraciones at´ omicas, moleculares, circuitos el´ectricos, acustica. Todo movimiento alrededor de las posici´ ones de equilibrio estable, es el llamado vibratorio. CONTENIDO: 4.1 OSCILADOR ARMONICO SIMPLE. 4.2 OSCILADOR ARMONICO FORZADO. 4.3 OSCILADORES ARMONICOS AMORTIGUADOS. 4.4 MODOS NORMALES. 4.5 RESONANCIA PARAMETRICA.

55

4.1 OSCILADOR ARMONICO SIMPLE. Un sistema se encuentra en equilibrio estable cuando su energ´ıa potencial U (q) es m´ınima; al separarlo de esta posici´ on se origina una fuerza −dU/dq que tiende a devolver al sistema al equilibrio. Sea q0 el valor de la coordenada generalizada correspondiente a la posici´ on de equilibrio. Al desarrollar U (q) − U (q0 ) en serie de potencias de Taylor de q − q0 para peque˜ nas desviaciones de la posici´ on de equilibrio 1 U (q) − U (q0 ) ∼ = k(q − q0 )2 , 2 donde: ∂U = 0 ∂q U (q) = 0 , es decir: no hay fuerzas externas que act´ uan sobre el sistema y se ha escogido el nivel de referencia de tal modo que coincide con la posici´ on de equilibrio; adem´ as de despreciar terminos de orden superior. El coeficiente k representa el valor de la segunda derivada U(q) para q=q0 . Por simplificaci´on haremos la siguiente designaci´on x = q − q0 con lo que la ecuaci´ on de energ´ıa potencial toma la forma: 1 2 kx . 2 La energ´ıa cin´etica de un sistema es en general de la forma U (x) =

(1)

1 ·2 (2) T = mx 2 con (1) y (2) obtemos la expresi´ on para la Lagrangiana de un sistema que realiza oscilaciones lineales (a tal sistema se le llama frecuentemente oscilador lineal): 1 ·2 1 L = m x − kx2 . 2 2 La ecuaci´ on de movimiento correspondiente a esta L es: 56

(3)

··

m x +kx = 0 , o bien ··

x +w2 x = 0 ,

(4)

on diferencial tiene dos soluciones independidonde w2 = k/m. La ecuaci´ entes: cos wt y senwt, as´ı, formamos la soluci´ on general: p

x = c1 cos wt + c2 senwt ,

(5)

o bien, podemos expresar la soluci´ on de la forma: x = a cos(wt + α) .

(6)

Puesto que cos(wt + α) = cos wt cos α − senwtsenα, la comparaci´on con (5) muestra que las constantes arbitrarias a y α est´ an relacionadas con los coeficientes c1 y c2 de la forma: a=

q

(c21 + c22 ),

y

tanα = −c1 /c2 .

As´ı: un sistema en las proximidades de su posici´ on de equilibrio estable, ejecuta un movimiento oscilatorio arm´ onico. El coeficiente a en (6) es la amplitud de las oscilaciones, y el argumento del coseno su fase; α es el valor inicial de la fase, y depende evidentemente de la elecci´on del origen de tiempos. La magnitud w es la frecuencia angular de las oscilaciones, esta no depende de las condiciones inicales del sistema por lo cual es la caracter´ıstica fundamental de las oscilaciones. A menudo la soluci´ on es expresada de la forma x = re [A exp(iwt)] donde A es la amplitud compleja, su modulo es la amplitud ordinaria: A = a exp(iα) . La energ´ıa de un sistema que realiza peque˜ nas oscilaciones es: E=

1 ·2 1 2 m x + kx , 2 2 57

o sustituyendo (6) 1 E = mw2 a2 . 2 Ahora, consideremos el caso para un n´ umero n de grados de libertad. En este caso seguiremos considerando que la suma de las fuerzas que actuan es cero, con lo que Qi = −

∂U =0. ∂qi

(7)

Procediendo de igual forma que en el caso de un s´ olo grado de libertad, realizamos una expanci´ on en series de Taylor para la energ´ıa potencial donde ahora consideramos un m´ınimo para qi = qi0 . Introduciendo peque˜ nos desplazamientos xi = qi − qi0 , al realizar la expanci´ on en series

U (q1 , q2 , ..., qn ) = U (q10 , q20 , ..., qn0 )+

1 X xi + 2! 0

X  ∂U 

∂qi

∂2U ∂qi ∂qj

!

xi xj +....

0

(8) Bajo las mismas consideraciones que se hicieron en (1), llegamos a la siguiente relaci´ on: U (q1 , q2 , ..., qn ) = U =

1X kij xi xj . 2 i,j

(9)

De la ecuaci´ on (8) se puede notar que kij = kji , es decir son sim´etricos con respecto a sus ´ındices. Ahora consideremos la situaci´on para la energ´ıa cin´etica. Esta en general es de la forma 1 · · aij (q) xi xj , 2 donde las aij s´ olo son funciones de las coordenadas. Al designar estas aij = mij la energ´ıa cin´etica es de la forma T =

1X · · mij xi xj . 2 i,j 58

(10)

Una vez conociendo las energias tenemos que la Lagrangiana para sistemas con n grados de libertad es de la forma L=T −U =

1X · · (mij xi xj −kij xi xj ) . 2 i,j

(11)

Esta Lagrangiana lleva a las ecuaciones diferenciales de movimientos simultaneas d ∂L ∂L =0 · − dt ∂ xi ∂xi

(12)

o bien X

··

(mij xj +kij xj ) = 0 .

(13)

Tenemos as´ı un sistema de ecuaciones diferenciales lineales y homog´eneas, las cuales pueden pueden ser considerasdas como las n componenetes de la ecuaci´ on matricial ··

(M )(X ) + (K)(X) = 0 ,

(14)

donde las matrices est´ an definidas por: 

  (M ) =   



  (K) =   

m11 m21 .. .

m12 m22

mn1 mn2 ... mnn k11 k21 .. .

k12 k22

... k1n ... k2n .. .

kn1 kn2 ... knn

d2 (X ) = 2 dt ··

... m1n ... m2n .. .

     

59

x1 x2 .. . xn

     

     

     

(15)

(16)

(17)



  (X) =   

x1 x2 .. . xn



   .  

(18)

De manera anal´ oga al sistema con un grado de libertad, buscamos n funciones inc´ ognitas xj (t) de la forma xj = Aj exp(iwt) ,

(19)

siendo Aj constantes a determinar. Sustituyendo (19) en (13) y dividiendo todo entre exp(iwt), se obtiene un sistema de ecuaciones algebraicas lineales y homog´eneas, a las que deben satisfacer Aj . X

(−w2 mik + kik )Ak = 0 .

(20)

j

Para que este sistema tenga soluciones distintas de cero, el determinante de sus coeficientes debe anularse. 2 kij − w2 mij = 0 .

(21)

Esta es la ecuaci´ on caracter´ıstica y es de grado n con respecto a w2 . En general, tiene n raices distintas reales y positivas wα (α = 1, 2, ..., n). Las magnitudes wα se llaman frecuencias propias del sistema. Multiplicando por A∗i y sumando sobre i se tiene X

(−w2 mij + kij )A∗i Aj = 0 ,

j

de donde w2 =

X

kij A∗i Ai /

X

mij A∗i Ai .

Como los coeficientes kij y mij son reales y sim´etricos, las formas cuadr´aticas del numerador y denominador de esta expresi´ on son reales, y al ser esencialmente positivas, w2 es igualmente positivo. EJEMPLO Como ejemplo se modelar´ an las ecuaciones del movimiento del p´endulo doble. La energ´ıa potencial para este es (el problema posee dos grados de libertad) 60

U = m1 gl1 (1 − cos θ1 ) + m2 gl1 (1 − cos θ1 ) + m2 gl2 (1 − cos θ2 ) . Al aplicar la expanci´ on (8), se tiene 1 1 U = (m1 + m2 )gl1 θ12 + m2 gl2 θ22 . 2 2 Al comparar con (9), identificamos k11 = (m1 + m2 )l12 k12 = k21 = 0 k22 = m2 gl2 . Para la energ´ıa cin´etica se encontr´ o .2 .2 . . 1 1 T = (m1 + m2 )l12 θ1 + m2 l22 θ2 +m2 l1 l2 θ 1 θ2 . 2 2

Identificando t´erminos al comparar con (10) m11 = (m1 + m2 )l12 m12 = m21 = m2 l1 l2 m22 = m2 l22 . Al sustituir las ecuaciones de las energ´ıas en (11) se obtiene la Lagrangiana para el oscilador de p´endulo doble y como resultado final: m11 m12 m21 m22

!

..

θ..1 θ2

!

+

k11 0 0 k22

!

θ1 θ2

!

=0.

Estas son las ecuaciones de movimiento en este caso.

4.2 OSCILADOR ARMONICO FORZADO. Si un sistema oscilatorio se somete a la acci´on de un campo externo variable, son las llamadas oscilaciones forzadas. Como consideramos peque˜ nas oscilaciones, entonces esperamos que la acci´on del campo exterior sea d´ebil. Adem´ as de su energ´ıa potencial propia, el sistema posee en este caso una energ´ıa potencial Ue (x, t) debida al campo exterior. Desarrollando esta u ´ltima en serie de potencias de la peque˜ na magnitud x: 61

∂Ue Ue (x, t) ∼ = Ue (0, t) + x ∂x 



. x=0

El segundo t´ermino, es la fueza exterior que act´ ua sobre el sistema en su posici´ on de equilibrio, desisgnado este t´ermino como F (t). Con esto, la Lagrangiana para este sistema es de la forma 1 ·2 1 2 m x − kx + xF (t) . 2 2 La ecuaci´ on de movimiento correspondiente es L=

(22)

··

m x +kx = F (t) , o bien ··

x +w2 x = F (t)/m ,

(23)

donde w es la frecuencia para las oscilaciones libres. La soluci´ on general a esta ecuaci´ on es de la forma x = xh + xp , es decir, de una parte homog´enea y una soluci´ on correspondiente a un caso particular. Analizando el caso para el cual la fuerza exterior es funci´on peri´ odica simple del tiempo, de frecuencia γ de la forma F (t) = f cos(γt + β) . Al hallar la integral particular para la ecuaci´ on 23 en la forma x1 = b cos(γt+ β) y al sustituir, se tiene que b = f /m(w2 − γ 2 ), que al juntar ambas soluciones, tenemos que la soluci´ on total es h

i

x = a cos(wt + α) + f /m(w2 − γ 2 ) cos(γt + β) .

(24)

El resultado muestra una suma de dos oscilaciones: una debida a la frecuencia propia y otra con la frecuencia de la fuerza exterior. La ecuaci´ on (23) puede ser integrada en forma general para una fuerza exterior arbitraria. Escribiendo la ecuaci´ on de la forma 1 d · · (x +iwx) − iw(x +iwx) = F (t) , dt m 62

·

haciendo ξ =x +iwx, se tiene d ξ − iwξ = F (t)/m . dt La soluci´ on a esta u ´ltima es del tipo ξ = A(t) exp(iwt); para la funci´on A(t) se obtiene ·

A= F (t) exp(−iwt)/m . Al integrarla se obtiene la soluci´ on ξ = exp(iwt)

Z

t 0

1 F (t) exp(−iwt)dt + ξo . m

(25)

Esta es la soluci´ on general buscada; la funci´on x(t) est´ a dada por la parte imaginaria de esta u ´ltima dividiendo por w. EJEMPLO Como empleo de la ecuaci´ on anterior se muestra el siguiente ejemplo. Determinar la amplitud final de las oscilaciones de un sistema bajo la acci´on de una fuerza exterior tal que F0 = cte durante un tiempo l´ımitado T. Para este intervalo de tiempo se tiene F0 exp(iwt) ξ= m ξ=

Z

T

exp(−iwt)dt 0

F0 [1 − exp(−iwt)] exp(iwt) iwm

y el m´ odulo cuadrado da la amplitud. De la relaci´ on |ξ|2 = a2 w2 con lo cual a=

2F0 1 sen( wT ) . 2 mw 2

4.3 OSCILADOR ARMONICO AMORTIGUADO. En las secciones anteriores consideramos s´ olo la carencia o la presencia de fuerzas externas, para los casos del oscilador arm´ onico simple y forzado; respectivamente. Es decir, el movimiento ten´ıa lugar en el vacio o bien, que la influencia del medio en el movimiento era despreciable. En la realidad, cuando un sistema se mueve a traves de un medio, ´este ofrece resistencia que tiende a retardar el movimiento. La energ´ıa del sistema se disipa (ya sea en

63

forma de calor ´ o de algun otra forma de energ´ıa). Primero analizamos como afecta este fen´omeno a las oscilaciones simples. El modo en que este medio afecta al movimiento es por fuerzas de rozamiento. Si esta fuerza disipativa es lo suficientemente peque˜ na, podemos desarrollarla en potencias de la velocidad. El t´ermino de orden cero del desarrollo es nulo, ya que ninguna fuerza de rozamiento act´ ua sobre un cuerpo enreposo, por lo que el primer t´ermino que no se anula es proporcional a la velocidad, adem´ as despreciando t´erminos de orden superior. ·

fr = −α x , donde x es la coordenada generalizada y α un coeficiente positivo; el signo menos indica que es en sentido opuesto al movimiento. A˜ nadiendo esta fuerza a la ecuaci´ on de movimiento ..

·

m x= −kx − α x , o bien ..

·

x= −kx/m − α x /m .

(26)

Haciendo k/m = wo2 y α/m = 2λ; donde wo es la frecuencia de las oscilaciones libres del sistema y λ es el coeficiente de amortiguamiento. Con lo anterior ..

·

x +2λ x +wo2 x = 0 . La soluci´ on para la ecuaci´ on anterior es de la forma x = exp(rt); al sustituir esta en la ecuaci´ on anterior obtenemos la ecuaci´ on caracter´ıstica para r. De tal modo r 2 + 2λ + wo2 = 0 , de donde r1,2 = −λ ±

q

(λ2 − wo2 ) ,

con lo que la soluci´ on general a la ecuaci´ on de movimiento es x = c1 exp(r1 t) + c2 exp(r2 t) . De las raices de r podemos considerar los siguientes casos especiales: 64

(i) λ < wo . Se tienen raices imaginarias conjugadas. Con lo que la soluci´ on es 



q

x = re Aexp −λt + i

(wo2



λ2 )



,

siendo A una constante compleja arbitraria. La soluci´ on puede ser escrita en la forma x = a exp(−λt) cos(wt + α)

siendo

w=

q

(wo2 − λ2 ) ,

(27)

donde a y α son constantes reales. De este modo, puede decirse que una oscilaci´ on amortiguada es como una oscilaci´ on arm´ onica cuya amplitud decrece exponenecialmente. La rapidez de disminuci´ on de la amplitud est´ a determinada por el exponente λ y la frecuencia w es menor que las oscilaciones libres en ausencia de rozamiento. (ii) λ > wo . Entonces los dos valores de r son reales y negativos. La forma general de la soluci´ on es: 



x = c1 exp − λ −

q

 





(λ2 − wo2 ) t + c2 exp − λ +

q

 

(λ2 − wo2 ) t

.

Si el rozamiento es muy grande, el movimiento consiste en una disminuci´ on mon´ otona, que tiende asint´oticamente (cuando t → ∞) a la posici´ on de equilibrio (sin oscilaci´ on). Este tipo de movimiento se llama aperi´ odico. (iii) λ = wo . Se tiene que r = −λ, cuya soluci´ on general es de la forma x = (c1 + c2 t) exp(−λt) . Si generalizamos para sistemas con n grados de libertad, las fuerzas de rozamiento generalizadas correspondientes a las coordenadas xi son funciones lineales de las velocidades fr,i =

X

.

αij xi ,

(28)

j

con αik = αki se puede escribir como fr,i = −

∂F . ∂ xi

, P . . donde F = 21 i,j αij xi xj y se le llama funci´on disipativa. La ecuaci´ on diferencial se obtiene al sumar estas fuerzas a la ecuaci´ on (13 ) 65

X

··

(mij xj +kij xj ) = −

X

.

αij xi .

(29)

j

Haciendo en estas ecuaciones xk = Ak exp(rt) y al sustituir esta u ´ltima en (29) y dividiendo por exp(rt), se tiene el siguiente sistema de ecuaciones algebraicas lineales para las constantes Aj X

(mij r 2 + αij r + kij )Aj = 0 .

j

Igualando a cero el determinante de este sistema, se encuentra la ecuaci´ on caracter´ıstica para este sistema. mij r 2 + αij r + kij = 0 .

(30)

Esta es una ecuaci´ on en r de grado 2n.

4.4 MODOS NORMALES. Antes de definir los modos normales, reescribiremos la ecuaci´ on (14) de la siguiente manera .. E

M X + K |Xi = 0 ,

donde |Xi es el vector n-dimensional cuya matrix de representaci´on es (18); M y K son dos operadores que tienen la representaci´on matricial definidas por (15) y (16) respectivamente. La ecuaci´ on antes descrita es una ecuaci´ on con operadores. Dado que M es un operador no sigular y sim´etrico para el cual el operador inverso M−1 y el operador M1/2 y M−1/2 ex´ısten. Con lo anterior podemos expresar la ecuaci´ on de operadores en la forma d2 1/2 M |Xi = −M −1/2 KM −1/2 M 1/2 |Xi , dt2 o de la forma m´ as compacta E d2 E = −λ X , X dt2

66

(31)

donde E X = M 1/2 |Xi

y

λ = M −1/2 KM −1/2 . Como M−1/2 y K son operadores sim´etricos, entonces λ es igualmente sim´etrico. Si empleamos eigenvectores ortogonales como base vectorial (por ejemplo el espacio tridimencional), la representaci´on matricial del operador puede ser diagonal de la forma λij = λi δij . Trataremos el siguiente problemas de eigenvalores λ |ρi i = λi |ρi i ,

(32)

donde |ρi i representa un conjunto de eigenvectores mutuamente ortogonales; o bien M −1/2 KM −1/2 |ρi i = λi |ρi i . Los eigenvalores son obtenidos al multiplicar ambos lados por hρi |, con lo cual λi =

hρi | M −1/2 KM −1/2 |ρi i . hρi |ρi i

Dado que las energ´ıas potencial y cin´etica son cantidades positivas, se tine que hρi | M −1/2 KM −1/2 |ρi ii0 y por lo tanto λi > 0 . Esto nos p´ermite el conjunto λi = wi2 . E

Si expresamos el vector X en t´erminos de estos eigenvectores de λ, 67

E X E yi X , X = i

donde

E

yi = hρi X

.

(33)

Al insertar este resultado en la ecuaci´ on de movimiento (31), se tiene E X d2 X y |ρ i = −λ λi yi |ρi i . = − X i i dt2 i i

El producto escalar de esta ecuaci´ on con el eigenvector constante hρj |, produce la ecuaci´ on de movimiento para las coordenadas generalizadas yj d2 yj = −wj2 yj . dt2 La soluci´ on para esta ecuaci´ on es de la forma yj = Aj cos(wj t + φj ) .

(34)

En base a estas nuevas coordenadas para el movimiento arm´ onico de un sistema de particulas, pueden obtenerse un conjunto de ecuaciones de movimiento a dada generalizadas e independientes. La relaci´ on entre estas yj´s y xi ´s est´ por (33) yj = ρj1 x1 +ρj2 x2 +... + ρjn xn . Los componentes ρjl (l = 1, 2, .., n) son determinados al resolver el problema de eigenvalores de la ecuaci´ on (32). Las nuevas coordenadas son referidas como las coordenadas normales, y las wj´s como las frecuencias normales. La forma equivalente (34) en matrices es       

x1(j) x2(j) .. . xn(j)





      = Aj cos(wj t + φj )     

ρj1 ρj2 .. . ρjn



   .  

(35)

Esta u ´ltima refiere los modos normales de vibraci´on del sistema. Una de las razones de haber introducido coordenadas yj´s se aprecia al observar que la 68

expresi´ on para la energ´ıa cin´etica no cambia si se rotaran los ejes del nuevo sistema no cambian T =

n .2 1X Mj y j . 2 j=1

EJEMPLO Suponiendo un arreglo matricial de la forma mostrada, la cual representa las ecuaciones de movimiento obtenidas para un sistema 









x1 x1 5 0 1      x  2  = −  0 2 0   x2  . dt2 x3 x3 1 0 5 d2

Comparando con (31), identificamos el valor del operador λ. Al encontrar los egienvectores empleamos (32) con lo cual 









5 0 1 ρ1 ρ1       0 2 0   ρ2  = λi  ρ2  . ρ3 ρ3 1 0 5

Determinamos la ecuaci´ on caracter´ıstica para las λi . De manera que det(λ − λi I) = 0 , al sustituir valores 5−λ 0 1 2−λ 0 0 1 0 5−λ

=0.

Al resolver la ecuaci´ on se tiene que λi = 2, 4, 6. Para λ = 4 









ρ1 ρ1 5 0 1       0 2 0   ρ2  = 4  ρ2  ρ3 1 0 5 ρ3

se tiene el siguiente conjunto de ecuaciones

69

(5 − 4)ρ1 + ρ3 = 0 2ρ2 − 4ρ2 = 0

ρ1 + (5 − 4)ρ3 = 0 . Teniendo en cuenta la condici´ on de normalizaci´on, se obtienen los valores 1 ρ1 = −ρ3 = √ 2 ρ2 = 0 . Con lo anterior 



1 1   |ρλ=4 i = √  0  . 2 −1

De igual modo se obtienen





1 1   √  0  2 1

|ρλ=6 i =





0   |ρλ=2 i =  1  . 0

As´ı, el nuevo espacio vectorial est´ a determinado por √1 2

√1 2



0 − √12

√1 2



√1 2 √1 2



|ρi i = 

de donde

hρi | =  

0

0

0  1  , 0 

0 − √12  0 √12  . 1 0 

As´ı, las coordenadas normales son dadas por (33) 





1

√ y1    √12  y2  =  2 y3 0

0 − √12 x1    1 0 √2   x2  . x3 1 0 

70



4.5 RESONANCIA PARAMETRICA. El importante fen´omeno de resonancia param´etrica se presenta al tener un sistema que se se encuentra en un estado de reposo (en la posici´ on de equilibrio x = 0) y es inestable; es decir, bastar´a una separaci´on de esta posici´ on por peque˜ na que sea para provocar un desplazamiento x r´ apidamente creciente con el tiempo. Se diferencia de las resonancias ordinarias, en las cuales el desplazamiento crece con el tiempo (proporcional a t). Los par´ ametros de un sistema lineal son los coeficientes m y k de la Lagrangiana (3); si estos son funci´on del tiempo, la ecuaci´ on del movimiento es: d · (36) (m x) + kx = 0 . dt Si consideramos la masa constante, la ecuaci´ on anterior toma la forma d2 x + w2 (t)x = 0 . (37) dt2 La forma de la funci´ on w(t) est´ a dada por las condiciones del problema; suponiendo que la funci´ on es peri´ odica de frecuencia γ (y de periodo T = 2π/γ). Lo que significa w(t + T ) = w(t) , por lo cual, toda ecuaci´ on del tipo (37) es invariante con respecto a la transformaci´ on t → t+T . As´ı, si x(t) es una soluci´ on de esta, la funci´on x(t+T ) es tambien soluci´ on. Con lo anterior, sean x1 (t) y x2 (t) dos integrales independientes de (37), estas deben transformarse en ellas mismas en combinaci´ on lineal cuando se sustituye t → t + T . La forma de ello es x1 (t + T ) = µ1 x(t) x2 (t + T ) = µ2 x(t) , o en forma general t/T

x1 (t) = µ1 F (t) t/T

x2 (t) = µ2 G(t) , 71

(38)

donde F (t) y G(t) son funciones puramente periodicas del tiempo (de per´ıodo T ). La relaci´ on entre estas constantes se obtiene al manipular las ecuaciones siguientes ..

x1 +w2 (t)x1 = 0 .. x2 +w2 (t)x2 = 0 . Multiplicando por x2 y x1 respectivamente, y rest´ andolas miembro a miembro, se obtiene d . .. . .. x1 x2 − x2 x1 = (x1 x2 − x2 x1 ) = 0 , dt o tambien .

.

x1 x2 − x2 x1 = cte . Al sustituir t por t + T en la ecuaci´ on anterior, el miembro derecho est´ a multiplicado por µ1 µ2 (debido a 38); por lo que es evidente que µ1 µ2 = 1 ,

(39)

teniendo en cuenta (37) y sabiendo que los coeficientes son reales. Si x(t) es una integral de esta ecuaci´ on, la funci´on x ∗ (t) tambi´en lo es. Lo anterior conduce a que µ1 , µ2 deben coincidir con µ∗1 , µ∗2 , es decir, o µ1 =µ∗2 o tambi´en µ1 y µ2 son reales. En el primer caso y teniendo en cuenta (39) resulta que µ1 = 1/ µ∗1 lo que es igual |µ1 |2 = |µ2 |2 = 1. En el segundo caso, las dos integrales son de la forma x1 (t) = µt/T F (t) x2 (t) = µ−t/T G(t) . Una de estas funciones crece exponencialmente con el tiempo. BIBLIOGRAFIA. * H. Goldstein, Classical mechanics, Second ed. (Addison-Wesley, 1981). * L. D. Landau & E. M. Lifshitz, Mec´ anica, (Revert´e, 1969). * W. Hauser, Introduction to the principles of mechanics, (Wesley, 1965). * E.I. Butikov, Parametric Resonance, Computing in Science & Engineering, May/June 1999, pp. 76-83 (http://computer.org). 72

5. TRANSFORMACIONES CANONICAS Pr´ ologo: La idea principal de las transformaciones can´ onicas es encontrar todos aquellos sistemas de coordenas (en el espacio de fases) los cuales preserven la forma de las ecuaciones de Hamilton, independientemente de qu´e Hamiltoniano se trate. Posteriormente se escoge de entre todos esos sistemas de coordenadas aquel en el cual se facilite la resoluci´on del problema en particular.

CONTENIDO: 5.1 Definiciones, Hamiltoniano y Kamiltoniano 5.2 Condiciones necesarias y suficientes para que una transf. sea can´ onica 5.3 Ejemplo de aplicaci´ on de transf. can´ onica

73

5.1 Definiciones, Hamiltoniano y Kamiltoniano Se define una transformaci´on can´ onica, considerando los casos en que la transformaci´on depende explicitamente (o no) del tiempo, de la siguiente manera: Definici´ on 1: Una transformaci´on independiente del tiempo Q = Q(q, p), y P = P (q, p) se dice que es can´ onica si y solo si existe una funci´on F (q, p) tal que X

dF (q, p) =

i

pi dqi −

X

Pi (q, p)dQi (q, p) .

i

Definici´ on 2: Una transformaci´on dependiente del tiempo Q = Q(q, p, t), y P = P (q, p, t) se dice que es can´ onica si y solo si existe una funci´on F (q, p, t) tal que para un tiempo arbitrario fijo t = t0 dF (p, q, t0 ) =

X i

donde dF (p, q, t0 ) =

pi dqi −

dQ(p, q, t0 ) =

Pi (q, p, t0 )dQi (p, q, t0 ) ,

i

X ∂F (p, q, t0 )

dqi +

X ∂Q(p, q, t0 )

dqi +

∂qi

i

y

X

∂qi

i

X ∂F (p, q, t0 )

dpi

X ∂Q(p, q, t0 )

dpi

i

i

∂pi

∂pi

Ejemplo: Demostrar que la siguiente transformaci´on es can´ onica: 1 2 (p + q 2 ) 2   −1 q . Q = T an p P

=

Soluci´ on: De acuerdo a la definici´on 1, debemos verificar que pdq − P dQ es una diferencial exacta. Sustituyendo P y Q de la transformaci´on dada en el problema obtenemos: pq pdq − qdq 1 =d pdq − P dQ = pdq − (p2 + q 2 ) 2 2 2 p +q 2 



.

De lo anterior concluimos que efectivamente, la transformaci´on dada en el problema es can´ onica. Sabemos que un sistema din´ amico se encuentra caracterizado por su Hamiltoniano H = H(q, p, t), en donde q = q(q1 , q2 , ..., qn ), 74

y p = p(p1 , p2 , ..., pn ), y que por tanto el sistema tiene asociado un conjunto de 2n ecuaciones diferenciales de primer orden, dadas por las ecuaciones de Hamilton: ∂H ∂pi ∂H . −p˙i = ∂qi q˙i =

(1) (2)

Sean las transformaciones de coordenadas en el espacio de fase, denotadas como Qj = Qj (q, p, t)

(3)

Pj = Pj (q, p, t) ,

(4)

entonces, de acuerdo a lo dicho al principio, denotaremos como transformaciones can´ onicas al conjunto de transformaciones de la forma de (3) y (4) para las cuales, an´ alogamente a (1) y (2), exista una funci´ on K = K(Q, P, t) tales que podamos escribir ∂K Q˙ i = ∂Pi ∂K . −P˙ i = ∂Qi

(5) (6)

La relaci´ on existente entre el Hamiltoniano H y el nuevo Kamiltoniano K 1 se puede obtener a partir de las siguientes consideraciones2 . De acuerdo al principio de Hamilton, la trayectoria real que un sistema cl´ asico describir´ a se puede obtener a partir de variaci´ on de la integral de acci´ on dada por Z δ

X

(

i

pi dqi − Hdt) = 0 .

(7)

Si la transformaci´on es can´ onica, entonces el nuevo Kamiltoniano K debe tambi´en cumplir una relaci´ on similar a (7), es decir, con el nuevo conjunto 1

Aqui seguiremos la misma terminologia empleada por Goldstein al referirse a la nueva funci´ on K = K(Q, P, t), la cual difiere del Hamiltoniano H = H(p, q, t) por una derivada temporal aditiva, como la Kamiltoniana. 2 Una derivaci´ on alternativa a la presente ha sido dada por G. S. S. Ludford and D. W. Yannitell, Am. J. Phys. 36, 231 (1968).

75

de coordenadas Q y P tambi´en es v´alido que δ

Z X

(

i

Pi dQi − Kdt) = 0 .

(8)

Sabemos adem´ as que, de acuerdo a la transformaci´on de Legendre, Hdt = L(q, q, ˙ t)dt, por lo que (7) -lo mismo que (8)- equivale a δ

Z

t2

L(q, q, ˙ t)dt = 0

P

i pi dqi −

(9)

t1

y que (9) no se altera si L es sustituido por L = L + caso, δ

Z

t2

t1

Ldt = δ

Z

t2

(L +

t1

dF (q,t) dt

porque en este

dF (q, t) )dt , dt

(10)

o en forma equivalente δ

Z

t2

t1

Ldt = δ

Z

t2

t1

L(q, q, ˙ t)dt + δF (q(2) , t2 ) − δF (q(1) , t1 )

(11)

, por lo que (10) y (11) difieren solamente por terminos constantes los cuales dan como resultado una variaci´ on nula al momento de aplicar el principio de Hamilton. De acuerdo a lo anterior podemos exigir que el Hamiltoniano H y el Kamiltoniano K se encuentren relacionados por la ecuaci´ on 3 dF . pi q˙i − H = Pi Q˙ i − K + dt

(12)

La funci´ on F es llamada funci´ on generadora. Esta puede ser expresada como una funci´ on de cualquier conjunto arbitrario de variables independientes. Sin embargo, algunos resultados muy convenientes son obtenidos si F es expresada como funci´ on de las n viejas variables y las n nuevas variables, m´ as el tiempo. Los resultados son especialmente convenientes si las n viejas variables son en su totalidad las n qi - o las n pi -, y si las nuevas variables son en su totalidad las n Qi - o las n Pi . 3

Algunos autores agregan al lado derecho de esta ecuaci´ on un factor multiplicativo constante A ya que en este caso tampoco se ve alterado (1.9). Nosotros escogimos arbitrariamente A = 1, es decir, decidimos trabajar con transformaciones can´ onicas restringidas, ya que este caso es suficiente para mostrar la estructura de las transformaciones can´ onicas.

76

Atendiendo a lo dicho en el p´ arrafo anterior, las posibles combinaciones de n variables viejas y n variables nuevas -incluyendo a t- en la funci´on generadora son: 4 F1 = F1 (Q, q, t)

(13)

F2 = F2 (P, q, t) F3 = F3 (Q, p, t) F4 = F4 (P, p, t) . Por otro lado, si multiplicamos (1.12) por dt obtenemos: pi dqi − Hdt = P dQi − Kdt + dF .

(14)

Y haciendo el cambio F → F1 en la relaci´ on anterior, y recordando que dQi , dqi , y dt son variables independientes, obtenemos: ∂F1 ∂Qi ∂F1 pi = ∂qi ∂F1 . K = H+ ∂t

Pi = −

Mediante manipuleos algebraicos es posible obtener expresiones an´ alogas a la anterior que involucren a las restantes funciones generadores. Los resultados que se obtienen se muestran a continuaci´ on: ∂F2 ∂Pi

F2 :

Qi =

F3 :

∂F3 Pi = − ∂Q i

F4 :

Qi =

∂F4 ∂Pi

K=H+

∂F2 ∂t

3 qi = − ∂F ∂pi

K=H+

∂F3 ∂t

4 qi = − ∂F ∂pi

K=H+

∂F4 ∂t

pi =

∂F2 ∂qi

.

En la practica resulta u ´til el siguiente teorema, el cual permite, junto con las definiciones dadas en la introducci´ on para que una transformaci´on sea can´ onica (ya sea que la transforamaci´on dependa o no expl´ıcitamente del tiempo), resolver cualquier problema mec´ anico de inter´es 5 . 4

Usaremos la misma convenci´ on de Goldstein para denotar cada una de las diferentes combinaciones de las variables nuevas y viejas en la funci´ on generadora. 5 Para un ejemplo, ver la secci´ on final de este cap´ıtulo.

77

Teorema 1.1.: Consideremos un sistema sobre el cual se ejerce una fuerza neta dada. Supongamos adem´ as que el estado din´ amico del sistema est´ a definido por un conjunto de variables q, p = q1 , q2 , ..., qn , p1 , p2 , ..., pn y que el Hamiltoniano del sistema es H = H(q, p, t) tal que el comportamiento de las variables q y p est´e determinado por las ecuaciones de Hamilton ∂H(q, p, t) ∂pi ∂H(q, p, t) . = − ∂qi

q˙i = p˙i

Si nosotros hacemos una transformaci´on a las nuevas variables Q = Q(q, p, t)

;

P = P (q, p, t)

y si la transformaci´on es can´ onica, es decir, si existe una funci´on F (q, p, t) tal que para un tiempo arbitrario fijo t = t0 , dF (q, p, t0 ) =

X i

yi dxi −

X

Yi dXi ,

i

donde xi , yi = qi , pi o pi , −qi y Xi , Yi = Qi , Pi , o Pi , −Qi , entonces las ecuaciones de movimiento en t´erminos de las variables Q y P son ∂K(Q, P, t) ∂Pi ∂K(Q, P, t) , = − ∂Qi

Q˙ i = P˙i donde K≡H+

∂F (q, p, t) X ∂Xi (q, p, t) + . Yi ∂t ∂t i

i Adem´ as si el determinante de la matriz [ ∂X ∂yj ] es distinto de cero, entonces la ecuaci´ on anterior se reduce a

K≡H+

∂F (x, X, t) . ∂t

5.2 Condiciones necesarias y suficientes para que una transformaci´ on sea can´ onica Hemos mencionado al principio que por transformaci´on can´ onica entenderemos aquella transformaci´on que, independientemente de cual sea la forma 78

del Hamiltoniano, preserva la forma de las ecuaciones de Hamilton. Se debe ser muy cuidadoso respecto a este punto ya que es posible que existan transformaciones que preservan la forma de las ecuaciones de Hamilton, pero para un Hamiltoniano particular 6 . Algunos autores le denominan a este tipo de transformaci´on transformaci´ on can´ onica respecto a H 7 . Para ilustrar este punto utilizaremos el siguiente ejemplo, sugerido en el art´ıculo de J. Hurley: Consideremos un sistema f´ısico particular cuyo Hamiltoniano sea H=

p2 2m

(15)

y consideremos las transformaciones P = p2 Q = q.

(16)

Es f´acil demostrar que el Kamiltoniano K dado por K=

2P 3/2 3m

conduce a ∂K P˙ = 2pp˙ = 0 = − ∂Q y p P 1/2 ∂K Q˙ = q˙ = = = . m m ∂P Por otro lado, si escogemos el Hamiltoniano H=

(17)

p2 + q2 , 2m

entonces es imposible encontrar un Kamiltoniano K tal que al usar las ecuaciones de transformaci´on (16) se preserve la forma de las ecuaciones de Hamilton. Como vemos, en el anterior ejemplo las ecuaciones (16) preservan la forma de las ecuaciones de Hamilton, pero para un Hamiltoniano en particular. 6

Ver por ejemplo, J. Hurley, Am. J. Phys. 40, 533 (1972). Ver por ejemplo, R. A. Matzner y L. C. Shepley, Classical Mechanics (Prentice Hall, 1991). 7

79

Se puede demostrar que las condiciones necesarias y suficientes para que transformaciones de la forma (3) y (4) sean can´ onicas, es decir, que preserven la forma de las ecuaciones de Hamilton independientemente del Hamiltoniano que se considere, son: [Qi , Pj ] = α

(18)

[Pi , Pj ] = 0

(19)

[Qi , Qj ] = 0 ,

(20)

en donde α es una constante cualquiera, relacionada con cambios de escala. Algunos comentarios merecen ser mencionados antes de finalizar esta secci´ on. En primer lugar, debemos mantener en mente que Q y P no constituyen variables que definan la configuraci´ on del sistema, es decir, no constituyen en general un conjunto de coordenadas generalizadas 8 . Para distinguir a Q y P , de las coordenadas generalizadas q y p, se les denomina variables can´ onicas. Y a las ecuaciones de movimiento -similares en forma a las ecuaciones de Hamilton para las coordenadas generalizas q y p- que se obtienen para Q y P se les denomina ecuaciones can´ onicas de Hamilton. En segundo lugar, aunque no lo probamos aqu´ı, si la transformaci´on Q = Q(q, p, t) y P = P (q, p, t) es can´ onica, entonces la transformaci´on inversa q = q(Q, P, t) y p = p(Q, P, t) es tambi´en can´ onica 9 .

5.3 Ejemplo de aplicaci´ on de TC Como se mencion´o en la introducci´ on a este cap´ıtulo, la idea principal de realizar una transformaci´on can´ onica es encontrar sistemas de coordenadas (en el espacio de fases) los cuales preserven la forma de las ecuaciones de Hamilton, independientemente de la forma del Hamiltoniano, y escoger de entre todas ellos, aquel que facilite la resoluci´ on del problema en particular. Vamos a ilustrar este punto con un ejemplo. EJEMPLO: El Hamiltoniano de cierto sistema f´ısico esta dado por H = ω 2 p(q + t)2 , donde ω es una constante. Determine q como una funci´on del tiempo. Soluci´ on: 8

Salvo el caso trivial en que la transformaci´ on can´ onica sea Q = q y P = p. Para una demostraci´ on sobre este punto, ver por ejemplo, E. A. Desloge, Classical Mechanics, Volume 2 (John Wiley & Sons, 1982). 9

80

1. Resolviendo las ecuaciones de Hamilton para las variables q y p. Al aplicar las ecuaciones de Hamilton (1) y (2) al Hamiltoniano dado en este problema, se obtiene ω 2 (q + t)2 = q, ˙

2ω 2 p(q + t) = −p˙ .

Este sistema no es de soluci´ on f´acil. Sin embargo, este problema se puede resolver f´acilmente con una adecuada transformaci´on can´ onica, tal como se muestra a continuaci´ on. 2. Haciendo uso de la transformaci´ on can´ onica Q = q + t, P = p. De acuerdo al teorema dado en la secci´ on (1.1), puesto que ∂Q ∂p ∂P ∂(−q)

= 0 = 0,

entonces el Kamiltoniano K del sistema est´ a dado por K=H+

∂F (q, p, t) ∂Q ∂P +P −Q . ∂t ∂t ∂t

(21)

La forma de la funci´ on F (q, p, t) la encontramos a partir de la definici´on de transformaci´on can´ onica dada en la secci´ on 1 -este caso corresponde a una transformaci´on can´ onica dependiente expl´ıcitamente del tiempo-. Es decir, a partir de dF (q, p, t) = pdq − P dQ . Y sustituyendo Q = q + t, P = p en la relaci´ on anterior se obtiene sin ninguna dificultad que F (q, p, t) = c,

c= constante .

Por otro lado ∂P ∂t ∂Q ∂t

= 0 = 1.

Finalmente, sustituyendo estos resultados (y sustituyendo Q = q + t, P = p en el Hamiltoniano H) en (21) obtenemos K = P (ω 2 Q2 + 1) 81

Y de (5) obtenemos

Q˙ = ω 2 Q2 + 1 .

Esta ecuaci´ on diferencial se resuelve f´acilmente, y se obtiene como resultado final 1 q = tan(ωt + φ) − t , ω en donde φ es una fase arbitraria. Como se puede observar, la correcta elecci´ on de la transformaci´on can´ onica puede facilitar la soluci´ on de cualquier problema mec´ anico.

82

6. PARENTESIS DE POISSON Pr´ ologo: Los par´entesis de Poisson son herramientas anal´ıticas muy u ´tiles para estudiar el comportamiento de cualquier sistema din´ amico. Nosotros definiremos en este cap´ıtulo lo que se entiende por par´entesis de Poisson; daremos algunas de sus propiedades, y finalmente presentaremos algunas aplicaciones de los mismos en el estudio de sistemas din´ amicos. CONTENIDO: 1. Definici´ on y propriedades 2. Formulaci´ on de Poisson para las ecs. de movimiento 3. Las constantes de movimiento en la formulaci´ on de Poisson

83

1. Definici´ on y propiedades de los par´ entesis de Poisson Si u y v son cualesquiera dos cantidades que dependen del estado din´ amico del sistema (es decir, de p y de q) y posiblemente del tiempo, el par´entesis de Poisson de u y v con respecto a un conjunto de variables can´ onicas q y p 10 es definido como [u, v] ≡

X  ∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t)

∂qi

i

∂pi



∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t) ∂pi ∂qi



.

(1)

Los par´entesis de Poisson tienen las siguientes propiedades (donde u, v, y w son funciones arbitrarias de q, p, y de t; a es una constante arbitraria, y r es cualquiera de las variables qi , pi o t) 11 : Propiedad 1.

[u, v] ≡ −[v, u]

Propiedad 2.

[u, u] ≡ 0

Propiedad 3.

[u, v + w] ≡ [u, v] + [u, w]

Propiedad 4.

[u, vw] ≡ v[u, w] + [u, v]w

Propiedad 5.

a[u, v] ≡ [au, v] ≡ [u, av]

Propiedad 6.

∂[u,v] ∂r

Propiedad 7. Identidad de Jacobi,

∂v ≡ [ ∂u ∂r , v] + [u, ∂r ]

[u, [v, w]]+[v, [w, u]]+[w, [u, v]] ≡ 0 .

Otra propiedad muy importante de los par´entesis de Poisson es enunciada en el siguiente teorema: Teorema 6.1 Si la transformaci´on Q = Q(q, p, t), P = P (q, p, t) es una transformaci´on can´ onica, el par´entesis de Poisson de dos cantidades u y v con respecto al conjunto de variables q, p, es igual al par´entesis de Poisson de u y v con respecto al conjunto de variables Q, P , es decir X  ∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t) i

∂qi

∂pi

∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t) − ∂pi ∂qi



=

10 Como en el cap´ıtulo anterior, entendemos a q y p como q = q1 , q2 , ..., qn y p = p1 , p2 , ..., pn . 11 La prueba de estas propiedades se logra utilizando la definici´ on de los par´entesis de Poisson para expresar cada uno de los t´erminos de estas identidades en t´erminos de las derivadas parciales de u, v, y w, y notando por inspecci´ on la valides de las ecuaciones resultantes.

84

X  ∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t) i

∂Qi

∂Pi



∂u(q, p, t) ∂v(q, p, t) ∂Pi ∂Qi



.

2. La formulaci´ on de Poisson para las ecuaciones de movimiento Resumimos a continuaci´ on, en forma de teoremas, los resultados m´ as importantes sobre los par´entesis de Poisson en el an´ alisis de el movimiento de cualquier sistema din´ amico 12 : Teorema 6.2: Consideremos un sistema cuyo estado din´ amico est´ a definido por las variables can´ onicas q, p y cuyo comportamiento din´ amico est´ a definido por la Hamiltoniana H = H(q, p, t). Sea F una cantidad arbitraria que depende del estado din´ amico del sistema (es decir, de q, p, y posiblemente t). La raz´ on de cambio en el tiempo de F est´ a dada por ∂F (q, p, t) , F˙ = [F, H] + ∂t donde [F, H] es el par´entesis de Poisson de F con H. Teorema 6.3 (Formulaci´ on de Poisson de las ecs. de movimiento). Consideremos un sistema cuyo estado din´ amico est´ a definido por las variables can´ onicas q, p, y cuyo comportamiento din´ amico est´ a dado por la Hamiltoniana H = H(q, p, t). El movimiento del sistema est´ a gobernado por las ecuaciones q˙i = [qi , H] p˙i = [pI , H] . 3. Las constantes de movimiento en la formulaci´ on de Poisson Nuevamente enunciaremos los resultados m´ as importantes sobre la formulaci´ on de Poisson de las constantes de movimiento, en forma de teoremas. Estos son los siguientes: Teorema 6.4 Si una cantidad din´ amica F no es una funci´on expl´ıcita de el tiempo, y si el par´entesis de Poisson de F con H es nulo, es decir, [F, H] = 0, entonces F es una constante del movimiento. Corolario 6.4.a Si el Hamiltoniano no es una funci´on expl´ıcita del tiempo, entonces es una constante de movimiento. 12

Las demostraciones han sido omitidas por ser muy conocidas. Ver por ejemplo, E. A. Desloge, Classical Mechanics, Volume 2 (John Wiley & Sons, 1982).

85

7. LAS ECUACIONES DE HAMILTON-JACOBI Pr´ ologo: Sabemos de los cap´ıtulos anteriores que podemos, en principio, disminuir la complejidad de cualquier problema de din´ amica escogiendo una adecuada transformaci´on can´ onica. En particular, podemos tratar de buscar aquellas transformaciones can´ onicas que hagan que el Kamiltoniano K sea nulo, lo que da las ecs. de Hamilton-Jacobi. CONTENIDO: 7.1 Introducci´ on 7.2 Ec. de Hamilton-Jacobi dependiente del tiempo 7.3 Ec. de Hamilton-Jacobi independiente del tiempo 7.4 Generalizacion de la ec. de Hamilton-Jacobi 7.5 Ejemplo de aplicacion de la ec. de Hamilton-Jacobi

86

7.1 Introducci´ on. Para lograr nuestros prop´ositos en este cap´ıtulo, necesitamos hacer uso del siguiente resultado, el cual nos permite encontrar el conjunto de variables can´ onicas que hacen que el Kamiltoniano asuma una forma particular. Teorema 7.1. Consideremos un sistema cuyo estado din´ amico est´ a definido por las variables p, q y cuyo comportamiento bajo la acci´on de una fuerza dada est´ a dado por la Hamiltoniana H = H(q, p, t). Sea K = K(Q, P, t) una funci´ on conocida de las variables can´ onicas Q, P , y tambi´en del tiempo. Entonces cualquier funci´ on F (q, Q, t) que satisfaga la ecuaci´ on diferencial parcial ∂F (q, Q, t) ∂F (q, Q, t) ∂F (q, Q, t) , t = H q, ,t + K Q, − ∂Q ∂q ∂t 







y tambi´en satisface la condici´ on ∂ 2 F (q, Q, t) 6= 0 ∂qj ∂Qj

es una funci´ on generadora para una transformaci´on can´ onica de las variables q, p a las variables Q, P , y la correspondiente Kamiltoniana es justamente K = K(Q, P, t). En las siguientes secciones haremos uso del anterior problema para encontrar aquellas transformaciones can´ onicas cuyo kamiltoniano sea nulo 13 ; esto nos conducir´a a las ecuaciones de Hamilton-Jacobi.

7.2 Ecuaci´ on de HJ dependiente del tiempo. Como una consecuencia del Teorema 7.1 y de exigir que el Kamiltoniano K sea nulo, obtenemos el siguiente teorema: Teorema 7.2. Consideremos un sistema de f grados de libertad cuyo estado din´ amico est´e definido por el conjunto de variables q, p y cuyo Hamiltoniano sea H = H(q, p, t). Si construimos la ecuaci´ on diferencial parcial ∂S(q, t) ∂S(q, t) ,t + =0 H q, ∂q ∂t 



13

, t = 0. Es decir, K Q, − ∂F (q,Q,t) ∂Q





87

(1)

y si encontramos una soluci´ on a ´esta ecuaci´ on de la forma S = S(q, α, t) , donde α = α1 , α2 , ..., αf es un conjunto de constantes, y si la soluci´ on satisface la condici´ on ∂ 2 S(q, α, t) 6= 0 , ∂qi ∂αi entonces q(t) puede ser obtenido de las ecuaciones ∂S(q, α, t) = βi , ∂αi

(2)

donde β = β1 , β2 , ..., βf es un conjunto de constantes. El conjunto de ecuaciones (2) nos proporciona f ecuaciones algebraicas en las f variables desconocidas q1 , q2 , ..., qf . Los valores de las constantes α y β son determinados por las condiciones de frontera. Adem´as es posible, dada q(t), encontrar p(t) a partir de la relaci´ on pi =

∂S(q, α, t) . ∂qi

(3)

A la ecuaci´ on diferencial parcial (1) se le denomina ecuaci´ on de HamiltonJacobi dependiente del tiempo. Y a la funci´on S(q, α, t) se le denomina funci´ on principal de Hamilton. Para lograr una mayor comprensi´on de este teorema, as´ı como del significado de las constantes α y β, procedemos a continuaci´ on a desarrollar su demostraci´on. Demostraci´ on del Teorema 7.2. De acuerdo al Teorema 7.1, cualquier funci´ on F (q, Q, t) que satisface la ecuaci´ on diferencial parcial ∂F (q, Q, t) ∂F (q, Q, t) H q, ,t + =0 ∂q ∂t 



y tambi´en satisface la condici´ on ∂ 2 F (q, Q, t) 6= 0 ∂qj ∂Qj

deber´ a ser una funci´ on generadora para una transformaci´ on can´ onica a un conjunto de variables can´ ononicas Q, P para las cuales el Kamiltoniano K sea nulo, es decir K(Q, P, t) = 0. La funci´on F (q, Q, t) = [S(q, α, t)]α=Q ≡ S(q, Q, t) 88

es tal funci´ on. Entonces S(q, Q, t) es la funci´on generadora para una transformaci´ on can´ onica que lleva al nuevo conjunto de variables Q, P , para las cuales el Kamiltoniano K es identicamente igual a cero. Las ecuaciones de transformaci´on asociadas con la funci´on generadora S(q, Q, t) est´ an definidas por las ecuaciones ∂S(q, Q, t) ∂qi ∂S(q, Q, t) = − ∂Qi

pi =

(4)

Pi

(5)

y como K(Q, P, t) ≡ 0, las ecuaciones de movimiento son Q˙ i =

∂K(Q,P,t) ∂Pi

= 0 .

P˙ i

=

− ∂K(Q,P,t) ∂Qi

= 0

De las anteriores ecuaciones inferimos que Qi =

αi

(6)

Pi = −β ,

(7)

donde αi y βi son constantes. La elecci´on el signo negativo para β en la ecuaci´ on (7) se hizo por mera conveniencia. Si ahora sustituimos las ecuaciones (6) y (7) en la ecuaci´ on (5) obtenemos −βi = −



∂S(q, Q, t) ∂Qi



Q=α

=−

∂S(q, α, t) , ∂αi

la cual se reduce a (2). Si adem´ as sustituimos (6) en (4) obtenemos (2). Esto completa la prueba.

7.3 Ecuaci´ on HJ independiente del tiempo. Si la funci´ on Hamiltoniana no depende expl´ıcitamente del tiempo, nosotros podemos parcialmente resolver la ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi dependiente del tiempo. Este resultado se enuncia en el siguiente teorema: Teorema 7.3. Consideremos un sistema de f grados de libertad cuyo estado din´ amico est´ a definido por el conjunto de variables q, p, y cuyo comportamiento bajo la acci´ on de una fuerza definido por la funci´on Hamiltoniana independiente del tiempo H(q, p). 89

Si construimos la ecuaci´ on diferencial parcial ∂W (q) H q, =E , ∂q 



(8)

donde E es una constante cuyo valor para un conjunto particular de condiciones es igual al valor de la constante de movimiento H(q, p) para las condiciones de frontera dadas, y si nosotros podemos encontrar una soluci´ on a esta ecuaci´ on, de la forma W = W (q, α) , donde α ≡ α1 , α2 , ..., αf es un conjunto de constantes que expl´ıcita o impl´ıcitamente incluye a la constante E, es decir, E = E(α), y si la soluci´ on satisface la condici´ on ∂ 2 W (q, α) 6= 0 , ∂qi ∂αj

entonces las ecuaciones de movimiento est´ an dadas por ∂S(q, α, t) = βi ∂αi

(9)

donde S(q, α, t) ≡ W (q, α) − E(α)t y β = β1 , β2 , ..., βf es un conjunto de constantes. El conjunto de ecuaciones (9) proporciona f ecuaciones algebraicas en las f variables desconocidas q1 , q2 , ..., qf . Los valores de las constantes α y β son determinados por las condiciones de frontera. La ecuaci´ on diferencial parcial (8) recibe el nombre de ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi independiente del tiempo, y a la funci´on W (q, α) se le conoce como funci´ on caracter´ıstica de Hamilton.

7.4 Generalizaci´ on de la ecuaci´ on de HJ. La ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi puede ser generalizada como se establece en el siguiente teorema, el cual permite, algunas veces, el simplificar algunos problemas de Hamilton-Jacobi. Teorema 7.4. Consideremos un sistema de f grados de libertad cuyo estado din´ amico est´ a definido por un conjunto de varibles x, y, donde xi , yi = qi , pi o pi , −qi , y cuyo comportamiento bajo la acci´on de una fuerza dada est´ a 90

dado por la Hamiltoniana H(x, y, t). Si construimos la ecuaci´ on diferencial parcial   ∂S(x, t) ∂S(x, t) H x, ,t + =0 ∂x ∂t y si podemos encontrar una soluci´ on a esta ecuaci´ on de la forma S = S(x, α, t) donde α ≡ α1 , α2 , ..., αf es un conjunto de constantes, y si la soluci´ on satisface la condici´ on ∂ 2 S(x, α, t) 6= 0 ∂xj ∂αj

entonces el movimiento del sistema puede ser obtenido de las ecuaciones ∂S(x, α, t) ∂xi ∂S(x, α, t) ∂αi

= yi

(10)

= βi

(11)

donde β ≡ β1 , β2 , ..., βf es un conjunto de constantes. En la siguiente secci´ on mostraremos algunos ejemplos donde hacemos uso de todos los resultados obtenidos hasta aqu´ı en este cap´ıtulo.

7.5 Ejemplo de aplicaci´ on de la ecuaci´ on de HJ Vamos a resolver el problema del oscilador arm´ onico unidimensional de masa m, utilizando el m´etodo de Hamilton-Jacobi. Sabemos que la Hamiltoniana del sistema es H=

p2 kx2 + 2m 2

(12)

De acuerdo al Teorema 7.2 la ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi para el sistema es   1 ∂F kq 2 ∂F + =0 (13) + 2m ∂q 2 ∂t Supongamos una soluci´ on a (13) de la forma F = F1 (q) + F2 (t). Por lo tanto, (13) se convierte en 1 2m



dF1 dq

2

+ 91

dF2 kq 2 =− 2 dt

(14)

Haciendo cada lado de la ecuaci´ on anterior igual a α, encontramos 1 2m



2

dF1 dq

+

kq 2 2 dF2 dt

= α

(15)

= −α

(16)

Omitiendo las constantes de integraci´ on, las soluciones son Z

F1 =

s

2m(α −

kq 2 )dq 2

(17)

F2 = −αt

(18)

Por tanto, la funci´ on generadora F es F =

Z

s

2m(α −

kq 2 )dq − αt 2

(19)

Y de acuerdo a (2), q(t) se obtiene a partir de β = =





s

 kq 2 ∂  2m(α − )dq − αt  ∂α  2 √ Z dq 2m q −t 2 2 α − kq2 Z

(20) (21)

Y realizando la integral obtenemos que r

q m sen−1 (q k/2α) = t + β k

(22)

Y despejando q obtenemos finalmente que q=

r

q 2α sen k/m(t + β) . k

(23)

Podemos adem´ as dar una interpretaci´on f´ısica a la constante α siguiendo el siguiente razonamiento: q El factor 2α axima amplitud A que k debe corresponder justamente a la m´ el oscilador puede tener. Por otro lado, la energ´ıa total E de un oscilador arm´ onico undimensional de amplitud A est´ a dada por 1 1 E = kA2 = k 2 2 92

r

2α k

!2

=α.

Es decir, α es f´ısicamente igual a la energ´ıa total E del oscilador arm´ onico unidimensional.

BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA C.C. Yan, Simplified derivation of the HJ eq., Am. J. Phys. 52, 555 (1984) N. Anderson & A.M. Arthurs, Note on a HJ approach to the rocket pb., Eur. J. Phys. 18, 404 (1997) M.A. Peterson, Analogy between thermodynamics and mechanics, Am. J. Phys. 47, 488 (1979) Y. Hosotani & R. Nakayama, The HJ eqs for strings and p-branes, hepth/9903193 (1999)

93

8. VARIABLES ACCION-ANGULO Pr´ ologo: La ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi nos proporciona un m´etodo de transformar un conjunto de variables q, p a un segundo conjunto de variables can´ onicas Q, P , siendo cada una de las variables can´ onicas una constante de movimiento. Ahora, en este cap´ıtulo nosotros consideraremos un m´etodo, v´alido para ciertos tipos de movimiento, para transformar un conjunto de variables q, p, a un segundo conjunto de variables Q, P , no siendo al mismo tiempo las dos variables can´ onicas constantes de movimiento. CONTENIDO: 8.1 Sistemas separables 8.2 Sistemas c´ıclicos 8.3 Variables acci´ on-´ angulo 8.4 Movimiento en variables acci´on-´ angulo 8.5 Importancia de las variables acci´on-´ angulo 8.6 Ejemplo: el oscilador arm´ onico

94

8.1 Sistemas separables. Por sistemas separables nosotros entenderemos sistemas cuya Hamiltoniana no sea una funci´ on expl´ıcita del tiempo, es decir H = H(q, p) y para los cuales es posible encontrar una soluci´ on a la ecuaci´ on de HamiltonJacobi independiente del tiempo, de la forma W (q, α) =

X

Wi (qi , α) .

i

8.2 Sistemas c´ıclicos. Sabemos que el estado de un sistema se encuentra caracterizado por un conjunto de coordenadas generalizadas q ≡ q1 , q2 , ..., qf y por el conjunto de momenta generalizados p ≡ p1 , p2 , ..., pf . Conforme el sistema se mueve, ´este traza una ´ orbita en el espacio q, p (el espacio cuyas coordenadas son las variables q1 , q2 , ..., qf , p1 , p2 , ..., pf ). De igual forma, el sistema traza una ´orbita en cada uno de los subespacios qi , pi . La ´orbita en cada uno de los planos qi , pi puede ser representada por una ecuaci´ on de la forma pi = pi (qi ) o por un par de ecuaciones pi = pi (t), qi = qi (t). Si para cada valor de i, la ´ orbita pi = pi (qi ) en el plano qi − pi es una curva cerrada, entonces nos referimos a tal sistema como un sistema c´ıclico. En la siguiente figura mostramos las dos posibilidades por las cuales un sistema puede ser c´ıclico. En la Figura 8.1a, el sistema es c´ıclico porque qi oscila entre los l´ımites definidos qi = a y qi = b; en la Figura 8.1b, el sistema es c´ıclico porque qi se mueve desde qi = a hasta qi = b, y luego inicia nuevamente en qi = a. p i

p i

a

b

qi

q

b

a Fig . 8 .1

95

i

Es necesario en este punto hacer dos importantes aclaraciones: Aclaraci´ on 1: El t´ermino c´ıclico ha sido introducido solamente para simplificar la notaci´ on en las siguientes secciones. No debe interpretarse este t´ermino pensando que si el sistema es c´ıclico en cada uno de los subespacios qi , pi, entonces el sistema deba regresar a su estado original en el espacio q, p. Aclaraci´ on 2: Si un sistema c´ıclico solamente tiene un grado de libertad, el tiempo requerido por el sistema para ejecutar un ciclo en el plano q − p es constante; por tanto el movimiento en el plano q − p ser´ a per´ıodico en el tiempo. Si el sistema tiene mas de un grado de libertad, entonces, en general, el tiempo requerido para ejecutar un ciclo particular en uno de los espacios qi , pi no ser´ a una constante, sino que depender´a del movimiento de las otras coordenadas; por tanto, el movimiento en el espacio dado qi , pi no ser´ a per´ıodico en el tiempo. Debe de tenerse cuidado en este punto, ya que no es cierto que cada uno de los movimientos en cada plano qi , pi es per´ıodico en el tiempo.

8.3 Variables acci´ on-´ angulo. Consideremos un sistema c´ıclico de f grados de libertad, cuyo estado din´ amico est´ a caracterizado por las variables can´ onicas q, p. Sea H(q, p) la Hamiltoniana del sistema, y sea W (q, α) ≡

X

Wi (qi , α) ,

i

(donde α = α1 , α2 , ..., αf son constantes) una soluci´ on a la ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi independiente del tiempo H(q,

∂W )=E . ∂q

Sea J ≡ J1 , J2 , ..., Jf el conjunto de constantes definidas por las ecuaciones Ji (α) =

I

∂Wi (qi , α) dqi , ∂qi

(1)

donde la integral es sobre un cilo completo para la variable qi . Si nosotros usamos la funci´ on W (q, α) ≡ W [q, α(J)] 96

≡ ≡

X

Wi [qi , α(J)]

i

X

Wi (qi , J)

i

como una funci´ on generadora para una transformaci´on can´ onica de las variables q, p a un nuevo conjunto de coordenadas w, y momenta J, es decir, si definimos las variables w y J por las ecuaciones de transformaci´on pi =

∂W (q, α) ∂Wi (qi , J) = ∂qi ∂qi

(2)

∂W (q, J) (3) ∂Ji entonces las nuevas coordenadas w1 , w2 , ..., wf son llamadas variables a ´ngulo, y los nuevos momenta J1 , J2 , ..., Jf son llamadas variables acci´ on. De la ecuaci´ on (2) obtenemos que wi =

pi (qi , α) =

∂Wi (qi , α) ∂Wi [qi , J(α)] = . ∂qi ∂qi

(4)

Sustituyendo la ecuaci´ on (4) en (1) obtenemos Ji (α) =

I

pi (qi , α)dqi .

(5)

La ecuaci´ on pi = pi (qi , α) es la ecuaci´ on de la proyecci´on de la ´orbita p = p(q) sobre el subespacio pi , qi . La integral en el lado derecho de la ecuaci´ on (5) es por tanto el area encerrada dentro de la ´orbita, o bajo la o´rbita, como se ilustra por las regiones sombreadas en la Figura 8.1. Por tanto, la funci´on Ji (α) puede ser interpretada geometricamente como el area barrida en el subespacio qi , pi durante un ciclo completo en este subespacio. Esta ´area depende de las constantes α o equivalentemente de las condiciones iniciales y puede en general asumir cualquier valor 14 .

8.4 El movimiento de un sistema en t´ erminos de las variables de acci´ on-´ angulo. Resumimos el movimiento de un sistema en t´erminos de las variables de acci´ on-´ angulo en la siguiente teorema: 14

Historicamente, el primer intento de pasar de la mec´ anica cl´ asica a la mec´ anica cu´ antica consisti´ o en asumir que el valor que Ji podia tomar no era completamente arbitrario, sino que debe ser un m´ ultiplo de h/2π, donde h es la constante de Planck.

97

Teorema 8.4. Consideremos un sistema ciclico separable de f grados de libertad cuyo estado din´ amico est´ a dado por las variables q, p ≡ q1 , q2 , ..., qf , p1 , p2 , ..., pf , y cuyo comportamiento din´ amico est´ a dado por el Hamiltoniano H(q, p). Si nosotros transformamos a las variables de acci´on-´ angulo J, w, entonces el Hamiltoniano H es una funci´on de J solamente, es decir, H = H(J) y el movimiento del sistema est´ a dado por Ji = γi wi = νi t + φi , donde γi y φi son constantes que est´ an determinadas por las condiciones iniciales, y las νi son constantes, llamadas las frecuencias del sistema y se encuentran definidas como ∂H(J) νi = ∂Ji 



. J=γi

8.5 Importancia de las variables acci´ on-´ angulo La importancia de las variables acci´on-´ angulo radica en que proporcionan una t´ecnica potente para la obtenci´ on de la frecuencia de un movimiento peri´ odico de un movimiento sin hallar una soluci´ on completa del movimiento del sistema. Lo anterior puede ser visto del siguiente argumento: Consideremos el cambio de w cuando q describe un ciclo completo, dado por ∆w =

∂w dq ∂q

I

Por otro lado, sabemos que w=

∂W , ∂J

por lo que ∆w =

I

98

∂2W dq ∂q∂J

∂W d dq dJ ∂q I d = pdq dJ = 1. I

=

El anterior resultado nos indica que w cambia en una unidad cuando q varia a lo largo de un per´ıodo completo. De la relaci´ on w = νt + φ , concluimos que en un per´ıodo τ ∆w = 1 = ντ , es decir, podemos identificar a la constante ν con el rec´ıproco del per´ıodo, ν=

1 . τ

8.6 Ejemplo: El oscilador arm´ onico simple A partir del formalisto de las variables acci´on ´angulo vamos a demostrar que la frecuencia ν del oscilador arm´ onico simple unidimensional est´ a dada por p ν = k/m/2π. Dado que H es una constante de movimiento, la ´orbita en el espacio q − p est´ a dada por p2 kq 2 + =E , 2m 2 √ donde on de una elipse con semiejes 2mE p E es la energ´ıa. Esta es la ecuaci´ y 2E/k. El ´ area encerrada por la elipse es igual al valor de la variable de acci´ on J. Por tanto, √

J = π 2mE

s

2E = 2π k

r

m E. k

Se sigue entonces que H(J) = E = 99

p

k/m J 2π

y la frecuencia est´ a dada por ∂H(J) = ν= ∂J

100

p

k/m . 2π

´ 9. TEOR´IA CANONICA DE PERTURBACIONES

Pr´ ologo: Existen muchos problemas en la naturaleza que no pueden ser resueltos de manera exacta. Por esta raz´ on, y tomando en cuenta el gran desarrollo experimentado por la inform´ atica, se ha puesto mucho inter´es en el desarrollo de m´etodos para hallar soluciones aproximadas. El m´etodo de perturbaciones se aplica cuando se tiene un problema f´ısico que no se puede resolver exactamente, pero cuya Hamiltoniana difiere s´ olo ligeramente de la Hamiltoniana correspondiente a un problema que puede resolverse de manera exacta. A la diferencia entre ambas Hamiltonianas se le conoce como la Hamiltoniana de la perturbaci´ on y la teor´ıa de perturbaciones est´ a basada en la pequ˜ nez de la misma.

CONTENIDO: 9.1 Teor´ıa de perturbaciones dependiente del tiempo (con dos ejemplos) 9.2 Teor´ıa de perturbaciones independiente del tiempo (con un ejemplo)

101

9.1 Teor´ıa de pertubaciones dependiente del tiempo La formulaci´ on de la mec´ anica cl´ asica que simplifica m´ as el desarrollo de la teor´ıa de perturbaciones es la de Hamilton-Jacobi. Consideremos entonces que H0 (p, q, t) es la Hamiltoniana correspondiente al problema soluble o no perturbado, y que se ha solucionado mediante la funci´on principal de Hamilton S(q, α0 , t), la cual genera una transformaci´on can´ onica, de las coordenadas (p, q) a (α0 , β0 ), en la que la nueva Hamiltoniana (o Kamiltoniana) K0 del sistema no perturbado, es nula. En s´ımbolos: ∂S ∂S + H0 ( , q, t) = K0 = 0 . ∂t ∂q

(1)

´ Esta es la ecuaci´ on de Hamilton-Jacobi y hemos usado que p = ∂S/∂q. Las coordenadas can´ onicas transformadas (α0 , β0 ) son entonces todas constantes en el caso no perturbado, ya que K0 = 0 y: ∂K0 , ∂β0 ∂K0 . ∂α0

α˙ 0 = − β˙0 =

(2)

Consideremos ahora la hamiltoniana del sistema perturbado como: H(q, p, t) = H0 (q, p, t) + ∆H(q, p, t);

(∆H ≪ H0 ).

(3)

Aunque (α0 , β0 ) siguen siendo coordenadas can´ onicas (pues la transformaci´ on generada por S es independiente de la forma particular de la hamiltoniana), ya no ser´ an constantes y la Kamiltoniana del sistema perturbado (K) no ser´ a nula. Para no olvidar que en el sistema perturbado las coordenadas transformadas ya no son constantes, las denotaremos como α y β, en vez de α0 y β0 , que ser´ıan sus correspondientes valores constantes en el sistema no perturbado. En el sistema perturbado tenemos pues que:

K(α, β, t) = H +

∂S ∂S = (H0 + ) + ∆H = ∆H(α, β, t). ∂t ∂t

(4)

Las ecuaciones de movimiento que satisfacen las variables transformadas del sistema pertubado son entonces:

102

∂∆H(α, β, t) ∂βi ∂∆H(α, β, t) , ∂αi

α˙i = − β˙i =

(5)

donde i = 1, 2, ..., n y n es el n´ umero de grados de libertad del sistema. Las ecuaciones anteriores son rigurosas. Si del sistema de 2n ecuaciones se pudieran obtener αi y βi como funci´ on del tiempo, las ecuaciones de transformaci´on (p, q) → (α, β) dar´ıan pi y qi en funci´on del tiempo y el problema estar´ıa resulto. Sin embargo, la soluci´ on exacta de las ecuaciones en (5) no suele ser menos dif´ıcil que la soluci´ on de las ecuaciones originales. De (5) vemos que a´ un cuando α y β ya no son constantes, su variaci´ on con el tiempo es lenta, si suponemos que ∆H cambia poco respecto a α y β. Una primera aproximaci´on a la variaci´ on temporal de (α, β) se obtiene sustituyendo en los segundos miembros de (5) a α y β por sus valores constantes o no perturbados; es decir:

α˙ i1 β˙i1

∂∆H(α, β, t) = − ∂βi 0 ∂∆H(α, β, t) = , ∂αi 0

(6)

donde αi1 y βi1 representan las soluciones a primer orden de perturbaci´on para αi y βi , y las barras verticales con sub´ındece cero indican que despu´es de la derivaci´ on deben sustituirse α y β por sus valores constantes no perturbados. Hecho esto, las ecuaciones en (6) se pueden integrar para dar las αi y las βi en funci´ on del tiempo (a primer orden). Luego, mendiante las ecuaciones de transformaci´on se obtienen p y q como funci´on del tiempo en una primera aproximaci´on. La aproximaci´on de segundo orden se obtiene sustituyendo en los segundos miembros de (6) la primera aproximaci´on de la dependencia de α y β con respecto al tiempo. En general, la soluci´ on de perturbaci´on de orden N se obtiene integrando las ecuaciones:

Ejemplo 1

α˙ iN

= −

β˙ iN

=

∂∆H(α, β, t) ∂βi N −1 ∂∆H(α, β, t) . ∂αi N −1

(7)

Consideraremos aqu´ı el caso simple de una part´ıcula libre, que m´ as adelante

103

sujetaremos a una perturbaci´on arm´ onica simple. Este ejemplo, aunque trivial, servir´ a para ilustrar el procedimiento delineado antes. La Hamiltoniana no pertubada es:

H0 =

p2 . 2m

(8)

Puesto que H0 6= H0 (x), es decir, como x es c´ıclica, p = α0 es una constante en el sistema no perturbado. Recordando que p = ∂S/∂x y sustituyendo en (1): 1 2m



∂S ∂x

2

+

∂S = 0. ∂t

(9)

Ahora bien, dado que el sistema es conservativo, resulta conveniente considerar una funci´ on principal de la forma: S = S(x) + F (t).

(10)

Esta clase de separaci´on de variables, es especialmente u ´ til cuando la Hamiltoniana no depende expl´ıcitamente del tiempo, en donde se propone que F (t) = −Et, con E como la energ´ıa total del sistema 15 . Con (10) en (9) tenemos que: 1 2m



dS dx

2

= E,

S=



2mEx = α0 x.

(11)

Y sustituyendo (11) en (10), junto con el hecho de que en este caso la Hamiltoniana es igual a la energ´ıa, tenemos que la funci´on principal de Hamilton es:

S = α0 x −

α20 t . 2m

(12)

Si el momentum transformado es α0 , la coordenada transformada (que tambi´en es constante en el sistema no perturbado) es:

β0 = 15

∂S α0 t , =x− ∂α0 m

V´ease: Spiegel, Murrary R. Mec´ anica Te´ orica, pp. 315, 316.

104

de modo que la transformaci´on generada por S est´ a dada por las ecuaciones: p = α0 , α0 t + β0 , x = m

(13)

que es la soluci´ on esperada para el movimiento de una part´ıcula libre. Lo realizado hasta aqu´ı s´ olo muestra el procedimiento para hallar las ecuaciones del movimiento mediante la formulaci´ on de Hamilton-Jacobi. Es hasta ahora que introduciremos una perturbaci´on de la forma:

∆H =

mω 2 x2 kx2 = , 2 2

(14)

o bien, en t´erminos de las coordenadas transformadas, utilizando (13):

∆H =

mω 2 2



αt +β m

2

.

(15)

N´otese que en la expresi´ on anterior hemos suprimido ya los sub´ındices 0 de las coordenadas transformadas, pues estamos ya ocup´ andonos del sistema perturbado. Sustituyendo (15) en (5): αt +β , m   αt +β . ω2t m

α˙ = −mω 2 β˙ =





(16)

Las ecuaciones anteriores tienen una soluci´ on exacta y es de forma arm´ onica, como cabe esperar. Para asegurarnos s´ olo derivamos respecto al tiempo la primera de las ecuaciones y llegaremos a que α tiene una variaci´ on arm´ onica siemple, lo que tambi´en puede asegurarse de x en virtud de las ecuaciones de transformaci´on dadas en (13), que siguen manteniendo su forma en el sistema perturbado (omitiendo, claro, los sub´ındices de las coordenadas transformadas). Sin embargo, nos interesa ilustrar el m´etodo de perturbaciones, as´ı que consideremos que k (la constante el´astica) es un par´ ametro peque˜ no y busquemos soluciones aproximadas de distintos ´ordenes de perturbaci´on, sin perder de vista que las variables transformadas (α, β) en el sistema perturbado dejar´ an de ser constantes. Dicho de otra manera, a´ un cuando (α, β)

105

contienen informaci´ on referente a los par´ ametros del sistema no perturbado, el efecto de la perturbaci´on es hacer variar estos par´ ametros con el tiempo. La perturbaci´on de primer orden se obtiene seg´ un est´ a indicado de manera general en (6). As´ı que debemos sustituir en los segundos miembros de (16), α y β por sus valores no perturbados. Para simplificar consideremos que x(t = 0) = 0 y por tanto que β0 = 0, entonces: α˙ 1 = −ω 2 α0 t, ω 2 t2 , β˙ 1 = α0 m

(17)

que luego de integrar nos conduce a: ω 2 α0 t2 , 2 α0 ω 2 t3 . 3m

α1 = α0 − β1 =

(18)

Las soluciones para x y p a primer orden las obtenemos sustituyendo α1 y β1 en las ecuaciones de transformaci´on (13), de donde:

x =

α0 mω

p = α0

ω 3 t3 ωt − 6 ω 2 t2 1− 2

!

!

,

.

(19)

Para generar la soluci´ on aproximada a un segundo orden de perturbaci´on ˙ debemos hallar α˙2 y β2 , seg´ un se indic´ o en (7), sustituyendo en los segundos miembros de (16), α y β por α1 y β1 como fueron dadas en (18). Integrando α˙2 y β˙2 y luego utilizando de nuevo las ecuaciones de transformaci´ on (13), llegamos a las soluciones de segundo orden para x y p:

x =

α0 mω

p = α0

ω 3 t3 ω 5 t5 + ωt − 3! 5! ω 2 t2 ω 4 t4 1− + 2! 4!

!

.

!

, (20)

En el l´ımite en que el orden de perturbaci´on N tiende a infinito, obtenemos las soluciones esperadas y compatibles con las condiciones iniciales:

106

x→

α0 sin ωt, mω

p → α0 cos ωt.

(21)

Las variables transformadas (α, β) contienen informaci´ on referente a los par´ ametros de la ´ orbita sin perturbar. Por ejemplo, si consideramos como sistema no perturbado aqu´el correspondiente al problema de Kepler, un sistema adecuado de coordnadas (α, β) podr´ıan ser las variables (J, δ) que son respectivamente la variable acci´ on y el ´angulo de fase que aparece en en la variable ´angulo w (recordar que w = νt + δ, donde ν es la frecuencia). Estas variables est´ an relacionadas con los p´ arametros orbitales tales como el semieje mayor, la excentricidad, la inclinaci´ on, etc. El efecto de perturbaci´on es hacer variar estos par´ ametros con el tiempo. Si la perturbaci´on es peque˜ na, la variaci´ on de los par´ ametros durante un per´ıodo del movimiento no perturbado tambi´en ser´ a peque˜ na. De modo que por cortos intervalos de tiempo el sistema se mover´ a a lo largo de una ´orbita, llamada o ´rbita osculatriz, que es de la misma forma funcional que la del sistema no perturbado; sin embargo, los par´ ametros de esta ´orbita var´ıan con el tiempo. Los par´ ametros de la ´ orbita osculatriz pueden variar con el tiempo de dos maneras: • Variaci´ on peri´ odica: el par´ ametro vuelve a su valor inicial despu´es de un intervalo de tiempo que en primera aproximaci´on suele ser el per´ıodo del movimiento no perturbado. Estos efectos de la perturbaci´ on no alteran los valores medios de los par´ ametros y por tanto la trayectoria sigue siendo muy parecida a la ´orbita no perturbada. Estos efectos se pueden eliminar promediando la perturbaci´on sobre un per´ıodo del movimiento no perturbado. • Variaci´ on secular: Al final de cada uno de los per´ıodos orbitales sucesivos hay un incremento neto del valor del par´ ametro. Al cabo de muchos per´ıodos los par´ ametros orbitales pueden ser muy diferentes de sus valores no perturbados. Rara vez interesa el valor instant´aneo de la variaci´ on de alg´ un par´ ametro, digamos la frecuencia, porque su variaci´ on es muy peque˜ na en la mayor´ıa de casos en que funciona el formalismo de la teor´ıa de las perturbaciones. (Esta variaci´ on es tan peque˜ na que resulta dif´ıcil, sino imposible, percibirla en uno solo per´ıodo orbital, y por eso se mide s´ olo la variaci´ on secular despu´es de varios per´ıodos.)

Ejemplo 2

107

Del problema de dos cuerpos tenemos que si al potencial de Kepler se le suma un potencial de la forma 1/r 2 , la ´orbita del problema acotado es una elipse que gira y cuyo peri´ apsis est´ a animado de precesi´on. Encontraremos aqu´ı la velocidad de precesi´on, considerando un potencial perturbador algo m´ as general: h k V =− − n , r r

(22)

donde n(≥ 2) es un entero, y h es tal que el segundo t´ermino del potencial sea una peque˜ na perturbaci´on del primero. La Hamiltoniana de la perturbaci´on ser´ a pues:

∆H = −

h . rn

(23)

En el problema sin perturbar, la posici´ on angular del peri´ apsis en el plano de la ´orbita viene dada por la constante ω = 2πw2 . En el caso perturbado:

ω˙ = 2π

∂∆H ∂∆H = , ∂J2 ∂l

(24)

donde hemos usado J2 = 2πl. Adem´ as J2 y w2 son dos de las cinco constantes del movimiento a las que lleva el tratamiento del problema de Kepler mediante las variables de acci´ on ´ angulo. Necesitamos conocer el promedio de ω˙ en un per´ıodo de la ´orbita no perturbada τ :

hωi ˙ ≡

1 τ

Z

0

τ

∂ ∂∆H dt = ∂l ∂l



1 τ

Z

τ



∆H dt = 0

∂h∆Hi . ∂l

(25)

Pero el promedio temporal de la Hamiltoniana no perturbada es: 1 h h∆Hi = −hh n i = − r τ

Z

0

τ

dt . rn

(26)

Por otro lado, sabemos que l = mr 2 (dθ/dt), de donde podemos despejar dt y sustituirlo en (27), con lo que

108

mh 2π dθ h∆Hi = − lτ 0 r n−2   Z mh mk n−2 2π = − [1 + e cos (θ − η)]n−2 dθ . lτ l2 0 Z

(27)

donde η es una fase constante, e es la excentricidad, y donde se ha expresado r en funci´on de θ haciendo uso de la ecuaci´ on general de la ´orbita (con el origen en un foco de la c´ onica correspondiente): mk 1 = 2 [1 + e cos (θ − η)] r l

(28)

. En el caso en que n = 2: 2πmh , lτ 2πmh . l2 τ

h∆Hi = − hωi ˙ =

(29)

En el caso en que n = 3: 2πm2 hk , l3 τ 6πm2 hk . l4 τ

h∆Hi = − hωi ˙ =

(30)

Este u ´ltimo caso, n = 3, reviste una importancia especial, ya que la teor´ıa de la Relatividad General predice una correcci´ on del movimiento newtoniano −3 del orden de r precisamente. Tal predicci´on se someti´ o a prueba con el c´elebre problema de la precesi´on de la ´orbita de Mercurio. Sustituyendo los apropiados valores de per´ıodo, masa, semieje mayor de la ´orbita (que va incluido en h), etc., la ecuaci´ on (30) predice una velocidad media de precesi´on: hωi ˙ = 42.98 arcsegundos/siglo . El valor medido es mucho mayor que el mencionado arriba (por un factor mayor que 100). Pero antes de hacer cualquier comparaci´on deben eliminarse del valor medido, las contribuciones debidas a: a) el efecto conocido como la precesi´on de los equinoccios (movimiento del punto de referencia

109

de longitudes respecto a la galaxia), b) las perturbaciones de la ´orbita de Mercurio debido a la interacci´ on con los otros planetas. Una vez eliminados estos efectos (de los cuales el primero es el de mayor peso), se debe obtener lo que ser´ıa la contribuci´on al valor medido de ω, ˙ debido al efecto relativista. En 1973 se calcul´ o esta u ´ltima contribuci´on en (41.4±0.9) arcsegundos/siglo, que es consistente con la predicci´on que se obtiene de (30).

9.2 Teor´ıa de perturbaciones independiente del tiempo Mientras que la teor´ıa de perturbaciones dependiente del tiempo busca la dependecia temporal de los, en un principio constantes, par´ ametros del sistema no perturbado, la teor´ıa independiente del tiempo pretende hallar las cantidades que son constantes en el sistema pertubado. Esta teor´ıa se aplica s´ olo a sistemas conservativos y peri´ odicos (tanto en el estado perturbado, como en el no perturbado). Por ejemplo, se aplica en el caso de movimientos planetarios cuando se introduce cualquier perturbaci´ on conservativa al problema de Kepler (m´etodo de von Zeipel o de Poincar´e). Consideraremos aqu´ı el caso de sistemas de un solo grado de libertad. Consideremos un sistema peri´ odico con una Hamiltoniana indepentiente del tiempo de la forma: H = H(p, q, λ),

(31)

donde λ es una constante que especifica la magnitud de la perturbaci´ on y se supone suficientemente peque˜ na. Asumimos que H0 (p, q) = H(p, q, 0)

(32)

corresponde a un sistema que puede resolverse exactamente (sistema no perturbado), por medio del uso de las convenientes variables acci´on-´ angulo (J0 , w0 ): H0 (p, q) = K0 (J0 ) ∂K0 ; ν0 = w˙ 0 = ∂J0

(w0 = ν0 t + δ0 ).

(33)

La transformaci´on can´ onica que nos lleva de (p, q) a (J0 , w0 ) es independiente de la forma particular de la Hamiltoniana. Entonces, la Hamiltoniana perturbada H(p, q, λ) puede escribirse como H(J0 , w0 , λ). Debido a que la Hamiltoniana perturbada s´ı depende de w0 , J0 ya no es constante. Por otro

110

lado, en principio, uno puede obtener nuevas variables acci´on-´ angulo (J, w) apropiadas para el sistema perturbado, tales que: H(p, q, λ) = E(J, λ) ∂E ν = w˙ = ∂J ∂E = 0 ; (J = constante). J˙ = − ∂w

(34)

Puesto que la transformaci´on que conecta (p, q) a (J0 , w0 ) es conocida, ahora debemos encontrar la transformaci´on can´ onica S, que conecta (J0 , w0 ) a (J, w). Si asumimos que λ es peque˜ na, la transformaci´on que buscamos no debe diferir mucho de la transformaci´on identidad. La expansi´ on de la funci´on generadora que buscamos ser´ a entonces: S = S(w0 , J, λ) = S0 (w0 , J) + λS1 (w0 , J) + λ2 S2 (w0 , J) + ... .

(35)

Para λ = 0 requerimos que S sea la identidad; entonces hacemos: S0 = w0 J .

(36)

Las transformaciones can´ onicas generadas por S son: w = J0 =

∂S ∂S1 ∂S2 = w0 + λ (w0 , J) + λ2 (w0 , J) + ... . ∂J ∂J ∂J ∂S ∂S1 ∂S2 =J +λ (w0 , J) + λ2 (w0 , J) + ... . ∂w0 ∂w0 ∂w0

(37)

Debido a que w0 es una variable ´ angulo (del sistema no perturbado), sabemos que ∆w0 = 1 sobre un ciclo. Por otro lado, sabemos que las transformaciones can´ onicas tienen la propiedad de conservar el volumen en el espacio de fase. Por tanto, podemos escribir: J=

I

pdq =

I

J0 dw0 .

(38)

Integrando la segunda ecuaci´ on en (37) sobre una ´orbita del sistema perturbado, tenemos: I

J0 dw0 =

I

Jdw0 +

X

n=1

λn

I

∂Sn dw0 , ∂w0

111

(39)

y sustituyendo (39) en (38):

J = J∆w0 +

X

n=1

λn

I

∂Sn dw0 . ∂w0

(40)

En vista de que ∆w0 = 1, debe cumplirse que: X

λn

n=1

I

∂Sn dw0 = 0, ∂w0

(41)

o bien que: I

∂Sn dw0 = 0. ∂w0

(42)

Adem´as, la Hamiltoniana puede expanderse en λ como funci´on de w0 y J0 : H(w0 , J0 , λ) = K0 (J0 ) + λK1 (w0 , J0 ) + λ2 K2 (w0 , J0 ) + ... ,

(43)

donde las Ki son conocidas, ya que H es una funci´on conocida de w0 y J0 para una λ dada. Por otro lado tenemos que: H(p, q, λ) = H(w0 , J0 , λ) = E(J, λ) ,

(44)

que es la expresi´ on para la energ´ıa in las nuevas coordenadas de acci´on ´angulo (donde J ser´ a constante y w ser´ a funci´on lineal del tiempo). Podemos tambi´en expandir E en potencias de λ: E(J, λ) = E0 (J) + λE1 (J) + λ2 E2 (J) + ... .

(45)

En virtud de (44) podemos igualar los coeficientes de las distintas potencias de λ en (43) y (45). Sin embargo, estas dos expresiones para la energ´ıa dependen de dos diferentes conjuntos de variables. Para resolver esto expresaremos H0 en t´erminos de J, y esto se logra haciendo una expansi´ on de Taylor de H(w0 , J0 , λ) respecto de J0 alrededor de J:

112

H(w0 , J0 , λ) = H(w0 , J, λ) + (J0 − J)

(J0 − J)2 ∂ 2 H ∂H + + ... , ∂J 2 ∂J 2

(46)

Las derivadas del desarrollo de Taylor son, hablando con propiedad, derivadas respecto a J0 calculadas en J0 = J, si bien podemos escribirlas sin p´erdidas de rigor, en la forma de derivadas con respecto a J, una vez sustituida J0 por J en H0 (J0 ). En la ecuaci´ on anterior, todo t´ermino que contiene a J0 debe reescribirse en t´erminos de J haciendo uso de la transformaci´on definida por (37) que conecta las coordenadas (J0 , w0 ) con (J, w). As´ı que, de la segunda ecuaci´ on en (37) obtenemos (J0 − J), que sustitu´ıdo en (46) da: H(w0 , J0 , λ) = H(w0 , J, λ) +

∂H ∂J



λ

∂S2 1 ∂ 2 H 2 ∂S1 ∂S1 + λ2 + ... + λ ∂w0 ∂w0 2 ∂J 2 ∂w0 



2

+ O(λ3 ) .(47)

Luego, podemos hacer uso de (43) para expresar H(w0 , J, λ) = H(w0 , J0 , λ) |J0 =J , y sustituir luego en la ecuaci´ on (47) para obtener: H(w0 , J0 , λ) = K0 (J) + λK1 (w0 , J) + λ2 K2 (w0 , J) + ...   ∂K1 (w0 , J) ∂S1 ∂K0 (J) +λ + ... + λ ∂w0 ∂J ∂J " #   2 1 ∂ K0 ∂S1 2 2 ∂K0 (J) ∂S2 + λ + + ... ∂J ∂w0 2 ∂J 2 ∂w0 ≡ E(J, λ)

(48) 2

= E0 (J) + λE1 (J) + λ E2 (J) + ... .

Ahora, podemos resolver para los coeficientes Ei (J); esto nos dar´ a la posibilidad de calcular la frecuencia del movimiento perturbado a distintos ´ordenes de perturbaci´on. Puesto que la expansi´ on de los t´erminos de Ei no involucra una dependencia en w0 , entonces la aparici´ on de w0 en (48) debe ser espuria. Las Ki (w0 , J) de (48) son funciones conocidas, mientras que las Si (w0 , J) y las Ei (J) son desconocidas. Igualando potencias de λ tenemos: E0 (J) = K0 (J) ∂S1 ∂K0 (J) ∂w0 ∂J ∂S1 ∂K1 (w0 , J) E2 (J) = K2 (w0 , J) + ∂w0 ∂J   1 ∂S1 2 ∂ 2 K0 (J) ∂S2 ∂K0 (J) . + + 2 ∂w0 ∂J 2 ∂w0 ∂J E1 (J) = K1 (w0 , J) +

113

(49)

Vemos que, para determinar E1 necesitamos conocer S1 adem´ as de K1 . No debemos perder de vista que la Ei son constantes, pues son s´ olo funciones de J (que es una constante del movimiento). Tambi´en debemos notar que ∂K0 /∂J es un t´ermino independiente de w0 (pues K0 = K0 (J) = K0 (J0 ) |J0 =J ). Si promediamos sobre w0 en ambos lados de la segunda ecuaci´ on en (49), obtenemos: E1 = hE1 i = hK1 i +

∂K0 ∂S1 h i. ∂J ∂w0

(50)

H

Pero hemos visto ya que h∂Si /∂w0 i = (∂Si /∂w0 )dw0 = 0. Luego, E1 = hE1 i = hK1 i .

(51)

Sustituyendo (51) en el miembro izquierdo de la segunda ecuaci´ on de (49) y despejando luego (∂S1 /∂w0 ), tenemos que: ∂S1 hK1 i − K1 = , ∂w0 ν0 (J)

(52)

en donde hemos usado que ν0 = ∂K0 /∂J. La soluci´ on para S1 se encuentra por integraci´ on directa. En general, vemos que el procedimiento para hallar En es el que sigue (una vez asumido que se ha resuelto ya para En−1 ): • Promediar en ambos lados de la n-´esima ecuaci´ on de (49). • Insertar el valor promediado de En que se hall´ o, en la ecuaci´ on completa que se daba en (49) para En (es decir, la que hab´ıa antes de promediar). • La u ´nica expresi´ on desconocida que queda entonces, ser´ a Sn que podr´ a obtenerse integrando en: ∂Sn = funci´ on conocida de w0 y J . ∂w0 • Sustituir Sn en la ecuaci´ on completa para En .

114

Una vez hecho esto, se puede continuar para el orden de perturbaci´on n + 1. Seg´ un podemos ver la determinaci´on de la energ´ıa a un orden particular n se determina s´ olo cuando se ha hallado Sn−1 , y Sn puede determinarse s´ olo cuando se ha hallado En . La teor´ıa de perturbaciones independiente del tiempo, es muy similar al esquema de perturbaciones de Rayleigh y Schr¨ odinger en la mec´ anica ondulatoria. En la teor´ıa ondulatoria, se conoce En s´ olo si la funci´on de onda se conoce a un orden n − 1. Y adem´ as, la funci´on de onda de orden n se encuentra s´ olo cuando se ha calculado En .

Bibliograf´ıa

• H. Goldstein, Mec´ anica Cl´ asica,2a. ed. Versi´ on espa˜ nola. Editorial Revert´e S.A.,1992. • R.A. Matzner and L.C. Shepley, Classical Mechanics, Prentice-Hall, Inc. U.S.A., 1991. • R. Murray, Mec´ anica Te´ orica, Spiegel, Edici´on en espa˜ nol. McGrawHill S.A. de C.V. M´exico, 1976. • L.D. Landau and E.M. Lifshitz, Mechanics, 3rd. ed. Course of Theoretical Physics, Volume 1. Pergamon Press, Ltd. 1976.

115

10. INVARIANTES ADIABATICOS Pr´ ologo: Un invariante adiab´ atico es una funci´on de los par´ ametros y de las constantes del movimiento de un sistema, que permanece casi constante en el l´ımite en el que los p´ arametros cambian infinitamente despacio en el tiempo, aunque ellos puedan en u ´ltima instancia cambiar por grandes cantidades. CONTENIDO: 10.1 BREVE HISTORIA 10.1 GENERALIDADES

116

10.1 BREVE HISTORIA La noci´on de invarianza adiab´ atica se remonta a los primeros a˜ nos de la teor´ıa cu´ antica. Alrededor de 1910, quienes estudiaban la emisi´ on y absorci´ on de radiaci´ on, notaron que los ´ atomos pod´ıan existir en estados estables en los que su energ´ıa estaba fija. Einstein llam´ o la atenci´ on acerca de la cantidad que permanec´ıa casi invariante en un p´endulo cuya longitud vari´ sugiri´o que podr´ıan existir aba continua y lentamente (la cantidad E/ν). El cantidades similares asociadas con los sistemas at´omicos, que determinaran la estabilidad de los mismos cuando estas cantidades adquirieran ciertos valores. Tales invariantes adiab´ aticas fueron luego encontradas por Ehrenfest y su uso condujo a la primitiva teor´ıa cu´ antica de Bohr y Sommerfeld. Esta teor´ıa trabajaba bien para los estados del hidr´ogeno, pero fracasaba cuando se le aplicaba a otros ´ atomos. M´as tarde, en 1925-6, surgi´o una teor´ıa cu´ antica altamente exitosa, debida a Schr¨ odinger, Heisenberg, Born y otros; esta teor´ıa empleaba un enfoque diferente. El tema de la invarianza adiab´ atica surgi´o nuevamente despu´es de varias d´ecadas, en el estudio de iones y electrones en movimiento en el espacio. Este tema era del inter´es de cient´ıficos escandinavos que estudiaban el fen´omeno de las auroras. Uno de ellos, H. Alfven, mostr´o en su libro Electrodin´ amica C´ osmica que bajo condiciones apropiadas cierta combinaci´ on matem´ atica de propiedades de los iones y electrones permanec´ıan constantes a primer orden. Aparentemente, Alfven no se percat´ o de que estaba tratando con la misma clase de invariantes adiab´ aticas definidas por Ehrenfest. Fueron L. Landau y E. Lifshitz quienes se˜ nalaron la relaci´ on que hab´ıa con el tema de invariantes adiab´ aticas. 10.2 GENERALIDADES Mostraremos primero, de una manera sencilla, cu´ al es la cantidad invariante adiab´ atica en el caso del movimiento arm´ onico simple. El m´etodo a seguir consistir´a en mostrar que, en el l´ımite de la variaci´ on infinitamente lenta de los par´ ametros, el invariante adiab´ atica del sistema unidimensional se aproxima a una cantidad que se conserva exactamente en el correspondiente sistema bidimensional. Consideremos un sistema de un grado de libertad, inicialmente conservativo y peri´ odico, que contenga un par´ ametro a que ser´ a inicialmente constante. La variaci´ on lenta del par´ ametro no alterar´ a la naturaleza peri´ odica del movimiento. Por una variaci´ on lenta entendemos aqu´ella en la que a var´ıa ligeramente durante un per´ıodo τ del movimiento: τ (da/dt) ≪ a .

(1)

117

Pero, a´ un cuando las variaciones de a sean peque˜ nas en un per´ıodo cualquiera, al cabo de un tiempo suficientemente largo las propiedades del movimiento pueden experimentar cambios grandes. Cuando el par´ ametro a sea constante, el sistema vendr´a descrito por variables acci´on ´ angulo (w0 , J0 ) tales que la Hamiltoniana ser´ a H = H(J0 , a). Supongamos que la funci´ on generadora de la transformaci´on (q, p) → (w0 , J0 ), es de la forma: W ∗ (q, w0 , a). Cuando se deja variar a con el tiempo, (w0 , J0 ) ser´ an a´ un variables can´ onicas v´alidas pero W ∗ ser´ a funci´ on del tiempo a trav´es de a. Entonces J0 no ser´ a constante y w0 ya no ser´ a m´ as funci´ on lineal del tiempo. La Hamiltoniana apropiada ser´ a ahora: ∂W ∗ ∂t ∂W ∗ = H(J0 , a) + a˙ . ∂a

K(w0 , J0 , a) = H(J0 , a) +

(2)

El segundo miembro de la Hamiltoniana se puede ver como una perturbaci´on y la dependencia temporal de J0 viene de: ∂ ∂K = −a˙ J˙0 = − ∂w0 ∂w0



∂W ∗ ∂a



.

(3)

Procediendo en una forma an´ aloga a como se procede en la teor´ıa de perturbaciones dependiente del tiempo, buscamos la variaci´ on a primer orden en el valor medio de J˙0 a lo largo del per´ı odo del movimiento no perturbado. Como a var´ıa lentamente, podemos considerarla constante durante este intervalo y entonces podemos escribir: hJ˙0 i = −

1 τ

Z

τ



∂ ∂w0



∂W ∗ a˙ dt = − ∂a τ 

Z

τ

∂ ∂w0



∂W ∗ dt + O(a˙ 2 , a ¨). ∂a 

(4)

Puede demostrarse que W ∗ es una funci´on peri´ odica en w0 , y por consiguiente, tanto ella como su derivada respecto a a, pueden escribirse como una serie de Fourier: ∂W ∗ X Ak e2πikw0 . = ∂a k

(5)

Sustituyendo (81) en (80):

118

a˙ hJ˙0 i = − τ

Z X τ

2πikAk e2πikw0 dt + O(a˙ 2 , a ¨).

(6)

k

Como el integrando no tiene ning´ un t´ermino constante, la integral se anula. Luego, hJ˙0 i = 0 + O(a˙ 2 , a ¨).

(7)

Por tanto, hJ˙0 i no tendr´a variaci´ on secular de primer orden (o sea en a), ˙ que es una propiedad deseada de la invarianza adiab´ atica. De modo que el t´ermino casi constante en nuestra definici´on de invariante adiab´ atica, debe ser interpretada como constante a primer orden.

Bibliograf´ıa complementaria • L. Parker, Adiabatic invariance in simple harmonic motion, Am. J. Phys. 39 (1971) pp. 24-27. • A.E. Mayo, Evidence for the adiabatic invariance of the black hole horizon area, Phys. Rev. D58 (1998) 104007 [gr-qc/9805047].

119

11. MECANICA DE SISTEMAS CONTINUOS Pr´ ologo: Todas las formulaciones de la mec´ anica tratadas hasta ahora han estado dirigidas al tratamiento de sistemas que tengan un n´ umero de grados de libertad finito o, como m´ aximo, numerablemente infinito . Sin embargo, existen ciertos problemas mec´ anicos que entra˜ nan sistemas continuos, como por ejemplo el problema de un s´ olido el´ astico en vibraci´on. En ´el cada punto del s´ olido continuo participa en las oscilaciones y el movimiento total s´ olo puede describirse especificando coordenadas de posici´ on de todos los puntos. No resulta dif´ıcil modificar las formulaciones anteriores de la mec´ anica para poder tratar dichos problemas. El m´etodo m´ as directo consiste en aproximar el sistema continuo a uno que contenga part´ıculas discretas y luego examinar como cambian las ecuaciones que describen el movimiento, cuando nos aproximamos al l´ımite continuo. CONTENIDO: 11.1 Formulaci´ on Lagrangiana: de discreto a continuo. 11.2 Formulaci´ on Lagrangiana para sistemas continuos. 11.3 Formulaci´ on Hamiltoniana, parentesis de Poisson. 11.4 Teorema de Noether.

120

11.1 Formulaci´ on Lagrangiana: Transici´ on de un sistema discreto a un sistema continuo. Como uno de los casos mas sencillos en el que se puede pasar de un sistema discreto a uno continuo consideremos el de una varilla el´astica infinitamente larga que efect´ ua peque˜ nas vibraciones longitudinales, es decir, desplazamientos oscilantes de las part´ıculas de la varilla paralelos a su eje. Un sistema compuesto por part´ıculas discretas que se aproxime a la varilla continua es una cadena infinita de puntos materiales iguales separados por distancias a y unidos por resortes uniformes sin masa de constante de rigides k (ver la figura). en equilibrio

desplazad o d el e q u i lib rio

ηi−

η i

1

η i+1

Supondremos que los puntos materiales s´ olo pueden moverse a lo largo de la direcci´ on de la cadena . Podemos ver que el sistema discreto es una extensi´on de la mol´ecula poliat´ omica lineal tratada en el cap´ıtulo 6 de Goldstein. Podremos, pues, obtener las ecuaciones que describen el movimiento mediante las t´ecnicas habituales para oscilaciones peque˜ nas. Representando por ηi el desplazamiento de la part´ıcula i-´esima respecto a su posici´ on de equilibrio, la energ´ıa cin´etica es T =

1 X .2 m ηi , 2 i

(1)

donde m es la masa de cada part´ıcula. La energ´ıa potencial correspondiente es la suma de las energ´ıas potenciales de cada resorte a consecuencia de hallarse estirado o comprimido respecto a su longitud natural: V =

1X k (ηi+1 − ηi )2 . 2 i

(2)

De las ecuaciones (1) y (2) obtenemos la Lagrangiana del sistema L=T −V =

 1 X .2 m η i −k (ηi+1 − ηi )2 , 2 i

(3)

que tambi´en puede escribirse de la forma "

m .2 η − ηi 1X η i −ka i+1 a L= 2 i a a 

2 #

121

=

X i

aLi ,

(4)

donde a es la separaci´on de equilibrio entre puntos. Las ecuaciones de movimiento de Lagrange para las coordenadas ηi resultan ser m ·· η − ηi η i −ka i+1 a a2 



+ ka



ηi − ηi−1 a2



= 0.

(5)

La forma particular de L de la ecuaci´ on (4) y las ecuaciones de movimiento correspondientes las hemos elegido por ser comvenientes para efectuar el paso al l´ımite a una varilla continua al tender a cero a. Esta claro que m/a se reduce a la masa por unidad de longitud µ del sistema continuo, pero el valor l´ımite de ka no resulta tan evidente. Recordemos que en el caso de una varilla el´ astica que cumpla la ley de Hooke,el alrgamiento de la varilla por unidad de longitud es directamente proporcional a la fuerza o tensi´ on ejercida sobre ella, relaci´ on que podemos escribir en la forma F = Y ξ, donde ξ es el alargamiento por unidad de longitud e Y es el m´ odulo de Young. Ahora bien, el alargamiento de una longitud a de un sistema discreto, por unidad de longitud, ser´ a ξ = (ηi+1 − ηi ) /a. La fuerza necesaria para estirar el resorte esta cantidad es ηi+1 − ηi F = k (ηi+1 − ηi ) = ka a 



,

por lo que κa debe corresponder al m´ odulo de Young de la varilla continua. Al pasar del caso discreto al continuo, el indice entero i que identifica el punto material particular se convierte en la coordenada de posici´ on continua x; en vez de la variable ηi tenemos η (x) . Adem´as, la cantidad η (x + a) − η (x) ηi+1 − ηi = a a que figura en Li tiende evidentemente al l´ımite dη , dx cuando a tiende a cero. Por u ´ltimo, la suma extendida a un n´ umero discreto de part´ıculas se convierte en una integral extendida a x, la longitud de una varilla, y la Lagrangiana (4) queda en la forma 1 L= 2

Z

·2

µ η −Y



dη dx

2 !

dx.

(6)

En el l´ımite, cuando a tiende a cero, los dos u ´ltimos t´erminos de la ecuaci´ on de movimiento (5) resultan ser Lima→0

−Y a

(

dη dx



x





dη dx



x−a

122

)

,

tomando de nuevo el l´ımite cuando a tiende a cero la ecuaci´ on define claramente la segunda derivada de η. Por tanto, la ecuaci´ on de movimiento para la varilla el´astica ser´ a d2 η d2 η µ 2 − Y 2 = 0, (7) dt dx que es la conocida ecuaci´ on de onda en una dimensi´on con velocidad de propagaci´on s Y . (8) υ= µ La ecuaci´ on (8) es la conocida f´ormula de la velocidad de propagaci´on de las ondas el´asticas longitudes. Este sencillo ejemplo es suficiente para ilustrar las caracter´ısticas principales de la transici´on de un sistema discreto a uno continuo. El hecho mas importante que hemos de comprender es el papel que desempe˜ na la coordenada x. No se trata de una coordenada generalizada; s´ olo hace las veces de ´ındice continuo que sustituye al indice discreto i. Al igual que cada valor de x corresponde una coordenada generalizada η (x) . Como η depende tambi´en de la variable continua t, debemos tal vez escribir con mayor precisi´on que η (x.t). Indicando que x, al igual que t, puede considerarse como par´ ametro que entra en la lagrangiana. Si el sistema continuo fuese tridimensional y no unidimensional, como en este caso, las coordenadas generalizadas se distinguir´ıan mediante tres indices continuos x, y, z y se escribir´ıan en la forma η (x, y, z, t) . Notemos que las cantidades x, y, z, t son totalmente independientes unas de otras y s´ olo aparecen en η como variables expl´ıcitas. Las derivadas de η respecto a cualquiera de ellas podr´ an, pues, escribirse siempre en forma de derivadas totales sin ninguna ambig¨ uedad. La ecuaci´ on (6) indica tambi´en que la lagrangiana aparece como integral para el indice continuo x; en el caso tridimensional, la lagrangiana tendr´ıa la forma L=

Z Z Z

Ldxdydz,

(9)

donde L se denomina densidad Lagrangiana. En el caso de vibraciones longitudinales de la varilla continua, la densidad Lagrangiana es 1 L= 2

( 

dη µ dt

2

−Y



dη dx

2 )

,

(10)

y corresponde al l´ımite continuo de la cantidad Li que aparece en la ecuaci´ on (4). Es la densidad de Lagrangiana, m´ as que la propia Lagrangiana, la que utilizaremos para describir el movimiento del sistema.

11.2 Formulaci´ on Lagrangiana para sistemas continuos ·

Notemos en la ec. (9) que la L para la varilla el´astica depende de η = ∂η/∂t, la derivada espacial de η, ∂η/∂x; x y t desempe˜ nan un papel similar al

123

de los par´ ametros de esta. Si adem´ as de las interacciones entre vecinos m´ as pr´ oximos hubiesen fuerzas locales, L fuera funci´on de la misma η. En general L para todo sistema continuo, puede ser funci´on expl´ıcita de x y t. Por tanto, la densidad de Lagrangiana para todo sistema continuo debe aparecer para todo sistema continuo unidimensional de la forma dη dη L = L η, , , x, t . dx dt 



(11)

La Lagrangiana total siguiendo la forma de la ec.(9) ser´ a L=

Z

Ldx,

y el principio de Hamilton en el l´ımite del sistema continuo adopta la forma δI = δ

Z

1

2Z

Ldxdt = 0.

(12)

Del principio de Hamilton para el sistema continuo, deber´ a ser posible deducir el l´ımite continuo de las ecuaciones de movimiento, para esto como en la secci´ on 2-2 de Goldstein podemos obtener en el espacio η un camino variado de integraci´ on conveniente, eligiendo η entre una familia de funciones de η dependiente de un par´ ametro: η (x, t; α) = η (x, t; 0) + αζ (x, t) .

(13)

Donde η (x, t; 0) es la funci´ on correcta que satisface el principio de Hamilton y ζ es una funci´ on cualquiera de buen comportamiento que se anule en los puntos extremos en t y en x. Si consideramos I funci´on de α, para que sea una extremal para la derivada de I respecto de α se anular´ a en α = 0. Ahora por derivaci´ on directa de I tenemos t2

(

x2

∂L ∂η ∂L ∂ + ∂η ∂α ∂ dη ∂α dt

Z

Z

Z

t2

∂L ∂ ∂α ∂ dη dt

t1



dη dt

!

dη dt = − dt

Z

t2

dη dx = − dx

Z

x2





t1

∂L



∂L

d dt

∂ dη dt

!

∂ ∂α

)

dη dxdt + dt . dη dx x1 t1 ∂ dx (14) Como la variaci´ on de η, es decir αζ, se anula en los puntos extremos, integrando por partes seg´ un x y t obtenemos las relaciones dI = da





dη dt, dα

y Z

x2

x1

∂L ∂ dη ∂α ∂ dx





x1

∂L

d dx

dη ∂ dx

!

dη dx. dα

De aqu´ı el principio de Hamilton se podr´ a escribir de la forma Z

t2

t1

Z

x2

x1

dxdt

(

d ∂L − ∂η dt

∂L ∂ dη dt

!

d − dx

∂L dη ∂ dx

!) 

124

∂η ∂α



0

=0.

(15)

Ahora debida a la naturaleza arbitraria del camino variado implica que la expresi´ on entre llaves es cero: d dt

∂L ∂ dη dt

!

d + dx

∂L dη ∂ dx

!



∂L = 0. ∂η

(16)

La ecuaci´ on anterior corresponde a la ecuaci´ on correcta de movimiento deducida del principio de Hamilton. En el caso concreto de las vibraciones longitudinales en una varilla el´astica, la forma de la densidad de Lagrangiana ec. (10) indica que ∂L ∂ dη dt



dη , dt

∂L ∂ dη dx

= −Y

dη , dx

∂L = 0. ∂η

As´ı pues, tal como quer´ıamos, la ecuaci´ on de Euler-Lagrange (16) se reduce a la ecuaci´ on de movimiento (7). La formulaci´ on de Lagrange que acabamos de desarrollar corresponde a sistemas continuos, evidentemente, se pude generalizar a sistemas bi- , tridimensionales y cuadridimensionales. Matem´aticamente, conviene pensar en un espacio cuadridimensional de coordenadas xo = t, x1 = x, x2 = y, x3 = z. Para un manejo matem´ atico m´ as f´acil introducimos la siguiente notaci´ on ηρ,ν ≡

dηρ ; dxν

η,j ≡

dη ; dxj

ηi,µν ≡

d2 ηi . dxµ dxν

(17)

Con esta notaci´ on, y haciendo la extensi´on a un espacio cuadridimensional, la forma general de la densidad de Lagrangiana (11) toma la forma: L = L (ηρ , ηρ,ν , §ν ) .

(18)

La Lagrangiana total es entonces una integral extendida al espacio tridimensional: Z L = L (dxi ) . (19)

Al principio de Hamilton corresponde una integral extendida a una regi´ on de un espacio cuadridimencional δI = δ

Z

L (dxµ ) = 0,

(20)

donde la variaci´ on de las ηρ se anulan en la superficie S de contorno de la regi´ on de integraci´ on. La deducci´on de las correspondientes ecuaciones de movimiento de Euler-Lagrange tiene lugar simb´ olicamente como antes. Consideremos un sistema de funciones ηρ (xν ; α) = ηρ (xν ) + αζ (xν )

125

variadas de un solo par´ ametro que se reducen a ηρ (xν ) cuando el par´ ametro α tiende a cero. La variaci´ on de I equivale a hacer igual a cero la derivada de I respecto a α es decir: dI = dα

∂L ∂ηρ ∂L ∂ηρ,ν + ∂ηρ ∂α ∂ηρ,ν ∂α

Z

!

(dxµ ) = 0.

(21)

Integrando por partes la ec. (21), tenemos dI = dα

Z "

∂L d − ∂ηρ dxν

∂L ∂ηρ,ν

!#

∂ηρ (dxµ )+ ∂α

Z

∂L ∂ηρ,ν ∂ηρ,ν ∂α

d (dxµ ) dxν

!

= 0,

y tomando el l´ımite cuando α tiende a cero la expresi´ on anterior se reduce a: " !#     Z ∂L ∂L ∂ηρ d dI − = (dxµ ) = 0. (22) dα 0 ∂ηρ dxν ∂ηρ,ν ∂α 0 Ahora debido a la naturaleza arbitraria de la variaci´ on de cada tipo de ηρ significa que la ecuaci´ on (22) cuando sea nulo cada uno de los corchetes por separado esto es: ! ∂L ∂L d = 0. (23) − dxν ∂ηρ,ν ∂ηρ Las ecuaciones (23) representan un sistema de ecuaciones en derivadas parciales para las cantidades campo, que tiene tantas ecuaciones cuantos valores diferentes de ρ haya.

Ejemplo: Dada la densidad Lagrangiana para un campo ac´ustico .2 1 µ0 ~η +2P0 ∇ · ~η − γP0 (∇ · ~η )2 . L= 2





µ0 es la densidad m´ asica de equilibrio y P0 la presi´on de equilibrio del gas. El primer t´ermino de L es la densidad de energ´ıa cin´etica, mientras que los t´erminos restantes representan el cambio que sufre la energ´ıa potencial del gas por unidad de volumen a consecuencia del trabajo efectuado sobre el gas o por el curso de las contracciones y expansiones que son la marca de las vibraciones ac´ usticas, γ es el cociente entre los calores molares a presi´on y a volumen constante obtener las ecuaciones de movimiento.

Soluci´on:

Con la notaci´ on cuadridimensional, la densidad de Lagrangiana queda en la forma 1 (µ0 ηi,0 ηi,0 + 2P0 ηi,i − γP0 ηi,i ηj,j ) . (24) 2 De la ecuaci´ on (23) se obtienen las siguientes ecuaciones de movimiento L=

µ0 ηj,00 − γP0 ηi,ij = 0,

j = 1, 2, 3.

126

(25)

Volviendo a la notaci´ on vectorial, las ecuaciones (25) toman la forma µ0

d2 2 dt − γP0 ∇∇ · ~η = 0. η ~

(26)

Ahora utilizando el hecho de que en vibraciones de peque˜ na amplitud la variaci´ on relativa de la densidad del gas esta dado por la ecuaci´ on σ = −∇ · ~η . Ahora aplicando la divergencia y utilizando la ecuaci´ on anterior obtenemos ∇2 σ −

µ0 d2 σ =0 γP0 dt2

la cual es una ecuaci´ on de onda tridimensional, siendo υ=

s

γP0 µ0

la velocidad del sonido en los gases.

11.3 Formulaci´ on Hamiltoniana, par´ entesis de Poisson. 11.3.1 Formulaci´ on Hamiltoniana La formulaci´ on de Hamilton para sistemas continuos se hace en forma parecida como se hace para sistemas discretos. Para indicar el procedimiento volvamos a la cadena de puntos materiales tratada anteriormente, donde para cada ηi hay una cantidad de movimiento can´ onica pi =

∂Li ∂L . =a . . ∂ ηi ∂ ηi

(27)

La Hamiltoniana del sistema ser´ a, entonces .

H ≡ pi η i −L = a o sea H=a



∂Li . . η i −L, ∂ ηi

∂Li . . η i −Li ∂ ηi



.

(28)

(29)

Recordando que en l´ımite cuando a tiende a cero, L → L y la suma de la ecuaci´ on (29) se convierte en una integral por lo que el Hamiltoniano toma la forma:   Z ∂L η ˙ − L . (30) H = dx . ∂η

127

Las cantidades de movimiento can´ onicas individuales pi , dadas por la ecuaci´ on (27), se anulan en el l´ımite de la continuidad, pero podemos definir una densidad de cantidad de movimiento π que permanezca finita: Lima→0

pi ∂L ≡π= . . a ∂η

(31)

La ecuaci´ on (30) tiene la forma de integral espacial de una densidad de Hamiltoniana H definida por .

H = π η −L .

(32)

Aun cuando se pueda introducir as´ı una formulaci´ on de Hamilton de manera directa para campos cl´ asicos, d´emonos cuenta de que el procedimiento singulariza la variable tiempo a la que habr´a que darle un tratamiento especial. Contrasta, pues con el desarrollo que hemos dado a la formulaci´ on de Lagrange en el cual se trataban sim´etricamente las variables independientes del tiempo y espaciales. Por esta raz´ on, el m´etodo de Hamilton, se tratar´ a en forma un tanto distinta. La v´ıa evidente para la generalizaci´ on a un campo tridimensional descrito por cantidades campo ηρ es la siguiente: Se define una cantidad de movimiento can´ onica 

π ρ xµ =

∂L . . ∂ ηρ

(33)

Donde las cantidades ηρ (xi , t) , πρ (xi , t) juntas, definen el espacio f´asico de infinitas dimensiones que describe el campo cl´asico y su desarrollo en el tiempo. An´alogamente como en el sistema discreto podemos hallar un teorema de conservaci´on para π que sea algo parecido al correspondiente al de cantidad de movimiento can´ onico de sistemas discretos. Si una cantidad de campo dada ηρ es c´ıclica es decir que L no contenga expl´ıcitamente a ηρ , la ecuaci´ on de campo de Lagrange presenta el aspecto de enunciado de la existencia de una corriente conservativa: d ∂L =0 dxµ ∂ηρ,µ o sea

dπρ d ∂L − =0. dt dxi ∂ηρ,i

(34)

Se sigue que si es c´ıclica ηρ , existe una cantidad integral que se conservativa Πρ =

Z

dV πρ (xi , t) .

La generalizaci´ on para la densidad de la ecuaci´ on (32) para una densidad Hamiltoniana es   . (35) H ηρ , ηρ,i , πρ , xµ = πρ η ρ −L, 128

.

donde se supone que se puede eliminar la dependencia funcional de η ρ por inversi´ on de las ecuaciones de definici´on (33). De esta definici´on se deduce que . . ∂L ∂ η λ . ∂ ηλ ∂H . − . =η ρ (36) =η ρ +πλ ∂πρ ∂πρ ∂ η λ ∂πρ en virtud de la ecuaci´ on (33). An´alogamente obtenemos .

.

∂L ∂ η λ ∂L ∂L ∂H ∂ ηλ − . − =− . = πλ ∂ηρ ∂ηρ ∂ηρ ∂ηρ ∂ η λ ∂ηρ

(37)

Ahora utilizando las ecuaciones de Lagrange en la ec.(37) queda como d ∂H =− ∂ηρ dxµ

∂L ∂ηρ,µ

!

d = − πρ − dxi .

Debido a la aparici´ on de L aun no tenemos haciendo una deducci´on an´ aloga a la de los tenemos . . ∂H ∂L ∂ η λ ∂ ηλ = πλ − . − ∂ηρ,i ∂ηρ,i ∂ η λ ∂ηρ,i

∂L ∂ηρ,i

!

.

(38)

una forma u ´til. Sin embargo, ∂H ∂H ∂H y ∂η para ∂η t´erminos ∂π ρ ρ ρ,i ∂L ∂L =− . ∂ηρ,i ∂ηρ,i

(39)

Por lo tanto sustituyendo (39) en (38) obtenemos d ∂H − ∂ηρ dxi

∂H ∂ηρ,i

!

.

= − πρ .

(40)

Las ecuaciones (36) y (40) las podemos expresar con una notaci´ on m´ as pr´ oxima a la de las ecuaciones de Hamilton para un sistema discreto introduciendo la noci´ on de derivada funcional definida en la forma ∂ d ∂ δ = − . δψ ∂ψ dxi ∂ψ,i

(41)

Como H no es funci´ on de πρ,i las ecuaciones ( 36) y (40) se pueden escribir en la forma . δH δH . ηρ = πρ = − , . (42) δπρ δηρ Ahora con la misma notaci´ on las ecuaciones de Lagrange (23) toman la forma ! δL ∂L d − = 0. (43) . dt ∂ η ρ δηρ Sin embargo, la ventaja casi u ´nica de la derivada funcional estriba en la semejanza resultante con un sistema discreto. Por otra parte, sorprende el tratamiento paralelo de las variables temporal y espaciales.

129

11.3.2 Par´ entesis de Poisson Podemos obtener otras propiedades de H desarrollando la derivada total respecto al tiempo de la ecuaci´ on (35), recordando que hay que considerar . que η ρ es funci´ on de ηρ , ηρ,j , πρ y πµ . Tenemos, entonces que .

.

d ηρ dH . . ∂L d η ρ ∂L . ∂L dηρ,i ∂L ηρ − . =πρ η ρ +πρ − − − . η dt dt ∂ηρ dt ∂η dt ∂t ∂ ρ ρ,i En la expresi´ on el segundo t´ermino y el cuarto se aniquilan debido a la definici´on (33), por lo que la derivada se simplifica quedando ∂L dηρ,i ∂L . ∂L dH . . η− =π ρ η ρ − − . dt ∂ηρ ∂ηρ,i dt ∂t

(44)

Por otra parte, considerando H funci´ on de ηρ , ηρ,j , πρ y πµ , la derivada total respecto al tiempo es ∂H dηρ,i ∂H . ∂H dH . ∂H ηρ + =π ρ + + , dt ∂πρ ∂ηρ ∂ηρ,i dt ∂t

(45)

donde la expresi´ on se escribi´o de tal manera que facilite la comparaci´on con el segundo miembro de la ecuaci´ on (44), donde usando las ecuaciones (36), (37) y (39) obtenemos ∂H ∂L =− , (46) ∂t ∂t la cual es an´ aloga a la correspondiente para sistemas discretos. En cambio no se cumple que las derivadas total y parcial respecto al tiempo no son, en general iguales. Utilizando las ecuaciones de movimiento de hamilton (ec. (36) y (40)) e intercambiando los ordenes de derivaci´on, la ecuaci´ on (45) se puede escribir como ∂H d dH = dt ∂πρ dxi

∂H ∂ηρ,i

!

.

∂H ∂H d η ρ + . + ∂ηρ,i dxi ∂t

Ahora utilizando la ecuaci´ on (46) y combinando t´erminos tenemos finalmente ! . ∂H d ∂H dH ηρ = , (47) + dt dxi ∂ηρ,i ∂t que es lo mas que podemos aproximarnos a la ecuaci´ on correspondiente para sistemas discretos. Por otra parte cuando L no contenga a t expl´ıcitamente, tampoco la contendr´a H esto implica la existencia de una corriente consservativa y por lo tanto la conservaci´ on de una cantidad integral, en este caso H=

Z

HdV .

(48)

130

As´ı pues, si H no es funci´ on expl´ıcita del tiempo, la cantidad que se conserva no es H, sino la cantidad integral H. La Hamiltoniana no es m´ as que un ejemplo de funciones que son integrales de volumen de densidades. Podemos formular directamente un formalismo general para la derivada respecto al tiempo de dichas cantidades integrales. Consideremos una cierta densidad U que sea funci´on de las coordenadas del espacio f´asico (ηρ , πρ ), de sus gradientes espaciales y posiblemente de xµ : 

U = U ηρ , πρ , ηρ,i , πρ,i , xµ La cantidad integral correspondiente es U (t) =

Z



.

(49)

UdV

(50)

donde la integral de volumen se extiende a todo el espacio limitado por la superficie de contorno sobre la cual se anulan ηρ y πρ . Derivando U respecto al tiempo tenemos en general, dU = dt

Z (

∂U . ∂U . ∂U . ∂U . ∂U ηρ + η ρ,i + πρ + π ρ,i + ∂ηρ ∂ηρ,i ∂πρ ∂πρ,i ∂t

)

dV .

(51)

Consideremos un t´ermino tal como Z

∂U . η ρ,i = dV ∂ηρ,i

Z

.

∂U d η ρ dV . ∂ηρ,i dxi

Ahora intengrando por partes, considerando que ηρ y las derivadas se anulan en las superficies de contorno, tenemos Z

∂U . η ρ,i = − dV ∂ηρ,i

Z

d dV η ρ dxi .

∂U ∂ηρ,i

!

.

.

Para el t´ermino en π ρ,i se hace un procedimiento .similar. Sustituyendo las . expresiones obtenidas y agrupando coeficientes de η y de π ρ respectivamente, y usando la notaci´ on de derivada funcional la ecuaci´ on (51) se reduce a dU = dt

Z

dV

(

δU . δU . ∂U η + πρ + δηρ ρ δπρ ∂t

)

.

(52)

Por u ´ltimo, introduciendo las ecuaciones de movimiento can´ onicas ( 42), tenemos ( ) Z Z dU δU δH δH δU ∂U = dV − . (53) + dV dt δηρ δπρ δηρ δπρ ∂t La primera integral del segundo miembro corresponde claramente a la forma de corchete de Poisson. Si U y W son dos funciones de densidad, estas

131

consideraciones nos sugieren la definici´on del corchete de Poisson de las cantidades integrales como [U, W ] =

Z

(

dV

δW δU δU δW − δηρ δπρ δηρ δπρ

)

.

(54)

Definamos tambi´en la derivada parcial de U respecto a t, mediante la siguiente expresi´ on Z ∂U ∂U = dV . (55) ∂t ∂t La ecuaci´ on (53) podr´ a entonces escribirse en la forma ∂U dU = [U, H] + , dt ∂t

(56)

que corresponde precisamente, en esta notaci´ on a la ecuaci´ on para sistemas discretos. Como por definici´on, el corchete de Poisson de H consigo misma es nulo, la ecuaci´ on (46) se concretar´a en dH ∂H = , dt ∂t

(57)

que es la forma integral de la ec. (47). As´ı pues, el formalismo de corchetes de Poisson aparece como consecuencia de la formulaci´ on de Hamilton. Pero no podemos llevar a cabo una descripci´on por corchetes de Poisson de la teor´ıa de campos en correspondencia paso a paso con la de los sistemas discretos. Sin embargo, hay una manera de tratar los campos cl´asicos que provee casi todo lo de la formulaci´ on de Hamilton y de corchetes de Poisson de la Mec´anica para sistemas discretos. La idea fundamental de este tratamiento es sustituir la variable espacial continua o el indice continuo por un indice discreto numerable. El requisito de que η se anule en los extremos es una condici´ on de contorno que se podr´ıa realizar f´ısicamente colocando la varilla entre dos paredes perfectamente rigidas. Entonces, la amplitud de oscilaci´ on se puede representar mediante una serie de Fourier: η (x) =

∞ X

qn sin

n=0

2πn (x − x1 ) . 2L

(58)

En vez del indice continuo x tenemos el indice discreto η. Podremos utilizar esta representaci´ on de x solamente cuando η (x) sea una funci´on regular, cosa que sucede en la mayor´ıa de cantidades de campo f´ısicas. Supondremos que s´ olo hay una cantidad campo real η que se puede desarrollar en serie de Fourier tridimensional de la forma → η (− r , t) =

1 V 1/2

X

k=0

− → → qk (t) exp i k · − r

132

(59)

Aqu´ı, ~k es un vector de onda que solo puede tomar m´ odulos y direcciones discretos de manera que en una dimensi´on lineal dada s´ olo encaje un n´ umero entero (o a veces semientero) de longitudes de onda. Decimos que ~k tiene un espectro discreto. El subindice escalar k representa una cierta ordenaci´on del sistema de indices enteros que se utiliza para enumerar los valores discretos de ~k; V es el volumen del sistema, el cual aparece en forma de factor de normalizaci´on. La ortogonalidad de las exponenciales en todo el volumen se puede enunciar mediante la relaci´ on 1 V

Z





′ i ~k−~k .~ r

e

dV = δk,k′ .

(60)

En realidad, los valores permitidos de k son aquellos para los cuales se satisface la condici´ on (60), y los coeficientes qk (t) est´ an dados por qk (t) =

1 V 1/2

Z

− →− → → e−i k · r η (− r , t) dV .

(61)

De manera an´ aloga para la densidad de cantidad de movimiento can´ onica tenemos − →− → 1 X → pk (t) e−i k · r (62) π (− r , t) = 1/2 V k con pk (t) definido como pk (t) =

1 V 1/2

Z

− →− → → e−i k · r π (− r , t) dV .

(63)

Tanto qk como pk son cantidades integrales. Podemos, pues, buscar los corchetes de Poisson de dichas cantidades. Como las exponenciales no contienen las cantidades campo tenemos, por la ecuaci´ on (54) 

q k , pk ′



Z − → →  δη δπ δπ δη  1 −i k ·− r dV e − V δη δπ δη δπ Z − →− → 1 dV e−i k · r V

= =

o sea, por la ecuaci´ on (60), 



qk , pk′ = δk,k′ .

(64)

De la definici´on de los corchetes de Poisson resulta evidente que 







q k , q k ′ = pk , pk ′ = 0 .

La dependencia temporal de qk se hallar´ a a partir de .

q k (t) = [qk , H] =

1 V 1/2

Z

  − →− → δη δH δH δη − dV e−i k · r δη δπ δη δπ

133

(65)

o sea

1

.

qk (t) =

V 1/2

Por otra parte, tenemos que ∂H = ∂pk

Z

Z

dV

− →− → δH . e−i k · r δπ

(66)

∂H ∂π ∂π ∂pk

(67)

por lo que obtenemos

− →− → ∂π 1 = 1/2 e−i k · r . ∂pk V Comparando las ecuaciones (67) y (66) tenemos .

q k (t) =

(68)

∂H . ∂pk

(69)

De manera similar podemos obtener la ecuaci´ on de movimiento para pk .

pk = −

∂H . ∂qk

(70)

As´ı las cantidades pk y qk , obedecen pues, las ecuaciones de movimiento de Hamilton.

11.4 Teorema de Noether Ya hemos visto m´ ultiples veces que las propiedades de la Lagrangiana (o de la Hamiltoniana) implican la existencia de cantidades conservativas. As´ı, si la Lagrangiana no contiene expl´ıcitamente una coordenada particular de desplazamiento, se conserva la correspondiente cantidad de movimiento can´ onica. La ausencia de dependencia expl´ıcita de la coordenada significa que la Lagrangiana no queda afectada por una transformaci´on que altere el valor de dicha coordenada; se dice que es invariante o es sim´etrica ante la transformaci´on dada. La simetr´ıa ante una transformaci´on de coordenadas se refiere a los efectos de una transformaci´on infinitesimal de la forma ′

xµ → xµ = xµ + δxµ ,

(71)

donde la variaci´ on δxµ puede ser funci´on de las dem´ as xν . El teorema de Noether considera tambi´en el efecto de una transformaci´on de las propias cantidades campo, la cual podemos escribir en la forma ′











η (xµ ) → ηρ xµ = ηρ xµ + δηρ xµ . 

(72)

Aqu´ı δηρ xµ mide el efecto de las variaciones de xµ y de ηρ y puede ser funci´on de las dem´ as cantidades campo ηλ . La variaci´ on de una de las variables campo en un punto particular del espacio xµ es una cantidad diferente δηρ :   ′







ηρ xµ = ηρ xµ + δηρ xµ .

134

(73)

La descripci´ on de las transformaciones en funci´on de varaiaciones infinitesimales a partir de las cantidades no transformadas nos indica que solo estamos tratando con transformaciones continuas. As´ı la simetr´ıa ante la inversi´ on en tres dimenciones no ser´ a una de las simetr´ıas a las que se pueda aplicar el teorema de Noether. A consecuencia de las transformaciones tanto de las coordenadas como de las cantidades campo, la lagrangiana aparecer´a, en general, como funci´ on diferente de las variables campo y de las coordenadas del espacio y tiempo: 





L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ → L

























ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ .

(74)

La versi´ on del teorema de Noether que vamos a presentar no constituye la forma m´ as general posible pero facilita la deducci´on sin restringir de manera importante el ´ ambito de aplicaci´ on del teorema ni la utilidad de las conclusiones. Supondremos que se cumplen tres condiciones: 1. El cuadriespacio es eucl´ıdeo. Este requisito, restringe el espacio-tiempo relativista al espacio de Minkowski, que es complejo pero euclideo. 2. La densidad de lagrangiana presenta la misma forma funcional para las cantidades transformadas que para las cantidades originales, es decir, L















































ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ = L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ .

(75)

3. La magnitud de la integral de acci´on es invariante ante la transformaci´ on, es decir, ′

I ≡

Z





dxµ L



























ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ =

Z







(76)

La combinaci´ on de las ecuaciones (75) y (76) nos da el requisito Z



















dxµ L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ −

Z









L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ = 0 .

(77)

De la condici´ on de invariancia, la ecuaci´ on (77) adopta la forma Z

=

ZΩ Ω











dxµ L η , xµ − h 





Z



dxµ L η, xµ

dxµ L η , xµ − L η, xµ

i

+



Z

s

(78) L (η) δxµ dSµ = 0 .

Aqu´ı L η, xµ es una abreviatura de la dependencia funcional total, S es la superficie tridimensional de la regi´ on Ω y δxµ es de hecho el vector diferencia entre puntos de S y los puntos correspondientes de la superficie transfor′ mada S . La u ´ltima integral se puede transformar mediante el teorema de

135



L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ .

la divergencia cuadridimensional con lo que tendremos para la condici´ on de invarianza 0=

Z



dxµ

( h 





L η , xµ − L η, xµ

i

)

  d + L η, xµ δxν . dxµ

(79)

Ahora usando la ecuaci´ on (73), el t´ermino entre los corchetes puede escribirse en primera aproximaci´on en la forma 

















L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ − L ηρ xµ , ηρ,ν xµ , xµ = Utilizando las ecuaciones de campo de Lagrange ′



L η , xµ − L η, xµ



d = dxν

∂L ∂L δηρ + δη . ∂ηρ ∂ηρ,ν ρ,ν

!

∂L δη . ∂ηρ,ν ρ

Luego la condici´ on de invarianza (79) aparece en la forma Z

dxµ

 d

dxν

(

∂L δη − Lδxν ∂ηρ,ν ρ

)

= 0,

(80)

que ya tiene la forma de una ecuaci´ on de corriente conservativa. Sin embargo resulta u ´til desarrollar algo m´ as la condici´ on especificando la forma de la transformaci´on infinitesimal en funci´on de R par´ ametros infinitesimales εr, r = 1, 2, ..., R, tales que las variaciones de xµ y ηρ sean lineales en los εr : δxν = εr Xrν , δηρ = ǫr Ψrρ . (81) Sustituyendo estas condiciones en la ecuaci´ on (80) obtenemos Z

d ǫr dxν

(

∂L η − Lδνσ ∂ηρ,ν ρ,σ

!

∂L Ψ Xrσ − ∂ηρ,ν rρ

)



dxµ = 0 .

Como los par´ ametros εr son arbitrarios, existen r corrientes conservativas con teoremas de conservaci´ on diferenciales: d dxν

(

∂L η − Lδνσ ∂ηρ,ν ρ,σ

!

∂L Ψ Xrσ − ∂ηρ,ν rρ

)

=0.

(82)

Las ecuaciones (82) constituyen la principal conclusi´on del teorema de Noether, el cual dice pues, que si el sistema tiene propiedades de simetr´ıa tales que se cumplan las condiciones (1) y (2) para transformaciones del tipo indicado en las ecuaciones (81), existir´ an r cantidades conservativas. BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA R.D. Kamien, Poisson bracket formulation of nematic polymer dynamics, cond-mat/9906339 (1999)

136