¿CÓMO NOS VERÁN LOS HIJOS DE NUESTROS NIETOS DENTRO DE 50

Perú. Oswaldo Reynoso ... que cuando publicó su libro “Los inocentes” (1961), ... El psiquiatra español Luis Rojas Marcos,...

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¿CÓMO NOS VERÁN LOS HIJOS DE NUESTROS NIETOS DENTRO DE 50 AÑOS? Dr. Marino Latorre Ariño Universidad Marcelino Champagnat Lima, 2017 Comienzo esta reflexión narrando un hecho acontecido hace unos 50 años en Perú. Oswaldo Reynoso (1931-2016), --el llamado escritor maldito peruano de la década de los años 60--, cuenta en una entrevista concedida al “Comercio”, que cuando publicó su libro “Los inocentes” (1961), un libro de cuentos, fue duramente criticado porque en el libro se trasladaba el lenguaje juvenil de la calle de las grandes urbes a la literatura; se hablaba de sexualidad y homosexualidad, temas que en aquella época eran tabús en la sociedad limeña, y también porque informaba (lo que era una realidad) de que en la Facultad de Medicina de la Universidad Mayor de San Marcos, “las prácticas de anatomía terminaban en el ombligo y continuaban en las rodillas”. La conmoción fue tal que siendo Reynoso profesor se solicitó al Ministerio de Educación que se le quitara el título. Otro libro que también le valió muchas críticas fue "En octubre no hay milagros" (1965); como recordó el autor en una de las últimas entrevistas. "Lo tildaron de 'páginas hediondas' que debían 'arrojarse a la basura'. Dijeron que en él el sexo se convertía 'en obsesión y en delirante manía'…”. Hoy todo esto nos produce risa y en aquella época –no tan lejana-- producía escándalo. Esta anécdota me lleva a presentar esta reflexión sobre ¿qué pensarán de la sociedad actual los habitantes de finales del siglo XXI? ¿Qué pensarán los nietos de los niños de hoy? ¿Qué cosas, del mundo en que vivimos hoy, serán extrañas para ellos y no lograrán comprender? En el Magazine de la Vanguardia de Cataluña, --19 de julio 2015--, formulaba esta pregunta y similares a varios profesionales; presentamos un resumen con algunas de sus respuestas. Dentro de 50 años lo más probable es que el coche personal no se utilizará en las ciudades, las personas no se morirán por que les falle un órgano concreto pues será reemplazado por otro tato o más eficiente que el original. Cuando alguien le llegue el tiempo de morir decidirá cómo quiere hacerlo. La institución matrimonila tal como es hoy cambiará y sufrirá profundas modificaciones en su estructura, teniendo cada matrimonio uno o dos hijos. Del Olmo, J. C., es ingeniero y secretario general de WWF España, afirma que seremos vistos como primitivos, por no haber utilizado energías renovables, limpias. Edentro de 50 años cuidarán tanto el no contaminar que no sería de extrañar que se juzgara –en ausencia-- por crímenes de lesa humanidad a los que se lucraron hoy con el cambio climático. Los nietos de nuestros niños no podrán comprender que se quemara el petróleo y se utilizarán motores de combustión; la tecnología e Internet posibilitarán las comunicaciones y harán que los desplazamientos y viajes sean mínimos. Se extrañarán de que no se

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purifique el agua y de que se coma pescado, pues los peces son bioacumuladores de contaminación, y ahora ya están en niveles muy altos. Les llenará de extrañeza que tuviéramos vertederos para arrojar cosas sin reciclar, porque ellos no tirarán nada, pues lo reciclarán todo. Para Gay de Liébana, J. M., economista, la edad de jubilación será hacia los 80 años; el retraso de la jubilación será obligatorio, pues en el año 2050 habrá una gran cantidad de habitantes en el mundo con más de 80 años, y no habrá pensiones para todos. El psiquiatra español Luis Rojas Marcos, afincado en Nueva York, afirma que las relaciones entre las personas serán más variadas y abiertas. La estructura matrimonial cambiará y las relaciones homosexuales no sorprenderán. “A los hombres de final de siglo XXI les extrañará la dificultad que tenemos para gestinar las emociones, que es una de las claves para mojorarnos y mojorar el mundo”. Se verá con horror el maltrato a los animales (domésticos o salvajes) en espectáculos o actos culturales; no comprenderán el comercio de pieles, del marfil, etc. y que tengamos a los animales encerrados para egordarlos artificialmente y comerlos después. El arquitecto urbanista Murillo, J. dice que “la aspiración de llegar en coche propio a todas partes en una ciudad no será necesario; el coche privado no tendrá sentido”. La forma de trasladarse en una ciudad o entre ciudades será a través de coches públicos o trenes eléctricos y autónomos, sin conductores. Se elimarán el ruido y la contaminación; con una décima parte de los carros actuales será suficiente. El año 2050 los centros urbanos ganarán atractivo y el 70% de la población de la Tierra vivirá en poblaciones de más de 20.000 habitantes. En el 2050 no se entenderá que al inicio del siglo no se esté luchando contra el cambio climático. No comprenderán cómo los grandes organismos internacionales que afirman ser representación de la democracia del planeta, (la ONU, el FMI, etc.) no sean democráticos y haya naciones que tengan el derecho al veto en acuerdos fundamentales. Verán con horror la pérdida de valores, la pérdida de identidad y de espiritualidad. Se pasará de la religiosidad a la espiritualidad para que las personas sean responsables de sus vidas. Hacia el año 2050 será raro que las personas vivan con órganos deteriorados. Cualquier órgano que deje de funcionar podrá ser reemplazado por otro creado con células del propio paciente; de esa manera se evitarán los rechazos. “Se crearán órganos sanos y jóvenes y los tratamientos se realizarán con células madre”, dice Xavier Trepat, físico e ingeniero. “Hoy ya se pueden eliminar de los embriones los genes asociados al desarrollo de enfermedades. El problema es que el discurso científico-técnico va más rápido que el discurso ético, pues genera mucha incertidumbre la manipulación de embriones y cuál será el resultado de dicha manipulación en los humanos”. Los científicos se encuentran con más preguntas que respuestas y a cada avance de las segundas se multiplican las primeras.

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El filósofo e ingeniero Salvador Pániker dice que dados los avances tecnológicos actuales es difícil hacer un análisis prospectivo. Pániker tiene claro que la sociedad actual –la que denominamos desarrollada-- no aborda con valentía cuestiones trascendentes. “Nuestros bisnietos se sorprenderán por el modo como dejamos morir a los enfermos, por no estar legalizada la autanasia”, dice. “Hay demasiado sufrimiento gratuito y es poco humano no permitir que cada uno decida su propio fin”. “Dentro de 50 años se extrañarán de cómo absolutizamos las ideologías y la persistencia de los nacionalismos… y lo mal que afrontamos el inevitable mestizaje universal”. Paniker considera que “hay cosas que no variarán como la existencia de periódicos; tampoco les sorprenderá nuestra horrible música rock, que seguirá igual de horrible…”. Lo que no dice el filósofo Pániker es si la corrupción de los poderosos y los desequilibrios sociales habrán pasado a la historia… María Dueñas, novelista, dice que “sería muy reconfortante que el desempleo, la corrupción y las enfermedades incurables se vieran dentro de 50 años como viejas pesadillas”… “Que la violencia doméstica, la escasa presencia de la mujer en esferas de decisión se antojarán como prácticas prehistóricas, así como la existencia de políticos sin una formación sólida y sin experiencia profesional demostrada, serán tan inconcebibles como lo es hoy en día un barbero sacamuelas…”. Para terminar hablemos de las dietas para conservar el buen tipo y adelgazar. Hoy se considera que para adelgazar la dieta se arregla todo., y eso no es verdad. Entran en juego otros factores como la angustia y la ansiedad de la persona; las emociones afectan al metabolismo. Hoy, la medicina, trata a las personas de forma disociada, pero dentro de 50 años se tratará de forma integral. Trabajarán juntos el dietista, el psicólogo, el neurobiólogo. La sociedad agitada en que vivimos hoy, se verá sustituida por una sociedad en la que mprive el valor del orden, la lentitud, la paciencia, evitándose, de esta forma, el estrés y las depresiones. En conclusión dentro de 50 años los hijos de nuestros nietos se reirán y se horrorizarán, al mismo tiempo, de muchas de las cosas que pensamos y hacemos a comienzos del siglo XXI. /////////////////////////////////////////////////////