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Monografía

Cóndor Andino (Vultur gryphus) Denominación Español: Mapudungún: Quechua: Inglés:

Cóndor andino, Cóndor de los Andes, Cóndor, Buitre. Manke, Mañke Kuntur Andean Condor

Clasificación Reino: Phyllum: Subphyllum: Clase: Orden: Familia:

Animal (Animalia) Cordados (Chordata) Vertebrados (Vertebrata) Aves Ciconiformes (Ciconiiformes) Catártidas (Cathartidae)

El nombre Cathartidae, que designa a la familia de aves que incluye al cóndor, deriva del vocablo griego “kathartes” que significa “el que limpia”. Esta familia habitualmente era parte del orden Falconiformes (aves con forma de halcón), pero hay estudios que sugieren una relación más cercana con el orden Ciconiformes (aves con forma de cigüeña). El cóndor podría estar más emparentado con cigüeñas y garzas que con águilas, buitres y demás aves rapaces diurnas. Esta especie es monotípica, es decir, no tiene subespecies.

Descripción Es el animal volador de mayor tamaño que existe en la actualidad en el mundo. Longitud: 1,20 a 1,30 m. Envergadura alar: 3 a 3,30 m. (envergadura alar es la distancia entre las puntas de las alas, cuando están extendidas) Peso: hasta 12 kilos el macho y hasta 10 kilos la hembra. El cóndor tiene un cuerpo robusto. La coloración general de su plumaje es negra y contrasta con una gran mancha blanca ubicada en la parte superior y media de ambas alas, muy visible en vuelo cuando gira. Cabeza y cuello están desnudos, sin plumas, cubiertos por piel de color rojizo oscuro, tonalidad que varía según el estado de ánimo del animal. En la base del cuello exhibe un collar de plumón blanco que protege la piel desnuda del cogote.

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El pico es fuerte, grande y ganchudo, con bordes cortantes, útil para desgarrar el cuero de vacas, guanacos o llamas, y triturar sus huesos. Poseen narinas (orificios nasales), sin un tabique central que las divida. Tiene una cola relativamente corta. Sus patas son de color café oscuro, con uñas romas y poco curvadas en sus cuatro dedos. El dedo trasero está poco desarrollado y, por este motivo, no son aves cazadoras. No pueden tomar a la presa ni llevarla a un lugar más seguro para alimentarse, sino que debe comer en el mismo lugar donde encontraron el animal muerto. Sus patas son más similares a las de una gallina que a las del águila o el halcón, aves que poseen un dedo trasero desarrollado y prensil, y uñas curvas, largas y puntiagudas, adecuadas para matar y transportar la presa. En vuelo, se reconoce por sus alas rectangulares y largas, con plumas muy grandes en sus extremos, que semejan dedos extendidos. Estas plumas a menudo están curvadas fuertemente hacia arriba. Presenta dimorfismo sexual (diferencias físicas notorias entre macho y hembra). El macho tiene una cresta carnosa de color rojizo oscuro y una carúncula (pliegue carnoso) que cuelga del cuello. El iris del ojo es café. La hembra tiene un plumaje idéntico al del macho, pero carece de cresta y su iris es rojo. Los juveniles de ambos sexos son de coloración general pardo-grisácea y la cabeza y cuello de piel negruzca, con collar café. Paulatinamente, en un lapso de seis años, adquieren el plumaje negro típico de los adultos. El cóndor puede llegar a vivir hasta 75 años, siendo una de las aves más longevas del planeta.

Distribución Vive en Sudamérica, a lo largo de la cordillera de los Andes, desde Colombia y Venezuela hasta el Cabo de Hornos. Se encuentra en los siguientes países: Argentina, Bolivia, Brasil (accidental), Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay (accidental), Perú y Venezuela. En Chile, se encuentra desde Arica (I región) al Cabo de Hornos (XII región)

Hábitat Principalmente la zona cordillerana, caracterizada por montañas desoladas, cañones profundos y acantilados altos. También desciende a los valles precordilleranos, estepas y praderas abiertas. En Perú, norte de Chile y el extremo austral de Sudamérica, suele estar presente en la costa, alrededor de colonias de aves, lobos y elefantes marinos. Frecuenta los basurales de los campamentos mineros cordilleranos, en busca de desechos.

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Vive desde el nivel del mar hasta los 5.000 metros de altitud. El hábitat de los cóndores requiere al menos de tres condiciones básicas: - Vientos o corrientes ascendentes de aire que les permitan volar alto. - Terrenos despejados para descubrir la carroña desde la altura. - Un suministro adecuado de animales muertos.

Alimentación Casi exclusivamente carroñero, su dieta se basa en el consumo de animales muertos. Esta conducta lo convierte en un importante eslabón en el equilibrio de los ecosistemas, pues acelera la eliminación de desechos que pudiesen constituir un foco de infecciones. Por este motivo, el SAG (Servicio Agrícola y Ganadero) la clasifica como una especie beneficiosa para la actividad agropecuaria y clave en la manutención del equilibrio de los ecosistemas. Para encontrar el alimento, otea desde el aire, a gran altura. Tiene una vista extremadamente aguda. Una vez localizada la carroña, los cóndores no descienden inmediatamente sino que se limitan a volar sobre la misma o se posan en algún lugar desde donde ésta se vea claramente. Son muy desconfiados y pueden pasar entre uno y tres días antes de que finalmente se acerquen. Comienzan a alimentarse en los puntos más accesibles o blandos de los cadáveres: ojos, lengua, ano, ubre, testículos, abdomen y entrepierna. Con sus fuertes y cortantes picos desgarran los tejidos más duros y abren los cueros. Esto permite que otras aves carroñeras, tales como jotes y caranchos, con menos fuerza en sus picos, también puedan aprovechar de comer. Muchas veces el alimento escasea, así que cuando encuentra qué comer, devora la mayor cantidad de carne posible, hasta el punto en que a veces le cuesta levantar el vuelo y debe reposar un rato. En su gran buche puede almacenar hasta 4 kilos de alimento. Si bien es un ave carroñera, se han registrado ocasiones en que cazan pequeñas presas vivas o atacan animales moribundos o recién nacidos, especialmente cuando los cadáveres escasean. En la cordillera se alimentan de los cuerpos de guanacos, vicuñas, llamas, vacas, corderos o caballos. En la costa, su provisión más importante la componen animales marinos muertos, arrastrados a la orilla por las olas, tales como ballenas, delfines, lobos marinos, tortugas, peces, pingüinos y otras aves marinas.

Reproducción

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Los cóndores son monógamos y forman pareja de por vida. Sólo cuando muere uno de ellos, el otro busca un nuevo compañero. En Chile, la época de celo comprende los meses de agosto y septiembre. El cortejo consiste en una especie de danza sobre el suelo. Para anidar, escogen lugares inaccesibles, generalmente cuevas en grandes paredes rocosas verticales, protegidas del viento y la intemperie, a mucha altura sobre el suelo. El nido es muy simple. Con el pecho, presionan la arena o piedrecillas que forman el sustrato de la cueva para formar una depresión y con el pico dan forma a los bordes. A veces, sencillamente depositan el huevo sobre la roca. El único huevo que coloca es ovalado, blanco y mide aproximadamente 114 x 70 mm. El pollo nace después de dos meses de incubación y, si el huevo se perdiera por alguna razón, tienen la capacidad de reemplazarlo por otro. Ambos padres participan en la incubación y en la crianza del polluelo, al que alimentan con carne regurgitada. En este período, son capaces de volar hasta 200 kilómetros desde el nido en busca de comida. A los seis meses, la cría hace sus primeros intentos por volar en el área inmediata a su lugar de nacimiento y ya a los nueve meses deja el nido y acompaña a los padres en sus vuelos. Logra independizarse de ellos cuando tiene alrededor de 18 meses de edad. Dado el largo período de cuidados paternales que requiere el pollo, los cóndores sólo se reproducen cada dos años. Esto los convierte en una de las especies de más bajo índice reproductivo en el reino animal. Alcanzan la madurez sexual entre los 8 y 10 años y permanecen fértiles hasta muy avanzada edad, lo que representa una compensación a su baja tasa reproductiva.

Conducta Conducta Social Generalmente se observa planeando solo o en pequeños grupos. Son gregarios (se agrupan) en sus dormideros habituales y en torno a la comida. Alrededor de un animal muerto de gran tamaño pueden reunirse muchos individuos que devoran el cadáver en conjunto. Existe una jerarquía al momento de alimentarse: primero lo hacen los machos adultos, luego las hembras adultas y finalmente los jóvenes. Locomoción Para volar, aprovecha las corrientes ascendentes de aire cálido (termales) y los vientos que suben al chocar contra las montañas. De esta manera puede

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planear durante horas, con pocos aleteos y un ahorro de energía considerable. Si bien esta modalidad de vuelo disminuye el esfuerzo, el cóndor se torna dependiente del clima, pues las termales usadas sólo se producen cuando el sol calienta masas de aire frío y estas ascienden. Cuando hay períodos prolongados de mal tiempo, no puede volar y ve limitado en su búsqueda de alimento. El roce de las alas contra el viento produce un chiflido que se puede escuchar con claridad si se está relativamente cerca. Debido a su gran tamaño y peso, acostumbra alzar el vuelo desde lugares altos. Le resulta difícil despegar desde el suelo. Descanso Los cóndores pasan la noche en grietas o cavernas entre las montañas. Estos lugares se conocen como dormideros, buitreras o condoreras y generalmente están localizados en riscos altos, protegidos de la lluvia, el viento y potenciales depredadores. Las condoreras son compartidas por ejemplares adultos y juveniles de ambos sexos, los que suelen usar varios sitios de descanso diferentes, dependiendo de la disponibilidad de alimento en el área. Los lugares preferidos y más disputados son los que reciben más temprano los rayos solares. Carácter Es un ave tímida y desconfiada ante el ser humano. Vocalización No puede emitir voces porque no dispone de siringe (aparato de fonación propio de las aves que correspondería a la laringe de los seres humanos). Durante el cortejo y el apareamiento lanza fuertes soplidos o bufidos.

Conservación Estado de Conservación A nivel nacional (1) CONAF (1988): Vulnerable (I, IV, V, RM, VI), Raro (II, III, VIII, IX, X) y Fuera de Peligro (VII, XI, XII) (2) SAG (1998): Vulnerable en las zonas norte (I a III) y central (IV a VII), Raro en la zona sur (VIII a X) y Fuera de peligro en la zona austral (XI a XII). (3) ENCA (2001): Insuficientemente Conocida (1) Corporación Nacional Forestal (2) Servicio Agrícola y Ganadero (3) Clasificación hecha por Cristián Estades, consultada en la Estrategia Nacional para la Conservación de Aves 2004.

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A nivel internacional (1) Birdlife (2004): Cerca de Estar Amenazada. (2) CITES (2005): Apéndice I (En Peligro de Extinción) (1) Birdlife International (2) Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.

Aunque las diferentes organizaciones establecen distintas categorías para el estado de conservación del cóndor andino, queda claro que sobre la especie se cierne un nivel importante de amenaza a su supervivencia. La situación de las poblaciones del cóndor andino difiere en cada país. En el norte de su distribución enfrenta el mayor peligro de extinción. Es muy raro en Colombia (100 individuos) y Venezuela (14 individuos), donde se realizan programas de reintroducción utilizando individuos nacidos en cautiverio. Está en continua declinación en Ecuador (65 individuos), Perú (120 individuos) y Bolivia (sin datos de población). En Argentina y Chile (2.500 individuos entre ambas naciones) la situación es mejor, pero también se realizan programas de reintroducción. Amenazas La principal amenaza que enfrenta en toda su área de distribución es la creencia equivocada de los lugareños sobre su supuesta actividad depredadora sobre el ganado. En Chile, desde los tiempos de la Colonia, los campesinos y arrieros ya tenían esta concepción equivocada. Mataban a un animal herido o viejo y esperaban a que estas aves se lo comieran entero. Luego, al no poder volar por tener el buche lleno, los eliminaban a golpes de palo. En Venezuela, Colombia, Chile y Argentina se ha reportado la cacería de cóndores debido a este desconocimiento. Se han capturado ejemplares vivos que, al ser examinados, muestran restos de perdigones en sus músculos. El plomo es absorbido lentamente por los tejidos, lo que progresivamente terminara afectando al animal, causando su desmejoramiento físico y finalmente su muerte. Esta creencia se mantiene todavía en muchos lugares y se suma a nuevas amenazas que ponen en riesgo la supervivencia del cóndor andino: La pérdida de hábitat. Cada año, un considerable porcentaje del territorio previamente disponible para los cóndores es ocupado físicamente de manera temporal o permanente por seres humanos y sus actividades. Unidas a la presencia de nuevos pobladores vienen infinidad de secuelas que disminuyen las posibilidades de mantener poblaciones estables de la especie. La presencia de perros. Este animal se ha convertido en un gran competidor del cóndor al consumir rápidamente las carroñas. En Venezuela, Colombia y Ecuador alrededor del 30% de la biomasa disponible en forma de carroña es

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consumida por perros domésticos o asilvestrados. El problema aumenta debido al comportamiento natural del cóndor, que no baja a consumir carroña inmediatamente, sino que pueden transcurrir hasta tres días antes de que los animales se animen a hacerlo. Los perros, en cambio, consumen la carroña apenas la consigue y generalmente lo hacen durante la noche, cuando el alimento no está disponible para los cóndores. La exterminación de las especies autóctonas de las que se alimenta y su reemplazo por especies exóticas. Cada vez son más los animales destinados a la ganadería o cacería deportiva. En Argentina y Chile el manejo de grandes rebaños crea condiciones artificiales a las cuales se acostumbran los cóndores. Se concentran en áreas donde la ganadería es intensiva y desechan amplias zonas, antes rutinariamente usadas, por la baja disponibilidad de alimento en ellas. La muerte accidental por alimentarse de cebos envenenados. A nivel mundial se tuvo o tiene la costumbre de envenenar restos de animales con el propósito de exterminar depredadores como zorros, pumas o inclusive perros asilvestrados. En Venezuela, Colombia, Ecuador y Argentina esta es una práctica ampliamente usada por pobladores rurales que ocasiona serias e indeseables consecuencias para el resto de la fauna, entre ella el cóndor. El envenenamiento de origen secundario sufrido al consumir restos de animales cazados con municiones de plomo. Aunque no se tienen datos sobre su efecto en el cóndor andino, se tiene evidencia de la muerte de cóndores californianos (Gymnogyps californianus) encontrados moribundos en el campo, debido al consumo de restos animales que contenían residuos de plomo provenientes de balas o perdigones. En este caso se demostró la alta sensibilidad de esta especie a pequeñas dosis de este elemento. Las costumbres de algunos pueblos. En Perú y Ecuador todavía se llevan a cabo fiestas pseudo-religiosas en que son usados cóndores vivos. Estos ejemplares generalmente terminan muertos después de sufrir toda clase de golpes y maltratos. El DDT. Causó graves problemas para las aves rapaces y carroñeras debido fundamentalmente a que el consumo de animales con altos índices de este pesticida, acumulado en sus tejidos, causaba la posterior postura de huevos frágiles, los cuales se rompían con la presión normal ejercida por el cuerpo de la hembra o el macho al momento de la incubación. Capturas de ejemplares para colecciones. Aunque ha disminuido notablemente en las últimas décadas, sigue estando latente en países como Chile y Bolivia, donde cóndores son capturados para su exhibición en lugares públicos de recreación o como mascotas. El choque con estructuras. Es una de las causas de mortalidad en cóndores y otras especies de gran tamaño. La electrocución es un peligro latente sobre todo para los juveniles en etapa de aprendizaje, los cuales son atraídos por las actividades humanas y por estructuras artificiales durante sus primeros años. La mayoría de líneas de transmisión eléctricas en los países andinos, en parte debido a la difícil topografía, están colocadas en

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rutas milenariamente usadas por los animales para sus desplazamientos rutinarios. Igualmente las rutas de vuelo de las aerolíneas corresponden en gran medida a las usadas por cóndores, simplemente porque las razones para ser escogidas están basadas, tanto para el hombre como el animal, en la misma necesidad de maximizar la eficiencia y la seguridad en los vuelos. Falta de interés de los gobiernos para poner en práctica programas de conservación de la biodiversidad y programas educativos. La mayoría de las instancias en que se desarrollan programas de conservación de esta especie son efectuadas por instituciones o fundaciones privadas con poco o ningún apoyo de los organismos gubernamentales a quienes compete la materia. Además, a nivel legislativo no se cuenta con herramientas idóneas para asegurar el cumplimiento de las escasas leyes de protección de la especie.

Fuentes Consultadas AGUIRRE, Juan y EGLI, Guillermo. Aves de Santiago. 2004. 166 p. ISBN 956-299-427-9. ARAYA, Braulio y MILLIE, Guillermo. Guía de Campo de las Aves de Chile. Santiago de Chile, Editorial Universitaria, 1989, Tercera Edición. 408 p. ISBN 956-11-0683-2. AVES DE CHILE EN LA RED. Cóndor de los Andes. [En línea]. 1999. [Fecha de consulta: 19 de agosto de 2005]. Disponible en BIRDLIFE INTERNATIONAL. Species factsheet: Vultur gryphus. [En línea]. 2005. [Fecha de consulta: 4 de septiembre de 2005]. Disponible en CITES, Convention on Internacional Trade in Endangered Species of Wild Fauna and Flora. 18 de junio de 2001. COUVE, Enrique y VIDAL, Claudio. Dónde Observar Aves en el Parque Nacional Torres del Paine. Punta Arenas, Fantástico Sur Birding, 1999. 240 p. COUVE, Enrique y VIDAL, Claudio. Aves del Canal Beagle y Cabo de hornos. Punta Arenas, Fantástico Sur Birding, 2000. 266 p. ESTADES, Cristián (ed.). Estrategia Nacional para la Conservación de Aves 2004. Santiago de Chile, diciembre 2004. 22 p. FJELDSA, Jon y KRABBE, Niels. Birds of the High Andes. Apollo Books, Svendborg, Dinamarca. 1990. 880 p. FUNDACIÓN BIOANDINA ARGENTINA. 2000. GLADE A (ed). 1988. Libro Rojo de los Vertebrados Terrestres de Chile, Corporación Nacional Forestal (CONAF), Primera Edición. Ministerio de Agricultura, Santiago, Chile. 65 p. HAEMIG, Paul. Ecología de los Cóndores. [En línea]. 2005. [Fecha de consulta: 15 de agosto de 2005]. Disponible en KLEMENC, Stefan. The Flight of the Condor Home Page. 1997. MARTÍNEZ, Daniel y GONZÁLEZ, Gonzalo. Las Aves de Chile, Nueva Guía de Campo. Ediciones del Naturalista, 2004. 620 p. ISBN 956-8426-00-0. SAG (Servicio Agrícola y Ganadero). Cartilla de Caza. 1998. 84 p.

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