ACTA COLOMBIANA DE PSICOLOGÍA 11 (1): 167-168, 2008

Reseña de "Mentes asesinas la violencia en tu cerebro" de F. Ostrosky-Solís Acta Colombiana de Psicología, vol. 11, núm. 1, junio, 2008, pp. 167-168...

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Acta Colombiana de Psicología ISSN: 0123-9155 [email protected] Universidad Católica de Colombia Colombia

Morales Quintero, Luz Anyela Reseña de "Mentes asesinas la violencia en tu cerebro" de F. Ostrosky-Solís Acta Colombiana de Psicología, vol. 11, núm. 1, junio, 2008, pp. 167-168 Universidad Católica de Colombia Bogotá, Colombia

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ACTA COLOMBIANA DE PSICOLOGÍA 11 (1): 167-168, 2008 RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

NEUROCIENCIA, VIOLENCIA Y SISTEMA DE JUSTICIA LUZ ANYELA MORALES QUINTERO*

excepción de los apartados específicos sobre asesinos en serie. A lo largo del contenido del libro se invita al lector a conocerse a sí mismo y a quienes le rodean; ello con base en criterios explícitos y claros respecto a emociones básicas como el enojo. Leer Mentes asesinas motiva la reflexión en torno al tema de la violencia como un fenómeno cercano, próximo y real, versus la idea mítica de que se trata de un tópico que sólo atiende a casos extremos y de poca frecuencia. Ostrosky, docente y Directora del Laboratorio de Neuropsicología y Psicofisiología de la Facultad de Psicología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), anima a la reflexión sobre interrogantes de marcada importancia en la actualidad como las siguientes: ¿son los violentos personas libres para escoger entre el bien y el mal, o son esclavos de su condición biológica y de las circunstancias? ¿Podemos las personas normales llegar a presentar este tipo de conductas irracionales? El capítulo uno, Comprender la violencia, es esperanzador. En él, se alude al entendimiento de la violencia como pre-requisito para lograr el principal objetivo de su estudio: su prevención. En este apartado se da especial relevancia a la familia y a la educación de las emociones, tema que continuamente ha permanecido excluido de los manuales y ensayos de la criminología. Además, se recalca la necesidad de dedicar mayores esfuerzos en torno a la prevención, haciendo énfasis en que ésta se base cada vez menos en el ensayo y el error, y por el contrario, se sustente en la evaluación y aplicación de programas exitosos que hayan demostrado su efectividad. Al respecto, se indica que los estilos de educación, el nivel de apego afectivo, la tolerancia, el desarrollo de la empatía y de la compasión, son pilares de la prevención y son abordados de una manera sencilla pero enfática.

Ostrosky-Solís, F. (2008). Mentes asesinas la violencia en tu cerebro. México: Quo Libros.

Este libro constituye una de las pocas excepciones de publicaciones sobre el tema de la violencia y de la delincuencia, desde una perspectiva neurocientífica, escrito en español y dentro del contexto latinoamericano, particularmente el mexicano. La obra permite comprender el cómo y el por qué del comportamiento violento. Presenta una visión a la vez realista y optimista que ofrece interesantes posibilidades para la identificación, prevención y tratamiento de la violencia. Para ello, la autora presenta casos de diferentes lugares del mundo: Hungría, Estados Unidos, Indonesia, Colombia, y en especial México, haciendo comprensibles conceptos y explicaciones desde la neurociencia que pocas veces se presentan dentro del contexto criminológico. Mentes asesinas la violencia en tu cerebro, a través de sus seis capítulos, cumple con el objetivo de difundir los aportes de la neurociencia al estudio de la criminalidad, a través de una mirada integral del comportamiento violento. Ostrosky, quien ha publicado más de 15 libros y 200 artículos científicos sobre la relación cerebro-conducta, presenta modelos multicausales como los de Walters y Moffitt, los cuales resaltan la interconexión ordenada y sistémica entre distintos factores para explicar la delincuencia. En palabras de la autora: “Hay que decir que el síndrome de la criminalidad es el producto de predisposiciones biológicas –incluidas las genéticas- para cometer actos impulsivos y violentos, y de sus interacciones con factores psicológicos y sociales” (p. 223). Otro aspecto relevante es que el libro no está dirigido a mostrar un “problema de conducta” poco común, con

* Doctorante en el Programa de Comportamiento Social y Organizacional (Departamento de Psicología Social y Metodología de la Universidad Autónoma de Madrid). Docente de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Puebla y profesora de la Maestría en Criminología en el Instituto Nacional de Ciencias Penales, adscrito a la Procuraduría General de Justicia de México. [email protected], [email protected]

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En el capítulo dos, Las emociones y el cerebro, se aborda un tema indispensable en la Psicología y Criminología contemporáneas: la definición de las emociones y su relación con el cerebro, de tal forma que cualquier persona, sin ser experta en el tema, puede entenderlo. Ostrosky, explica la relación entre razón y emoción, así como el papel de los neurotransmisores, de las estructuras subcorticales y de la corteza cerebral. Además, se presenta un tema que sin duda representa desafíos en la investigación criminal: “los nuevos detectores de mentiras”. A partir del conocimiento generado por la ciencia del cerebro en esta sección se describen “tecnologías sensibles que indagan directamente sobre la fuente donde se generan las ideas evitando con ello el proceso consciente de mentir” (p. 73,74). Dentro de las técnicas mencionadas se encuentran: (a) la evaluación de actividad encubierta de la corteza prefrontal antes de que las personas realicen informes verbales; (b) la utilización de imágenes termales; (c) las resonancias magnéticas funcionales; y (d) las huellas digitales cerebrales, a través de electroencefalograma. En definitiva, el contenido de este capítulo abre interrogantes de gran relevancia como el siguiente: ¿cómo puede afectar el desarrollo del conocimiento del cerebro la manera en que se imparte justicia? El capítulo tres llama la atención sobre la necesidad de tener en cuenta si la violencia tiene causas externas o patológicas respecto a ella misma o sí es el problema de estudio en sí mismo. Lo anterior es relevante si se tiene en cuenta que en el primer caso, sería necesario actuar sobre las causas secundarias antes que sobre la violencia, como por ejemplo: la depresión, los ataques de enojo, el consumo de sustancias tóxicas, la personalidad, los celos, etc. De igual forma, se revisan los conceptos de violencia primaria impulsiva y premeditada, y se discute la importancia de estas distinciones en los propósitos de prevención y de tratamiento de la violencia. Asimismo, el texto se refiere a las implicaciones de los tipos de violencia sobre la evaluación de riesgo de reincidencia, en el caso de delincuentes. En este mismo rubro, el tema del terrorismo se aborda como ejemplo de uno de los subtipos de violencia. Adentrándose en la manera de pensar de los terroristas, se explica por qué se comportan como lo hacen y se plantea la posibilidad de comprender el comportamiento delictivo y particularmente violento. Sin embargo, de manera acertada, se advierte que la comprensión per se no funge como justificación para dejar libres a los responsables, pero sí debe considerarse como un llamado de atención a la ne-

cesidad de contar con estrategias complementarias o diferentes a la prisión para estas personas. El capítulo cuatro, Maldad y psicopatía, describe a quiénes se considera psicópatas. El concepto es tratado de manera realista y con criterios muy claros. Se ofrecen herramientas para la identificación de tal diagnóstico y para la prevención de relaciones con estas personas. Además, se dedica atención a las posibles víctimas, sugiriendo estrategias de prevención y de solicitud de ayuda, en caso de requerirla. En esta sección del libro, es de resaltar el apartado final acertadamente titulado: Desafíos legales y terapéuticos. Nuevamente aquí se sugiere la necesidad de que el conocimiento en este tópico se considere de forma seria en el sistema de justicia, en especial en lo que compete a la inimputabilidad, las consecuencias legales y los programas de tratamiento. En el capítulo cinco, Aniquilar para dominar, a la luz de diferentes estudios de casos en distintos lugares del mundo, se definen y distinguen conceptos como los de asesino en serie y asesino en masa. También se hace un importante aporte en cuanto a la propuesta de un perfil de los asesinos seriales a través de un listado de sus rasgos típicos. La autora termina este capítulo con un llamado al trabajo interdisciplinario entre Psicólogos, Sociólogos, Psiquiatras, Neurólogos y Biólogos para la elaboración de perfiles criminológicos. El capítulo seis, Juana Barraza: de víctima a multihomicida constituye, sin duda, un testimonio actual de la investigación de vanguardia en México. En él se presentan los resultados de las entrevistas y evaluaciones psiquiátrica y electrofisiológica realizadas por Ostrosky a una homicida serial mexicana de reciente captura. En los resultados se analizan aspectos como el funcionamiento cerebral, el procesamiento de información afectiva y respuestas emocionales (empatía, desagrado, etc.) ante estímulos neutrales, emocionales, agradables y desagradables, con y sin contenido moral. Por último, la profesora de la UNAM hace un interesante análisis sobre la neurociencia y el estudio de la violencia, así como su relación y posibles implicaciones en la concepción del libre albedrío (imputabilidad e inimputabilidad) en el contexto jurídico. Sin duda Mentes asesinas la violencia en tu cerebro ofrece un importante recurso de divulgación, útil tanto para profesores y alumnos, como para la sociedad en general, interesados en el estudio de la violencia y de la delincuencia.