SILOS FORRAJEROS DE SUELO – CEMENTO CONSIDERACIONES GENERALES: El silo tiene una función indispensable en todo establecimiento de campo. Toda granja, tambo, o establecimiento agrícola – ganadero que quiera intensificar su producción necesita proveerse de silos para almacenar forrajes . La difusión de esta estructura en todas las granjas de Europa y de los Estados Unidos la ha hecho de utilización tan común que nos releva de insistir sobre sus grandes ventajas. Año tras año aumenta el número de silos en todas partes, y en nuestro país, puede hoy decirse que es imprescindible contar en el campo con estas estructuras que permiten almacenar en forma económica la producción, y con ello, el que sea factible aumentar el rendimiento de las tierras en forma extraordinaria. Con la finalidad de divulgar entre los productores las ventajas que representa la posesión de un silo, y entre los constructores de la campaña su construcción en forma sencilla y económica, el Instituto del Cemento Portland Argentino, ha preparado el presente folleto de divulgación de los silos forrajeros de suelo cemento. El silo constituye la forma más barata de hacer reservas, estudios comparativos de costos con otras formas (rollos, los fardos, etc.) así lo demuestran. Con la ventaja adicional de que, en el caso de “silaje de maíz”, se trata de un forraje de muy alta calidad lechera; por lo tanto, es necesario destinarle adecuadas instalaciones que aseguren que el material ensilado se conservará con todo su valor nutritivo en el momento de consumo. Que el silo no respire es fundamental para obtener un buen material ensilado, la presencia del aire no permite que se produzca la fermentación láctica (anaeróbica) deseada, y sí procesos de putrefacción, perdiendo por consiguiente la calidad del mismo; esto lo evitamos con una correcta compactación, para lo cual es necesario poseer paredes que permitan “pisar bien al borde”, logrando de esta manera la “no formación de bolsas de aire”.
Por su hermeticidad no permite la entrada de aire lateral, evitando el tan perjudicial fenómeno denominado “tiraje de chimenea”, que oxigena el silo con el consiguiente aumento de temperatura por combustión del mismo, produciéndose así importantes pérdidas visibles e invisibles que no se observan pero que constituyen una apreciable disminución del valor nutritivo del mismo. El piso firme es una necesidad indispensable, y asea para administrar el silo mediante el uso de extractores o realizar la técnica de autoconsumo. Se logra utilizando para ese fin el suelo cemento, el que por su resistencia, bajo costo y fácil construcción hace que sea el elemento ideal para este tipo de instalación. Igualmente resulta la opción más conveniente para ser utilizado como piso de comederos. VENTAJAS DEL SILO
El silo ofrece efectivas ventajas en toda explotación ganadera. Permite el consumo de forrajes, el que en otra forma no sería aprovechado.
La alimentación del ganado con silaje, aumenta la producción de carne y de leche.
El silo aumenta la capacidad de producción del campo.
El silo disminuye el costo del forraje.
El silo permite el empleo de forraje que en otra forma no sería aprovechado: Todas las plantas forrajeras son aptas para el ensilaje, pudiéndose utilizar incluso algunas que no son aprovechables en estado natural. El cardo, por ejemplo, no lo come el ganado en estado verde, pero si después del proceso de fermentación que se produce en el silo. Ensilaje de maíz y sorgo:
El maíz considerado como forraje es una de las plantas más convenientes. En efecto, su valor nutritivo reside en un 40 % en las hojas y tallos y el 60% restante en los granos. Si se usa el grano una vez cosechado, se pierden las hojas y tallos desperdiciándose así gran parte del valor nutritivo de la planta. El silo permite el almacenaje de toda la planta de maíz, aprovechándose en esta forma en todo su valor. Para emplear el maíz como forraje, debe cortarse cuando se encuentra granado y antes de que comience a secarse (el rendimiento puede estimarse entre 25 y 30 toneladas por hectárea) Ensilaje de pasto: Con el ensilaje de los pastos se aprovecha la totalidad de la cosecha, al mismo tiempo que se aumenta su valor nutritivo. En el heno se pierde del 20 al 40% del peso durante el proceso de maduración y almacenamiento, aún en las condiciones más favorables. Por otra parte, al ensilar por ejemplo la alfalfa, se aprovecha la totalidad de las hojas, mientras que para obtener heno, aún efectuada la operación con máximo cuidado como mínimo se pierde un 20%, pudiendo llegar dicha pérdida a más del 30%. La alimentación del ganado con silaje aumenta la producción de carne y de leche: El proceso de fermentación del forraje en los silos produce un aumento de proteínas en la forma indicada en la Tabla 1. TABLA I – PROTEÍNAS CONTENIDAS EN DIVERSOS FORRAJES
Forraje Maíz Alfalfa Trébol Avena
Proteínas sobre materia seca % Seco o natural 3,9 11,3 13,4 9,4
Silaje 8,1 20,8 16,0 12,6
Este aumento del valor nutritivo del forraje, comprobado en numerosos estudios realizados en granjas experimentales, ha demostrado que el uso del silaje permite reducir las raciones alimenticias para conseguir un determinado aumento de peso, y que los animales alimentados con silaje producen una mayor cantidad y una mejor calidad de leche. El silo aumenta la capacidad de producción del campo: La cantidad de animales a pastoreo que pueden alimentarse por hectárea de campo está determinada por la bondad y rendimiento de la tierra. Mediante la preparación de ensilaje se llega hasta triplicar el número de animales que pueden mantenerse en igual superficie, con pastoreo natural. El silaje se usa como alimento integral o como complementario. Es bien sabido que la variedad de alimentos es la que produce el mayor rendimiento, así que aún cuando se utilice silaje como alimento fundamental es conveniente complementarlo con pastoreo natural. Si ello no fuera posible por la escasez de pastos naturales se complementará la alimentación con heno. Construcción: La construcción de silos forrajeros para el almacenaje de granos, constituirá siempre una solución conveniente para su conservación en buenas condiciones. Los silos y elevadores de granos construidos en forma estable van siempre acompañados de sistemas de circulación, removiéndose el cereal periódicamente. Esta circulación es imprescindible para la conservación del grano y se ejecuta cuando la elevación de temperatura o la humedad pasan los límites mínimos recomendables. La construcción de estos tipos de elevadores y silos resulta muy costosa y se han buscado otros sistemas de emergencia para almacenar las cosechas. El cereal almacenado, con grados de humedad conveniente, se conserva indefinidamente siempre que se mantenga en silos herméticos, impermeables al aire y al agua. Dadas las características de los suelos de toda la región cerealista del país, se ha ensayado con éxito almacenaje de cereales en silos forrajeros, los que pueden ser construidos en forma económica aprovechando las ventajas que brindan
las mezclas de suelo cemento, material que se emplea cada vez más como un valioso elemento constructivo. Suelos y mezclas de suelo cemento: La resistencia de una masa de tierra a la acción de las cargas depende de que los elementos constitutivos – limo y arcilla, cuyas partículas tienen distinto tamaño -, posean en mayor o menor grado dos propiedades físicas básicas: fricción interna y cohesión. La arena, con partículas más grandes, tiene elevada fricción interna y ninguna cohesión; en el limo, con partículas de tamaño intermedio, la fricción interna y la cohesión son bajas; mientras que la arcilla, con las partículas más chicas, posee fricción muy baja, casi inapreciable, a la vez que alta cohesión. Estas propiedades son susceptibles de modificación al variarse el contenido de humedad y realizar una adecuada compactación, resultando para cada suelo un porcentaje óptimo al cual corresponde una máxima resistencia. Pero este estado no es permanente, pues la pérdida o aumento de humedad alteran la estabilidad conseguida. El problema reside pues en compactar al suelo en esa condición óptima. Ello se consigue de la manera más efectiva con la adición del cemento portland, previa una adecuada preparación del suelo a utilizar. Pero los procedimientos indicados son tan sencillos, que la operación total tiene toda la simplicidad que se deduce de la expresión “mezcla” que usamos para definirla. El cemento portland actúa de varias maneras. Debido a sus particulares cualidades, todas ellas favorables para llegar a la finalidad perseguida: la estabilización de la tierra o suelo en su máxima resistencia posible. Al mezclar el cemento portland con la tierra, cualesquiera sean las características de ésta, aquél modifica las propiedades perjudiciales de los elementos componentes del suelo y además les suministra una nueva estructura de difícil alteración. Cuando se produce el fraguado, el cemento portland fija porciones del suelo, con lo cual se consigue estabilizarlo en su máxima densidad, que corresponda a su máxima resistencia, e impedir que ese estado pueda ser modificado por la pérdida o aumento de humedad. Además, el cemento portland, por la resistencia que adquiere al fraguar, refuerza la solidez de toda la masa, que se transforma en un material de elevada densidad y cuya resistencia es bastante mayor que la del ladrillo común.
Método constructivo: a) Excavación: La excavación puede practicarse fácilmente con palas de buey, terminándose el perfilado de las paredes con pico y pala. Es conveniente tener presente que en el caso de ser muy profunda la excavación, la pendiente de las cabeceras debe permitir la salida fácil de los animales que arrastran la pala de buey cargada. Una pendiente de 1 a 3 es adecuada y además permite la ejecución del revestimiento de suelo cemento sin necesidad de encofrados. El talud de las paredes laterales deberá fijarse en relación con la naturaleza del suelo, no debiéndose ejecutar paredes con una inclinación mayor que la que permita la estabilidad natural del terreno. b) Preparación de la mezcla de suelo cemento Para la mezcla del suelo con el cemento portland, el primero debe previamente ser pulverizado. Esta operación, puede hacerse fácilmente con cualquier implemento de los que abundan en las chacras. Cuanto más pulverizado está el suelo, tanto mejor será la mezcla resultante. Debe tratarse que el suelo pulverizado quede reducido a partículas menores de 0,5 cm de diámetro. La cantidad de cemento portland a agregar variará, según la naturaleza de los suelos, entre el 8 y el 10% del volumen del suelo compactado. La mezcla de cemento portland con el suelo puede hacerse a mano; por la coloración que toma la mezcla puede apreciarse cuándo se ha obtenido la uniformidad conveniente. La cantidad de agua a agregar será la diferencia ente la humedad óptima con la que se obtiene la máxima densidad y la humedad natural del suelo en el momento de la mezcla. Según sea la clase de suelo que se emplee, éste podrá humedecerse antes de la mezcla con el cemento portland. La cantidad exacta de agua a agregar, si bien sería necesario en cada caso determinarla por ensayos de laboratorio, puede – con un poco de práctica-, estimarse en forma objetiva. Tomando un puñado de mezcla húmeda de suelo y cemento portland, al apretarla deberá formarse un terrón consistente sin que deje la mano mojada. c) Colocación y compactación de la mezcla de suelo cemento.
Para la colocación y compactación de la mezcla se presentan dos casos distintos: que sea o no necesario el empleo de encofrados. El primer caso se presentará en la ejecución del revestimiento de las paredes laterales que pueden ser verticales o ligeramente inclinadas; y el segundo en la ejecución del piso o fondo del silo y en las rampas. El encofrado es simple y está constituido por tablones, parantes y puntales como se ilustra en la Figura Nº 1. Dada la rapidez de la ejecución no se necesitan más que los paños desencofrados. Estos se colocan a una distancia de la pared de suelo ya perfilado, igual al espesor del revestimiento, el que salvo casos especiales puede ser de 10 cm. La mezcla se compacta por medio de pisones de un peso de alrededor de 5 kg. La compactación se hace por capas de espesor no mayor de 20 cm de mezcla suelta, la que generalmente se reduce a la mitad. Antes de colocar una nueva capa de material suelto, es conveniente escarificar la superficie del suelo cemento ya compactado para tener una perfecta adherencia. El caso del revestimiento del piso y rampas es más simple, pues basta con colocar el material suelto en el espesor necesario, para que una vez compactado se obtenga el espesor deseado. La compactación también se obtiene por medio de pisones, o mediante equipos agrícolas. d) Curado Después de terminada la compactación es conveniente evitar la pérdida excesiva de humedad, ya sea por la acción del sol o del aire. Se puede cubrir las paredes y pisos terminados con arpilleras húmedas, y en aso de no ser posible, debe mantenerse húmeda la superficie mediante riegos de agua en las horas de mayor temperatura. Este curado debe mantenerse por lo menos durante 7 días.
FIGURA I
Vistas de un silo forrajero de suelo cemento