Primer Domingo de Adviento Devuélvenos la ... - Bienvenidos

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Domingo 4 de febrero de 2018 Quinto domingo del Tiempo ordinario. “¡El Señor sana a los que están afligidos!” Sal 146

Ven Espíritu Santo y enséñame a escuchar Tu Palabra. Ven Espíritu Santo y enséñame a vivir tu Palabra. Ven Espíritu Santo para que con tu fuerza sea un cristiano coherente. Ven Espíritu Santo y hazme nuevo para con otros pueda seguir a Jesús. Amén

Mc 1, 29-39

29Cuando salieron de la sinagoga, Jesús fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. 30La suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. Se lo dijeron a Jesús, 31y él se acercó, y tomándola de la mano la levantó; al momento se le quitó la fiebre y comenzó a atenderlos. 32Al anochecer, cuando ya se había puesto el sol, llevaron todos los enfermos y endemoniados a Jesús, 33y el pueblo entero se reunió a la puerta. 34Jesús sanó de toda clase de enfermedades a mucha gente, y expulsó a muchos demonios; pero no dejaba que los demonios hablaran, porque ellos lo conocían . 35De madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó y salió de la ciudad para ir a orar a un lugar solitario. 36Simón y sus compañeros fueron en busca de Jesús, 37y cuando lo encontraron le dijeron: —Todos te están buscando. 38Pero él les contestó: —Vamos a los otros lugares cercanos; también allí debo anunciar el mensaje, porque para esto he salido. 39Así que Jesús andaba por toda Galilea, anunciando el mensaje en las sinagogas de cada lugar y expulsando a los demonios.

Algunas preguntas para una lectura atenta

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Al salir de la sinagoga ¿A dónde va Jesús, con quienes y qué hace allí? ¿Qué pasa al atardecer de ese día? ¿Qué hace Jesús a la madrugada? ¿Cómo define Jesús su misión en Mc 1,38?

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Algunas pistas para comprender el texto: P. Damian Nannini1 El evangelio de este domingo contiene tres escenas concatenadas. En primer lugar la curación de la suegra de Pedro; luego las curaciones al atardecer; y, por último, la retirada de Jesús a la soledad para orar. Después de lo sucedido en la sinagoga de Cafarnaúm (evangelio del domingo pasado) Jesús va con cuatro de sus discípulos a la casa de dos de ellos: Simón y Andrés. No bien llegan le avisan que la suegra de Pedro está en cama con fiebre. Si bien no se precisa el tipo de enfermedad, el hecho de estar postrada sugiere cierta gravedad. Y Jesús la cura con el simple gesto de tomar su mano y levantarla. Estas acciones extraordinarias de Jesús son para san Marcos una manifestación de su autoridad divina. Esta victoria de Jesús sobre los demonios y las enfermedades anuncia la instauración del Reino de Dios. Una vez curada ella se pone a servirlos. Como era día sábado podemos suponer que a continuación compartió la comida propia de ese día festivo en esa casa con sus discípulos. Luego se indica con precisión que ya se había puesto el sol - por lo que había terminado la obligación del reposo sabático - cuando le llevan a Jesús los enfermos y endemoniados a la puerta de la casa, y Él los cura y libera. La última escena nos describe a Jesús que, antes del amanecer, se retira a un lugar desierto para orar. Allí lo encuentran sus discípulos para manifestarle que la gente de Cafarnaúm lo busca. La respuesta de Jesús no es volver allá sino ir a los pueblos vecinos para predicar allí, porque esta es su misión ("para esto he salido"). La intención del evangelista en esta escena es "destacar lo especial de la actuación de Jesús. Oración y misión de predicar constituyen una unidad indisoluble" (J. Gnilka).

Particularmente significativos son los versículos de Mc 1,21-39 pues describen lo que se ha dado en llamar "un día en la vida de Jesús". Esta presentación responde al interés propio de Marcos quien prefiere mostrar a Jesús obrando con poder y hablando con autoridad, pero sin consignar su predicación. Desde la perspectiva de los discípulos es importante porque pueden observar un día concreto en la vida de Jesús y conocerlo mejor. En efecto, a una persona se la conoce por su agenda, pues esta refleja sus valoraciones, es decir, las personas más apreciadas a quienes se dedica tiempo y atención; las actividades que se priorizan; el tiempo que le dedica a la oración y al descanso, etc. (F. Oñoro) ¿Cuáles son, entonces, las actividades que "llenan" un día en la vida de Jesús?     

Predica a la gente en la sinagoga. Cura a un hombre poseído por un espíritu impuro. Se retira a la casa con sus discípulos y allí cura a la suegra de Pedro. Cura a muchos enfermos y endemoniados que le llevan a la casa. Se retira a orar a solas muy temprano por la mañana.

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P. Damián Nannini: sacerdote de la Arquidiócesis del Rosario (Argentina); Licenciado en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico; Director de la Escuela Bíblica del CEBITEPAL – CELAM.

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Podemos decir que Jesús predica, anuncia la llegada del Reino; se compadece de los enfermos y endemoniados curándolos y liberándolos; comparte la intimidad de la casa con sus discípulos; se retira a la soledad para orar. Por tanto, su tiempo se divide entre la atención de la gente, el compartir con sus discípulos y la oración solitaria. Si seguimos el orden cronológico de su día (no el del relato evangélico) sus prioridades son:  la oración a Dios,  la atención de los necesitados,  el descanso o refugio familiar-comunitario. Algunos comentaristas nos invitan a ir más allá de las acciones concretas de Jesús para captar sus actitudes como evangelizador. En primer lugar su actitud de servicio por cuanto está siempre atento a las necesidades de los demás y pronto a asistirlos. Luego actitud de comunión por cuanto comparte la fiesta del sábado con sus apóstoles, se da tiempo para estar con ellos “en casa”. Y por fin, actitud de oración, de contemplación, pues busca la soledad y el silencio tan necesario para encontrarse con el Padre. Descubrimos entonces en Jesús un equilibrio interesante entre proximidad a los hombres y cercanía a Dios; entre inmanencia y trascendencia. En efecto, Jesús se manifiesta cercano a los hombres, atento a su necesidad de curación y de liberación del mal, físico y espiritual. Pero no se queda aquí, sino que sale a buscar en la oración solitaria el encuentro con el Padre, con el Absoluto, alejándose de los hombres…para volver a ellos renovado en su misión. También vemos que Jesús al cumplir su misión "no queda atado al éxito", sino que siempre tiene como prioridad la voluntad del Padre que lo ha enviado a predicar, a recorrer toda la región, por eso sigue su camino. En efecto, "Jesús no sucumbe a la tentación del éxito y de la notoriedad como nosotros, a riesgo de ser devorado por quien reclama una «proximidad» que se convierte en pretensión de poseer a Dios y domesticarlo. Jesús, por el contrario, «salió» para retirarse a orar; no se pone en el centro a sí mismo, sino al Padre. Jesús realiza verdaderamente su propio «éxodo» desde las expectativas de la gente, aceptando, en cambio, la difícil voluntad de Dios. Nuestra plegaria debe ser, por eso, una búsqueda de la voluntad de Dios a ejemplo y con la ayuda de Jesús" (G. Zevini- P. G. Cabra) Los discípulos, de ayer y de hoy, encontramos aquí toda una escuela de vida cristiana y luz profunda para examinar nuestra labor misionera. Sobre esto último dice L. Rivas "Observemos si en nuestra tarea nos quedamos en las solas palabras sin llegar a los gestos liberadores, o si por el contrario nos dejamos absorber por la acción de nivel social sin dar lugar a la proclamación del misterio de Dios. Preguntémonos si nuestra predicación y nuestra acción están suficientemente fundamentadas sobre la oración incansable. Y finalmente hagamos un examen de conciencia para saber si en nuestras tareas apostólicas buscamos la gloria de Dios, o si medimos los éxitos por el renombre que adquirimos en la comunidad. Tomando como modelo a Jesús, el primer evangelizador, llegaremos a ser verdaderos misioneros". Continuamos la meditación con las siguientes preguntas:

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¿Para qué cosas

encuentro siempre tiempo en mi vida? Según el uso de mi tiempo, ¿cuáles son mis prioridades? ¿Qué tiempo le dedico a Dios, a mis obligaciones, a los demás, a mí mismo? ¿Mis valoraciones están de acuerdo con lo que Dios quiere de mí? 3

Gracias Jesús porque hoy también vienes a mi casa. Eres el único que puede curarme. Hazme fiel en el servicio y libérame de la búsqueda del éxito. Quiero estar contigo en la intimidad y juntos hablarle al Padre. Aquí está la agenda abierta de mi corazón, te entrego mi tiempo, sin recortes ni reducciones. Ayúdame para que el anuncio Reino sea mi prioridad y se palpe en mis gestos. Amén.

“Jesús que pueda ser fiel en el servicio y tener mis momentos de encuentro en la oración con el Padre”

Durante esta semana elijo realizar un servicio concreto que antes no haya hecho en mi lugar de trabajo o estudio.

““Para hacer buen uso del tiempo ama ardientemente y constantemente; debemos entregarnos totalmente al amor, dejando que actúe por nosotros”, Santa Margarita María.

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