“Sus heridas nos han curado” Lola Arrieta Índice

cuerpo, memoria, entendimiento y voluntad, sentidos interiores y exteriores y apetitos de la parte sensitiva y espiritual, todo...". ¡TODO!, dice San ...

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“Sus heridas nos han curado” Lola Arrieta

Índice Introducción...........................................................................................................7

Primera parte: Amor y heridas.......................................................................11 Capítulo 1. Acerca del Amor: ¿Qué tiene el amor que hiere?..............................11 Capítulo 2. Sobre las heridas: aproximación al concepto y factores que influyen......................................................................................................33

Segunda parte: Conflictivas de crecimiento que preocupan.....................51 Capítulo 3.0. Movimiento, motivaciones y heridas de crecimiento en la opción de amor célibe.........................................................................................................51 Capítulo 3.1.. Célibes para “guardar ganado”. Cuando el celibato se imagina como solución de las heridas. Motivaciones de supervivencia.....................................................................................................61 Capítulo 3.2. Célibes con “otros oficios” distintos del amor. Cuando el celibato es sustantivo y no adjetivo. Motivaciones ambiguas y negativas..67 Capítulo 3.3. Célibes “Porque ya sólo en amar es mi ejercicio” Cuando el celibato se asume como un modo de amor entre otros. Motivaciones nobles y de positividad.......................................................................................79

Tercera parte: Conflictivas de toda la vida que hay que afrontar.............87 Capítulo 4.1. Padecer soledad y pérdidas............................................................87 Capítulo 4.2. Padecer crisis psíquicas que afectan la existencia..........................99 Capítulo 4.3. Padecer rechazo y violencia.........................................................107

Epílogo: “Sus heridas nos han curado” (Is 53,5). ¿Tendremos fe para creer que sus heridas nos han curado?.........................................................121

- Capítulo 3.3. Célibes “porque ya sólo el amor es su ejercicio”. Cuando la opción de amor célibe se asume como un modo de amar entre otros. Motivaciones nobles y positivas.

Así comenta Juan de la Cruz esta motivación "porque ya sólo en amar es su ejercicio". "Que ya todos estos oficios están puestos en el ejercicio de amor de Dios, es a saber, que toda la habilidad de mi alma y cuerpo, entendimiento y voluntad, sentidos interiores y exteriores y apetitos de la parte sensitiva y espiritual, todo se mueve por amor y en el amor, haciendo todo lo que hago con amor, y padeciendo todo lo que padezco con sabor de amor. Esto quiso dar a entender David (Salm 58,10) cuando dijo: Mi fortaleza guardaré para ti" 59. Me resulta profundamente sugerente que Juan de la Cruz en su descripción de lo que es vivir centrados en la opción de amor recibida no niega nada, no anula nada, sino que presupone a todo el ser centrado en sí-más allá de sí-orientado hacia el amor-saboreando el amor. ¡Al fin el buscador ha encontrado trabajo definitivo y estable y no necesitará colocarse en mil oficios a tiempo parcial!: "Que ya sólo en amar es mi 59. Obr. Cit. p.739.

ejercicio". De nuevo es después; cuando la persona puede sorprenderse viviendo algo dado como don y asumido con responsabilidad. Ya no vive la opción de amor célibe como solución a heridas, (aunque muchas hayan cicatrizado a la luz de Dios en el camino de la búsqueda). Ya no padece las tensiones que le hacen vivir como opuestos irreconciliables la sexualidad y el amor, ya no concede al celibato el protagonismo que no tiene. Las características que recoge Juan de la Cruz en este momento puedo reconocerlas también en aquellos que van avanzando en el camino del amor, y viven con una sencillez y simplicidad a veces pasmosa, verdadera experiencia cristiana, -yo diría hasta mística- de Dios. De nuevo los testigos que me regalan su confianza me posibilitan esta reflexión: a) El reconocimiento adecuado de la propia vulnerabilidad: "toda la habilidad de mi alma y

- 80 cuerpo, memoria, entendimiento y voluntad, sentidos interiores y exteriores y apetitos de la parte sensitiva y espiritual, todo...". ¡TODO!, dice San Juan de la Cruz, no se deja nada en el tintero. Cuando se llega a poder decir este todo así de sencillamente es porque la sexualidad y el amor están reconciliados. No hay nada de lo que se reniegue, nada que se pretenda tapar. Es una experiencia de centramiento. Y el centramiento, como ha dicho Don Goergen, O.P "va de la mano con la globalidad de nuestra vida" 60. Tal y como se expresa, no se intuye que habla de recorte ni represión, sino de haber encontrado un objeto en el que centrar y desplegar todas las energías, potencialidades, habilidades, todos los dinamismos del amor. ¿No es esto la opción de amor célibe?: el despliegue profundo de todo el ser en torno a aquello que se ha descubierto como seña de identidad: el ejercicio del amor. Todo, el placer también, pero orientado hacia la vocación recibida. ¿No dijo el mismo Jesús, "mi alimento es hacer la voluntad del Padre"?, que traducido en nuestros términos sería: "¡Qué placer tan gozoso me resulta a mi hacer la voluntad del Padre. ¡Cuánto me alimenta!". No significa

que se vea libre de las dificultades y molestias de su psicología, de las exigencias del cuerpo, pero ya todo es distinto. Recordemos a Jesús en Getsemaní, con qué fuerza vivió el terror y la resistencia propia de la condición humana. ¿Será este el descanso ofrecido por Dios a aquellos que escuchan su Palabra y ponen de su parte para que no se les endurezca el corazón?: "Apresuraos a entrar en el descanso de Dios...() Porque la Palabra es viva, penetrante, más cortante que una espada... penetra hasta el fondo del alma, hasta las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Así que no hay criatura que esté oculta a Dios. Todo está al desnudo y al descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas" (Heb. 4,11-13). (Y ya nos acordamos de qué cuentas se trata: las del amor (cf. Mt 25). b) La pasión de Dios que atrae: "Todo se mueve por amor y en el amor". De nuevo el movimiento en espiral. Aquí se expresa claramente que todo esto se hace posible porque se siente atraído por amor y en el amor. Pero si alguien quisiera entender como genérico el amor, San Juan de la Cruz se encarga de apostillar bien a quién se refiere, cuan-

60. DON GOERGEN, O.P., Llamados a una vida Casta y sana. Apuntes ciclostilados.

- 81 do fundamenta su comentario en el Salm 59,10 (58): "A ti te estoy aguardando, porque tú, Dios mío, eres mi fortaleza". El Dios que atrae es el Dios de amor, el que dice en boca de Jesús: "Escucha, Israel, amarás..." (Dt 6,4), y puede decirlo en forma de imperativo61 porque quien lo escucha tiene la experiencia de la alianza, la memoria agradecida de que ése que le atrae es el que está presente en la vida desde siempre, aunque haya tardado mucho en poder identificarlo. El imperativo “Escucha” indica que el Señor mismo es el que entabla la relación, el que toma la iniciativa de atraer, lo cual permite al interlocutor responder descubriendo en Dios un significado en el que jamás habría soñado ninguna religión. Cuando Dios se revela, la experiencia de orar se hace encuentro personal, un encuentro que arrastra, que personaliza, centra, sorprende; un encuentro de amor que se acoge y al que se asiente. Un encuentro que trasciende y abre al misterio. Un encuentro, al fin, que lleva a la obediencia por amor. Por eso, siendo el amor la experiencia más personal que existe, la persona se

compromete con TODO lo que es. Por eso, también, el mandato Bíblico que Jesús recoge concierne a todas las dimensiones de la existencia: "todo el corazón, toda el alma, todas las fuerzas...". Y dice Vergotte con una finura impresionante: "Con todo el corazón" designa la tendencia afectiva y activa que surge del cuerpo impulsado e imantado por la memoria. "Con toda el alma": tu ser en cuanto que está animado por el aliento de vida que viene de Dios, y que una vez infundido en sus criaturas, es activo en el núcleo más intimo de las mismas. "Con todo tu pensamiento": todo lo que compone la vida del Espíritu: las representaciones del deseo, los intereses, los juicios, los razonamientos de la sabiduría, la inteligencia. "Con todas tus fuerzas": la intensidad de tu poderser y de tu poder-obrar. De esta manera corresponde al amor movilizar los mejores recursos del corazón, del alma y del pensamiento" 62. Esta relación intensamente afectiva, verdadera relación de amor, no se improvisa. Hay que decidirse a no perdérselo, arriesgarse a cultivar la relación directa con Dios, ¿no es algo de esto a lo que se nos llama a los seguidores y seguidoras de Jesús, en cualquier estilo de vida y específicamente en nuestra opción de amor?

61. Sobre esta experiencia de amor, me ha ayudado muchísimo el estudio de VERGOTTE, A., Amarás al Señor, tu Dios. Identidad cristiana. Edit. Sal Terrae. Santander 1999, p. 170. 63. VERGOTTE, Obr. Cit. p. 171.

- 82 Me impresiona descubrir que en la actividad misionera del Jesús de Marcos (Mc 1,32-39) se vincula estrechamente predicación, curación y oración. "El encuentro en soledad con el Dios que le ha enviado se vislumbra como definitivo en la orientación de servicio y entrega gratuita que ha de acompañar su camino" 63. Y aquí enganchamos con la tercera característica que descubro en San Juan de la Cruz. Porque cuando se vive esta experiencia de encuentro de Dios que atrae, este encuentro no deja -a quien lo vive verdaderamente-, encerrado en sí mismo, sino que se siente lanzado y enviado al anuncio del amor. c) La Pasión de Dios por el mundo, que también atrae. "Haciendo todo lo que hago con amor. Padeciendo todo lo que padezco con sabor de amor". Aquí entra el verbo hacer, aquí se concretiza el proyecto de vida: aquello a lo que la persona que vive esta situación se siente enviada. Porque al igual que ocurre con Jesús, el celibato tiene razón de ser en relación al Reino del Padre. El proyecto de vida, como seguidores y seguidoras de Jesús es el significado de positividad que nuestro celibato tiene que ofrecer al mundo en

todo momento, en cada cultura y en cada latitud, visibilizado en nuestro modo de relacionarnos, en los hábitos y costumbres, en las inquietudes que nos atraen, las causas en las que invertimos nuestro tiempo; es, en resumen, la actitud total ante la vida. Por eso nuestro celibato hoy tiene una dimensión contracultural. No se trata ya de justificarlo desde la funcionalidad, sino desde el sentido mismo que descubrimos en el celibato de Jesús. La pasión del amor célibe es la pasión misma de Jesús por el mundo de Dios, al que se entrega incondicionalmente con una veracidad tal que le lleva a la muerte. El amor célibe lleva a anunciar al mundo que las relaciones entre varones y mujeres, los hombres y mujeres entre sí, son -¡y pueden ser!, relaciones verdaderamente de amor; no mediatizadas por la posesión, el dominio ni la dependencia, la raza, el género, el sexo, la edad. Es verdad que no podemos aspirar a ser entendidos por una sociedad que no comprende para nada el sentido del celibato ni por los clérigos representantes de nuestra Iglesia institucional tan preocupados por la continencia y la ortodoxia. Es por eso por lo que necesitamos una sana libertad para liberarnos de las presiones externas y arriesgarnos a vivir el amor auténtico.

63. ESTÉVEZ, E., Y todos los que le tocaban quedaban curados, Rev. Sal Terrae. Abril 1997, p. 330.

- 83 No seremos los primeros. Jesús, el que va delante de nosotros, ya lo hizo así con la gente de su tiempo. ¿Podemos imaginar lo que significó tanto para Jesús, como para la mujer herida de flujos de sangre (Mc 5,24-34), atreverse ella a tocarlo y Jesús a verbalizar en público: "¿quién me ha tocado?". ¡Toda una auténtica subversión! "En el tiempo de Jesús, la ley prohibía a las mujeres relacionarse abiertamente cuando el ritmo de la sangre fluía de su cuerpo. Ni tocar ni ser tocado. Límites bien precisos que protegían la pureza de la comunidad y evitaban el contacto con Dios. Fronteras que no se debían pasar porque de otro modo la identidad grupal se vería amenazada" 64. En nuestra sociedad y en nuestra Iglesia sigue pasando lo mismo. Y por eso, algunos, obsesionados en su miedo a transgredir la norma, niegan su sexualidad y evitan el contacto con el mundo y con las grandes causas que hoy gritan liberación en nombre de Jesús. El modo de relación alternativa del estilo de amor célibe es "llamada a la vida religiosa para insertarse en la realidad a la manera de Jesús. La Encarnación de Jesús es una decisión de Dios a entrar en la vida humana.

Desde una Iglesia que nos invita a compartir el sufrimiento y las alegrías de los hombres y mujeres de nuestro tiempo, sobre todo los pobres, debemos insistir en la denuncia de la perversidad de un sistema que invade nuestro mundo, y asumir las consecuencias que de ello se puedan derivar".65 Por eso el amor célibe no atañe sólo a la sexualidad, sino a todas las dimensiones de nuestra vida: al proyecto total, personal y comunitario en que se concretiza todo seguimiento. Nuestro orar, sentirnos comunidad en misión, estar disponibles en el servicio, vivir y abrazar la pobreza solidaria sólo tiene sentido desde el mismo Jesús que nos llama a su seguimiento. De no vivir así, ¿para qué abstenerse? Todavía descubro una cuarta característica en esta reflexión de Juan de la Cruz que es la que posibilita vivir lo que anteriormente hemos reflexionado. d) Vivir al aire del Espíritu. "Padeciendo todo lo que padezco con sabor de amor". Si algo me llama profundamente la atención de aquellas personas que las percibo con una exquisita experiencia de Dios, y viviendo con gozo su celi-

64. ESTÉVEZ. Obr, cit. p. 328. 65. Inserción Evangelizadora. Documento del Cap. XXIV de las Carmelitas de la Caridad Vedruna. Nº 9, 1999, p. 16-17.

- 84 bato, es precisamente esto: la libertad de movimientos. Una libertad que transmite en todo: la libertad de quien toca el cielo mientras pisa la tierra (cf. Sab 18,16). Libertad por vivir al aire del Espíritu que le lleva a afectarse profundamente y conmoverse en sus entrañas (cf Mc 1,41), como Jesús. Pero no un sentimiento superficial, ni pasajero, sino aquel que remueve todo el ser, el que lleva a padecer y compadecerse con el sufrimiento, movilizándose ante ello para dar respuestas liberadoras, sin perder por ello su libertad. Libertad para dirigirse a Dios en el vacío de todas las imágenes. No deja la Palabra, que por supuesto la saborea y la devora, no deja de mirar a Jesús, pero su corazón ansía algo más: encontrarse directamente con Dios, aquel que ni el ojo vio, ni el oído oyó ni criatura alguna puede imaginar. Es esa apertura a una realidad que trasciende por lo que se empieza a intuir que no se hace posible vivirla mientras habitemos en el cuerpo, pero algo de su brisa suave se va sintiendo en esa certeza de fondo: la certeza del amor. Libertad que supone una actitud continua de contemplación y discernimiento: saborear lo que hay de amor

en cada situación y discernir desde ahí, lo que se le pide, o a lo que se le empuja, pero siempre desde ese sabor de amor que alienta. Cuando la vida me sorprende siendo testigo de cómo Dios va regalándose así a quien verdaderamente lo busca, tengo la sensación de estar ante el misterio: es la mística del amor, la que trasciende el calendario de los siglos y permanece ahí como oferta de Gracia y posibilidad a quien ha escuchado el susurro de su voz: "¿si, quieres?"....y se anima resuelta y determinadamente a seguirlo. Yo creo que quien vive una experiencia así también "cae bajo sospecha de la Institución Eclesial, que necesita como soporte un Dios hecho de fuerza y poder y que, por ello, ve en el contento y el gozo una amenaza intolerable" 66. Es una pena que los que se dedican a poner puertas y cerraduras al amplio campo del amor, de tanto pensar, reflexionar y velar por la ortodoxia se les haya atrofiado el oído para escuchar los rumores de ángeles que en el mundo de hoy anuncian que Dios existe y el amor célibe es posible vivirlo con profundo gozo, aunque haya heridas.

66. DOMÍNGUEZ, C., Experiencia mística y psicoanálisis. Cuadernos Fe y secularidad. Nº 45. Madrid 1999. p.43.

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Taller de reflexión 8. 1. "Porque ya sólo en amar es mi ejercicio". Saborea la frase, deja que te vengan momentos de tu vida en los que has sentido que eso era verdad en ti. ¿Vives esto como anhelo en el presente?, ¿qué te lo suscita?, ¿cómo lo alimentas?, ¿cómo te lo concede en Señor? 2. Lee los cuatro rasgos en que se concretiza esta situación vital. ¿Qué rumores de ángeles te dicen que este modo de amor es posible? Piensa en personas que por su estilo de relación y su actitud de vida, percibes que viven así. ¿Qué te suscitan estas personas? 3. Para Jesús, según decía era "todo un placer y un gusto hacer la voluntad de su Padre". Y tú, ¿de qué te alimentas en los terrenos del amor?, ¿cómo es en presente, para ti, alimento, la voluntad de Dios?, ¿dónde la descubres?, ¿dónde se te revela?, ¿dónde lo buscas? 4. Identifica las cuatro características que configuran una opción de amor célibe liberada y centrada. ¿Cuáles de ellas configuran la constelación de tu amor célibe?, ¿cuál cultivas más?, ¿cuál menos? ¿Cómo se te concede gozosamente desde fuera? ¿Cuál es el sentido de tu amor, hoy? 5. Vete al texto del Dt. 6,4. Lee lo que A. Vergotte comenta sobre él. ¿Cómo recibes hoy este texto? Escribe una carta u oración a Dios en respuesta a su llamada. ¿En qué aspectos de tu vida sientes el despojo? ¿En cuáles notas que necesitas ser mucho más purificado? 6. Identifica, -si es que existe- esa situación en la que siempre te resistes. La que constituye para ti herida, tentación, motivo de rechazo por parte de los otros. Vete al texto de la mujer de los flujos de sangre (Mc 5,24-34). a) Léelo gustándolo. b) Date cuenta de todos los detalles, vivencias, movimientos que hace y lo que dice la mujer. c) Date cuenta también de todos los detalles, movimientos, gestos, palabras que hace Jesús.

- 86 d) Date cuenta de lo arriesgado y comprometido, afectiva y sexualmente hablando, de la relación entre los dos. e) Ahora colócate tú en el lugar de la mujer, y reconstruye tu propia historia con Jesús. 7. Párate en la cuarta característica: "Vivir la libertad del Espíritu". ¿Te empuja esa libertad a acercarte a los heridos y relacionarte con ellos, así, como Jesús? ¿Se te conmueven las entrañas? ¿Ante qué circunstancias concretas de vida se te conmueven en las entrañas?